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No hagas cosas buenas…

ENRIQUE IRAZOQUI

Se tiene anunciado que para el día de hoy el ayuntamiento de Torreón dará a conocer las cuentas del primer mes de operación de esta nueva administración. Es por demás interesante conocer los números que guardan las arcas de la ciudad una vez que se ha dado la alternancia política en el municipio.

Así como Torreón decidió con votos que su gobierno merecía un cambio de partido, lo propio hicieron los saltillenses, sólo que en sentido inverso. En la capital del Estado echaron del poder a los de Acción Nacional dándole la confianza a Manolo Jiménez Salinas del PRI, mientras que en La Perla de la Laguna los electores decidieron el regreso del ex alcalde panista Jorge Zermeño al frente de la ciudad, cortando al PRI que llevaba dos cuatrienios gobernando.

En estas circunstancias, es interesante saber cómo han arrancado los gobiernos municipales de las dos ciudades más pobladas de Coahuila: Saltillo y Torreón. Igualmente, cuál ha sido el proceder de sendos alcaldes de alternancia, que curiosamente contrastan además de pertenecer a partidos antagónicos, lo mismo son distintos a sus propios antecesores como presidentes municipales.

Un rasgo curioso en toda esta nueva circunstancia de los gobiernos de alternancia en las centros poblacionales principales coahuilense, en que Saltillo además de cambiar al PAN por el PRI, escogió un alcalde 28 años más joven que el saliente; en Torreón fue lo contrario, Jorge Zermeño nació 29 años antes que el hoy gobernador Miguel Riquelme. Mero dato.

Sin embargo, lo que sí vale la pena señalar es estos alcaldes contrastantes en perfiles y en partidos, han iniciado sus administraciones haciendo fuertes señalamientos contra lo que les dejaron sus antecesores. Si bien en cierto que en el caso de Torreón no fue el hoy gobernador Miguel Riquelme quien le entregara la ciudad porque éste había dejado la alcaldía desde mediados de diciembre de 2016 en manos del Secretario de Ayuntamiento, Jorge Luis Morán quien fue a la sazón designado por el Congreso local como presidente municipal sustituto de Torreón. Aunque en los hechos era manifiesto que la mano del ingeniero Riquelme nunca se fue del todo del municipio. Basta saber que no hubo cambios relevantes en los principales puestos directivos para saber que el equipo que dejó quien buscaría y conseguiría la gubernatura, era el mismo.

El caso es que en Torreón, un día sí y el otro también, surgen señalamientos de la nueva administración el deteriorado estado en que se han recibido distintas dependencias de la ciudad, así como de muchos activos muebles que se dicen no están, o su estado en inservible o por lo menos deteriorado. Igualmente señalan que las cuentas municipales se encontraron con raquíticos saldos. Curiosamente, Manolo Jiménez en Saltillo se queja de lo mismo, que ha encontrado unas finanzas maltrechas en la capital del Estado.

El tema es que edil saltillense optó por una opción distinta a que se hizo en Torreón. Jiménez ordenó que el despacho internacional Deloitte hiciera una auditoría a la administración de Isidro López. El resultado de la misma empiezan a arrojar datos donde según el alcalde Jiménez se han encontrado inconsistencias en el gobierno de su antecesor inmediato, aunque aclara que la auditoría no ha concluido. Ante esto, el ex alcalde López ha respondido públicamente los dichos de Jiménez y reta a que revisen en su página de internet el reporte que tiene de su administración. Aprovecha para conminar a Manolo que se ponga a trabajar en pos de Saltillo y recuerda que él cuando llegó al cargo desde el primer día trabajó para convertir a su ciudad en la segunda mejor para vivir en México.

Comparando, acá no hay auditoría seria, sólo quejas y señalamientos. Pero acá tampoco ni Jorge Luis Morán y mucho menos el gobernador Riquelme han salido públicamente a desmentir lo que señala el equipo de Zermeño, tal vez se pueda aplicar aquello de "el que calla, otorga".

Al final todo esto es producto mucho del clima electoral, tanto Jiménez como Zermeño son ya candidatos a la reelección y por ello la guerra de lodo, pero no deja de ser oportunidad para comparar el proceder tanto de los unos como de los otros para denostar a los antecesores.

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