CÓMO CONQUISTAR TU FUERZA DE VOLUNTAD
La determinación y la disciplina son ingredientes importantes que te ayudan a controlar tus impulsos.
¿Quién no le ha hecho caso a su voz interna en algún momento de su vida? Esa voz suavecita que da ánimo o impide seguir adelante es real, es el principio de toda acción que se realiza. Muchos le llaman conciencia, fuerza de voluntad, determinación.
Ahorita no puedo, mejor no te acompaño, sólo quiero una probadita, nadie se da cuenta, a mí no me hace daño, una vez no pasa nada… expresiones sencillas y aparentemente inofensivas. Pero al final del día, cambian el destino. Tener una decisión firme es tan importante como poseer determinación y disciplina para no rendirse nunca o dejar las intenciones a medio camino, aunque se crea que sólo será por una sola ocasión.
Una decisión sin importancia genera acciones que alejan, rompen o confunden el compromiso personal. Una acción accidental se puede convertir en una rutina diaria y sistemática. Para la fuerza de voluntad no existen excepciones, tampoco hay poquitos o creer que no pasa nada. Sólo se necesita una vez, un segundo de descuido y boom, se pierde el compromiso, se deja a un lado la responsabilidad.
La mejor manera de fortalecer la fuerza de voluntad y conquistar los malos consejos que las tentaciones invitan es ajustar los pensamientos, en lugar de ver por la ventana y desear lo que no se tiene, fija la atención en el espejo, acepta tu reflejo y construye una persona con confianza, esperanza, ánimo y, sobre todo, determinación.
Nutre diariamente tu decisión, reafirmándote que si puedes, tú, vales y todo es posible si pones tu atención y tu esfuerzo en aquello que quieres conquistar. El poder de los pensamientos y las afirmaciones positivas conducen a tener creencias poderosas capaces de cambiar la perspectiva de toda una vida.
Cuando uno piensa que es posible, la fuerza de voluntad se fortalece y encuentra el valor para callar a las tentaciones.
No te conformes con medias tintas, con malas relaciones, ni con una imagen física que no te gusta, no te acostumbres a un trabajo que no te gusta, ni hacer cosas por hacerlas, sin gusto ni alguna buen motivo, exígete y pide una buena vida.
Cuando algo no es bueno o puede potencialmente crear problemas, hay que tomar conciencia y fortalecer la fuerza de voluntad. Las tentaciones son como un campo minado, que más que tener buenas e ingenuas intenciones, éstas, terminan estallando con complicaciones, problemas y lo peor, crean arrepentimientos difíciles de perdonar.
La receta:
Conquistando la fuerza de voluntad.
Ingredientes:
1 taza de decisión - determinación de los objetivos personales.
1 sobre compromiso - disciplina, control y responsabilidad importante y esencial.
1 cucharada fortaleza - valor para resistir justificaciones y tentaciones.
1 manojo de aceptación - reconocer la realidad y disfrutar el reto.
1 pieza de confianza - creer en uno mismo, con actitud positiva y ganadora.
Recomendación del chef:
Reconoce que las tentaciones y los antojos son sólo pruebas que pone la vida para fortalecer tu fuerza de voluntad. No les temas, simplemente conquístalas.
Cómo ganarle a la fuerza de voluntad:
1. Cuida tus objetivos y aférrate a las buenas decisiones. Recuerda que cuando se lucha a pesar del deseo, se fortalece el alma, se robustecen los pensamientos y se diluyen las falsas promesas que incitan a desviar la atención.
2. Toda acción cuenta, provoca consecuencias que marcan el carácter. La disciplina y los hábitos personales están fincados en las pequeñas acciones diarias que se realizan. Nada pasa desapercibido por más insignificante que parezca.
3. Cambia tus rutinas, sacude tus pensamientos. Limpia tu mente de las ideas mediocres, no le des oportunidad a las tentaciones, las justificaciones y los pretextos de que te hagan creer que no se puede, todo es posible si estás dispuesto a triunfar.
La diferencia entre sobreponerse al impulso para obtener una gratificación inmediata por la satisfacción duradera se encuentra la llave del éxito para conquistar a la fuerza de voluntad.
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RECETAS PARA LA VIDA Por: Becky Krinsky
