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Instituciones perversas

Para una ciudadanía madura como la que hoy constituye México, no es un secreto que las instituciones públicas en tanto que son organismos con cierta autonomía y poderío político y económico, cuanto más sólidas son, contribuyen más y mejor al desarrollo de un país, ya que mediante éstas, los gobiernos procuran el bienestar común. Se podría decir que las instituciones son la base sobre la cual descansa la sociedad porque dan certidumbre a la ciudadanía cuando éstas cumplen con eficacia y eficiencia las funciones para lo que fueron creadas, y siempre dentro de un marco de derecho. Lógico es deducir que cuando las instituciones empiezan a incumplir, entonces la sociedad resiente, y hace consciente el hecho de que algo anda mal en el gobierno.

Hoy en día, a poco tiempo de realizar elecciones para presidente de la república, diputados, senadores y gobernadores en algunos estados y alcaldes en muchos municipios, México está más sensible y consciente de la situación que priva en el gobierno federal y en algunos gobiernos estatales; y ejerciendo su derecho de libertad de expresión, ha asumido una actitud crítica y puesto en la balanza los aciertos y errores del presidente Peña Nieto y su administración, así como el rol que ha jugado el Congreso de la Unión, fijando su atención en el partido político que representan los senadores y diputados, y en el desempeño de gobernadores y alcaldes.

Aunque, hoy por hoy, son muchas las instituciones que no están funcionando como debieran, hay una que se lleva el abucheo: La PGR, por su imparcialidad manifiesta en los casos Ricardo Anaya y César Duarte; dos casos con una actuación contraria; con el primero fue la diligencia, la celeridad; mientras que con el segundo, fue la indiferencia, la apatía, la negligencia deliberada, incluso para localizarlo; y ya ubicado, ha habido desinterés en los trámites de extradición; pero el colmo fue la reciente declaración en la que determina no ejercer acción penal alguna en contra de César Duarte. Así, sin más explicaciones, con la ominosa arrogancia y omnipotencia execrable de quien se sabe impune.

Y a partir de esta realidad, me pregunto: ¿Son estas las instituciones que México le debe al PRI, según Meade? ¿Es el TEPJF también palero del PRI y de Meade, y por ello resolvió a favor de éste, la impugnación sobre la regla establecida por el INE de no debatir en este período de inter-campaña? ¿Entonces para qué son las reglas? ¿No deben ser los candidatos presidenciales los primeros en acatar las leyes y reglamentos electorales? ¡Y todavía México tiene una deuda muy grande con el PRI! ¿No será al revés?

Malo para el país, grave para el PRI, la pifia cometida por la PGR, porque este hecho sólo demuestra el uso faccioso de las instituciones para proteger a quienes detentan el poder; una oligarquía, una partidocracia que ha saqueado los recursos del país, con la anuencia y participación activa del propio y nefasto presidente y su gabinete. Huelga decir que la democracia en México no ha terminado de consolidarse; y que en un sexenio damos un paso adelante; y en el siguiente, dos pasos hacia atrás; pues ahora no hubo democracia al interior de los partidos que han formado coaliciones; y en el caso de Meade fue un acto de regresión al pasado, la designación, la nominación, no la elección de militantes partidistas.

Héctor García Pérez

Comarca Lagunera

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