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Herencia Machista

Diálogo

YAMIL DARWICH

Hay dos tipos de herencia que podemos recibir: la biológica, a través de los genes y la social, por tradiciones en usos y costumbres durante generaciones: los "gen sociales".

Solidarios al festejo del "Día de la Mujer", vale la pena hacer mención de la herencia machista que hemos recibido al paso del tiempo con influencia de nuestra cultura judeo-cristiana.

En "Jesús, aproximación histórica", José Antonio Pagola, hace un análisis detallado de los orígenes del cristianismo y la herencia dejada; asienta los grandes abusos que el humano antiguo ejerció contra la mujer que, sin duda, han dejado huella en nuestra memoria social y forman parte del llamado complejo del "Machismo".

En esa cultura -algunas costumbres vigentes aún, aunque atenuadas- hubieron mujeres viudas o repudiadas por sus maridos que tenían pocos recursos materiales para vivir, comer o curarse, siendo consideradas inferiores al hombre y aún de menor valía que aquellas casadas y/o viviendo al amparo de sus familias.

Jesús luchó contra eso; son ejemplos María Magdalena, Martha y María -hermanas radicadas en Betania- o Salomé; además de otras, como la hemorroísa que tocó el manto de Jesús, la sirio Libanesa que pidió recoger como los perritos las migajas que caían de la mesa o prostitutas. Todas,valerosamente fieles a Jesús, hasta la crucifixión.

Las mujer no era de tenérsele confianza -Eva, o las citadas en las lecturas sapienciales-; impuras al menstruar y posterior al parto, asignándoles dos funciones primordiales: servir al varón y tener hijos. Consideradas fuente de tentación y ocasión de pecado.

El escritor judío Filón de Alejandría -contemporáneo de Jesús- decía que "mientras el hombre se lleva por la razón, la mujer se deja llevar por la sensualidad"; Flavio Josefo -cronista romano- asentaba: "según la Torá, la mujer es inferior al varón en todo".

Relegada al hogar, lejos de la vista de otros varones, debían cuidar su propia honorabilidad, por lo tanto permanecer encerradas en sus casas.

En descargo, a pesar de todo, eran reconocidas y admiradas por sus esposos al darles hijos, cuidarlos, inducirlos en la fe y atender las obligaciones del hogar; el Rabí Jacob decía: "el que no tiene esposa no conoce lo bueno, vive sin ayuda, sin la alegría, sin bendición".

Al salir de casa, debían ser acompañadas por un familiar y ocultar su rostro y les era prohibido hablar con extraños -imposiciones sociales achacadas a los árabes-

Tampoco podían participar disfrutando en banquetes y su testimonio no era válido ante el varón; asistían al templo separadas de los hombres y al ser consideradas inferiores no estaban obligadas al rezo diario -Shemá- o peregrinar a Jerusalén; tampoco era común fueran iniciadas en el conocimiento de la Torá y los escribas no las aceptaban como discípulas.

El rabí Yehudá, recomendaba orar diciendo "bendito seas señor, porque no me has creado pagano, ni me has hecho mujer, ni ignorante".

En cambio, Jesús se acompañaba de ellas -junto a los apóstoles y seguidores-, les daba trato igualitario y respetuoso, sentándolas a su mesa, provocando el escándalo.

Él, nunca las trató despectivamente ni les recomendó vivir sometidas irracionalmente a sus esposos, mostrándoles respeto y compasión. Ejemplos: María bañándole con lágrimas los pies o aquella a quien salva de ser lapidada.

Las trata con amor fraterno, sin intención de sexualidad y negando sean consideradas causa de pecado; sentencia: "Todo el que mira a una mujer deseándola ya ha cometido adulterio en su corazón" (Mateo 5,28-29).

Critica a quienes las ven como vientre fecundo o amamantadoras; le dijeron: "dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron" y el contestó "dichosos mas bien los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen",contrariando usos y costumbres judíos.

También refutó la idea de considerarlas servidoras del hogar; cuando Martha, la hermana de Lázaro se queja de que María no la ayuda, el contesta: "Martha, Martha te preocupas y te agitas por muchas cosas y hay necesidad de pocas, o mejor de una sola. María ha elegido la parte buena que no le será quitada".

El amor hacia la mujer, aún a la pecadora sorprendida en adulterio, lo manifiesta deteniendo su lapidación, perdonándola e invitándola "a no volver a pecar".

Aún más: reprocha el repudio que el varón pueda hacerle a la esposa. El rabí Aquibe, enseñaba que se le podía repudiar: "basta que la marido le guste otra mujer" y Jesús les reprocha ser → duros de corazón→ y les sentencia "lo que Dios ha unido no lo separa el hombre".

Es interesante saber que seguramente en la última cena estuvieron compartiendo - en la Pascua les era permitido - y que aún crucificado, ellas se mantuvieron presentes y fueron las primeras en descubrir la resurrección.

Al recordarlo, le pido reconozcamos nuestras oportunidades de justicia, aunque no aceptemos los radicalismos. ¿Cambiamos? [email protected]

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