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ARTURO MACÍAS PEDROZA

PUENTE SOBRE EL NAZAS

Inaugurado el 21 de diciembre de 1931, el puente sobre el río Nazas sigue siendo para los laguneros todo un símbolo de unidad. Habiendo sido objeto de mantenimiento, lo cual siempre es necesario siendo tan importante y tan significativo, vale la pena destacar que el pasado 14 de febrero, precisamente el día del amor y la amistad y cumpliendo su originaria vocación de unir a los laguneros, este puente unificó de nuevo en un mismo proyecto a las ciudades de Torreón, Gómez Palacio y Lerdo, en la persona de sus respectivos alcaldes en funciones.

El cupido de 85 años, de 360 toneladas de fierro y 370 de cemento, atravesó nuevamente con su flecha de amor el corazón de nuestras ciudades, para recordarnos nuestra unidad indisoluble, enriquecida por nuestras diferencias e identidades que nos han hecho una sola cosa: La Laguna. Los tres alcaldes de tres ciudades diferentes, de dos estados diferentes, de dos partidos diferentes, nos han dado un mensaje de colaboración y coordinación que debe prolongarse a otras áreas de la administración pública.

Originalmente construido por la iniciativa de la población, es símbolo de participación y colaboración de toda la sociedad. Apenas hace algunos meses otro puente sobre el mismo río, con diferentes colores daba muestras de falta de coordinación entre autoridades. El mismo puente plateado estuvo hace unos días recarpeteado sólo a la mitad, poniendo en evidencia la falta de colaboración por parte de las autoridades.

La comunidad lagunera no sabe de límites dentro de nuestra comarca: el trabajo, el paseo, el encuentro con la familia o los amigos, hace que nuestra meta sea mas allá del horizonte visible. ¿Cuántas enamorados cruzan a diario este puente de una ciudad a otra para encontrarse? ¿Cuántos la cruzan juntos?

Soportando violentas embestidas de agua y de fuego, es también símbolo de unión y de calidad del trabajo lagunero. Adelantándose al gobierno, los ciudadanos fueron los que se organizaron ante la necesidad de unir las ciudades; El puente fue y sigue siendo signo de identidad de la región, y al mismo tiempo una vía cotidiana que desde sus inicios ha empujado el desarrollo de la región y hermanado a sus ciudades contribuyendo a hacernos "laguneros".

El entusiasmo provocado en los habitantes de las tres ciudades hermanas en la inauguración aquel lejano 21 de diciembre de 1931, necesita ser despertado nuevamente con las iniciativas del pueblo y la coordinación de las autoridades de la región, capaces de resolver las nuevas problemáticas que exigen también nuevos caminos de comunión que unan voluntades y que superen intereses particulares, de grupos o partidos.

Un ejemplo es el transporte público. Las distancias por recorrer y las condiciones climáticas propias de la región, exigen del transporte urbano mayor eficiencia y comodidad, pero para ello la población debe superar la indiferencia, proponiendo y participando con soluciones reales y efectivas que desenmascaren mezquinos intereses. La promesa de campaña de modernizar el transporte por parte del presidente Enrique Peña Nieto no se ha podido llevar a cabo por resistencias y presiones de fuerzas de la región, aunadas al desinterés de la población que sufre estoicamente, dejando solos e indefensos a unos cuantos que luchan desde el gobierno, desde las asociaciones de la sociedad organizada o desde la acción individual y que tratan de resolver las problemáticas metropolitanas: metrobús, uso de bicicleta, mejora de las vialidades, mejora de los autobuses, Uso de la aplicación "Uber", etc.).

Otras problemáticas de la región necesitan también ser inspiradas con el "Puente" para resolverlas. Se requiere coordinación, participación ciudadana y colaboración entre iniciativa privada y gobierno, entre gobiernos estatales y autoridades municipales, entre las ciudadanía de las diversas ciudades, entre diócesis, entre asociaciones religiosas y movimientos, entre iglesias, entre instituciones educativas y asociaciones de servicio. Se necesitan puentes par resolver situaciones de vialidad, de homologación de reglamentos de transito, de horarios de antros y expendios de alcoholes, de servicios a la ciudadanía, de seguridad, de vigilancia, de prevención, de investigación policiaca, de campañas de salud, de protección ambiental, de impuestos, de diversión y cultura, de planeación, de obras de infraestructura, etc.

Independientemente de la viabilidad de crear el nuevo estado de La Laguna, no se puede ignorar la urgencia de una coordinación adecuada de la región metropolitana, tendiendo puentes efectivos que nos unan como laguneros. Esto no dependerá sólo de autoridades, sino de todos los que de una u otra manera nos sentimos parte de esta región.

El puente que hace poco presentaba una imagen de deterioro por la falta de mantenimiento, es ahora mucho más que la pintura de unos fierros y piedras; su simbólica y funcional estructura remozada, motiva el deseo de toda una región por retomar caminos de comunión y de renovación de toda la comarca.

Felicidades a los alcaldes Jorge Zermeño de Torreón, Lorenzo Natera de Gómez Palacio y María Luisa González de Lerdo; sigan rehabilitando puentes de comunión entre los laguneros.

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