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LA VERDAD SOBRE LAS MENTIRAS

Pasado diciembre visité Torreón por un par de semanas. Al llegar a la Aduana Mexicana en el aeropuerto, me formé en la fila para mostrar mis documentos migratorios de rigor. Traía sobre mi espalda una mochila donde cargaba mi computadora, a la vez que empujaba una maleta mediana con equipaje suficiente para dos semanas. Formada en frente de mí, estaba una joven de aproximadamente 25 años empujando un carro maletero en donde traía tres maletas grandes de equipaje.

El hombre formado enfrente de ella se había ofrecido a ayudarle a empujar la carga debido a lo pesado. Como parte del procedimiento aduanal, el equipaje pasó por un detector de metales, y ella fue interrogada brevemente por uno de los agentes. El empleado aduanal le preguntó a la muchacha a qué venía y cuánto tiempo iba a estar en Torreón. La joven respondió que venía a visitar familiares y el plan era estar por una semana. La muchacha parecía nerviosa. Desafortunadamente, le había tocado la luz roja, en un aparato parecido a un semáforo, lo que señalaba que todo su equipaje iba a ser inspeccionado con cierto detalle. A mí también me había tocado la luz roja, lo que me permitió observar todo esto.

Después de lo ocurrido, y una vez que dejé el área de inspección, no supe que sucedió, así que supuse que la joven llevaba en su equipaje más de lo necesario para una semana, y que quizás había despertado sospechas en los agentes aduanales. La escena que pude observar seguramente no es nada fuera de lo común, y conjeturé que la muchacha no había dicho totalmente la verdad al personal aduanal.

Con frecuencia, presenciamos situaciones donde una persona se ve en la necesidad de ocultar o modificar la verdad con la única intención de salir de una circunstancia difícil o crítica.

Este ejemplo no es de significancia si lo comparamos con gente que acostumbra mentir innecesariamente y de manera compulsiva o patológica como parte de su manera de ser. O gente que miente con la intención de manipular como parte de su trabajo, por ejemplo, muchos vendedores que exageran sobre su producto, o muchos políticos que prometen sin cumplir simplemente para ganar votos y llegar al poder.

La edición de junio de 2017 de la revista National Geographic publicó el artículo "Porque mentimos". El artículo menciona estudios sobre el mentir y reporta que la gente miente un promedio de una a dos veces al día, pero que la mayoría de éstas tienen la intención de ocultar deficiencias personales o no ofender a otros, y que en general son inofensivas. También reporta que la mayoría de la gente alguna vez en sus vidas ha dicho mentiras de mas seriedad como ocultar un desliz matrimonial, falsificar un documento o alguna otra actividad al borde de lo ilegal. De acuerdo a la revista, mentir está relacionado con un proceso de desarrollo como el hablar y el caminar, en donde el niño aprende a mentir desde las edades de dos y tres años de edad, volviéndose más sofisticado a medida que crece. La revista agrega que mentimos debido a tres razones principales: Para protegernos, por ejemplo, corregir un error, o evadir algo o alguien; para promovernos personalmente, por ejemplo, razones económicas, crear una buena impresión, o contar un chiste; y para impactar a otros positiva o negativamente, por ejemplo, dar una impresión de status social falso, o simplemente herir emocionalmente a otros. Los casos de aquellos que mienten por razones patológicas, los sociópatas, por ejemplo, existen, pero son una minoría.

No decir la verdad, como el caso de la muchacha en el ejemplo (si mi conjetura es cierta), es algo que todos hacemos en nuestra vida diaria sin la intención de hacer daño a alguien. Muchas veces este tipo de "mentirillas sanas", sea con los amigos, en el trabajo, en la tienda cuando negociamos una compra, etcétera, facilitan las cosas para una solución mas efectiva de una situación. Cuantas veces hemos dicho en encuentros sociales: "gusto en verte", "la comida estuvo buenísima", "te ves fenomenal", cuando en realidad la experiencia personal no fue así.

Lo contradictorio de decir totalmente la verdad es que algunas veces esto puede traer problemas. Si expreso mi opinión sobre ciertas personas en mis interacciones personales perdería no solamente ese contacto social, sino que se podría tomar como insulto y quizás una discusión acalorada. El uso del Internet ha estado permitiendo que la proliferación de noticias falsas o transmisión de mentiras sea mas rápida y de apariencia muy realista. Esto lo vemos con frecuencia en la comunicación en Facebook o correo electrónico, donde la gente pierde amistades debido a que uno expresa un punto de vista contrario sobre algún político, religión o alguna otra persona o tema.

Mentir está asociado con el hecho de ser humano, y todos mentimos en un grado u otro con la intención de lograr un propósito. Por consiguiente, todos somos susceptibles a mentir y ser mentidos. Es una buena señal si nos sentimos incómodos cuando mentimos. Así que, ¿cómo describiría su tendencia a decir alguna mentirilla? Gracias por leer este artículo.

  Por: Lic. Francisco Pineda, MDO, MSA

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