Desde 1994 y en promedio cada tres o cuatro años se ha desarrollado la Cumbre de las Américas, una reunión en la que los presidentes y ministros de los países de América tratan temas de índole diplomática, comercial, desarrollo sustentable, cooperación y alianzas públicas y privadas. Este año tuvo lugar los días 13 y 14 de abril en Lima, Perú, país que por cierto acaba de tener relevo presidencial luego que expresidente Pedro Pablo Kuczynski dejara la primera magistratura hace apenas unas semanas luego de verse envuelto en un escándalo de corrupción por su relación con la empresa brasileña Odedretch durante los años en que fungió como ministro de Economía y Finanzas hace más de una década.
La Cumbre, que recién concluyó, deja varios puntos abiertos que tendrán preocupados a más de uno. De los 34 países que asistieron (a Venezuela se le revocó la invitación debido a la alteración del orden democrático que impera en esa nación), seis gobiernos enviaron a representantes, lo que se traduce en un evidente desaire a la que debería ser la reunión más importante a nivel continental. De todas las ausencias, la que más llama la atención es la del estadounidense Donald Trump, ya es que es la primera vez que un mandatario de ese país no asiste. El martes 10 de abril, el presidente de Estados Unidios canceló su viaje a Perú y anunció que en su representación acudiría el vicepresidente Mike Pence. De manera oficial, la Casa Blanca aseguró que el ataque con armas químicas en Siria fue la razón por la que Trump debía quedarse en Washington.
El presunto uso de estas armas por parte del gobierno en contra de la población civil, ocurrido el pasado 7 de abril, obliga a Estados Unidos y a sus aliados a concentrarse en eliminar la amenaza que representa el que Siria y sus aliados, Rusia e Irán, continuara con el uso de dichas armas, que están prohibidas desde el fin de la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, el monitoreo de la situación podía realizarse desde Perú.
La Cumbre de las Américas sin duda enfrenta una crisis que podría tener consecuencias serias, y es que el hecho de que varias naciones como Ecuador, Paraguay, El Salvador y Guatemala no hayan sido representadas por sus presidentes y/o ministros, aunado a que el país más poderoso del mundo los haya dejado con un palmo de narices, es indicativo de que existen desunión, falta de interés y objetivos muy diferentes.
Donald Trump refuerza la idea de que para Estados Unidos lo que suceda en América Latina no es prioritario, acorde a su discurso xenófobo. En casi dieciséis meses al frente de su país, Trump no ha visitado un solo país latinoamericano, Perú iba a ser su primera vez.
Uno de los principales retos que en el corto plazo enfrentan los gobiernos latinoamericanos fue el tema de la Cumbre de las Américas: “Gobernabilidad democrática frente a la corrupción”. La corrupción es un cáncer profundamente enraizado en los gobiernos, la sociedad y sus instituciones.
