E L año que estamos iniciando tiene grandes retos y oportunidades. Entre los grandes retos está el de elegir el presidente de la República en México.
Los diferentes candidatos que existen tienen fortalezas y debilidades, como es natural, en su trayectoria y en sus asociaciones con personas e instituciones.
Ya se ha escrito en los medios sobre estas fortalezas y debilidades de cada uno de ellos, y se seguirá escribiendo en forma importante sobre el tema durante los próximos meses.
Existe un grupo de personas que ya decidió por quién va a votar, pero existen otros grupos, como el de aquellos que están evaluando a quién dar su voto y el de quienes han decidido no dar su voto a alguno de los candidatos, por no tener las cualidades que desean ver en ellos.
A esos últimos grupos quiero darles algunas recomendaciones que son muy sencillas y simples. Primeramente, hay que tomarse el tiempo para analizar, de una manera fría y objetiva, los pros y contras de cada candidato. Mi opinión es que todos los candidatos actuales tienen fortalezas y debilidades debido a sus trayectorias y también debido a las personas de las que se han rodeado. No me parece adecuado tomar una decisión de preferencia, antes de tomarse el tiempo pare leer y estudiar sobre la trayectoria, logros y desaciertos de cada uno de ellos.
Y con esto no me refiero a ver los videoclips que hablan a favor o en contra de cada uno de los candidatos, ya que esto no es suficiente. Todos tienen una historia con logros y desaciertos, gústenos o no.
Al final, tenemos que elegir a un presidente y nuestro voto tiene que ir dirigido a la persona que pensamos que es la más adecuada o, por lo menos, la que más posibilidades tiene de ser un buen presidente.
Desgraciadamente, no tenemos candidatos perfectos, pues eso nunca sucede.
Lo que no es correcto, es no dar nuestro voto a ninguno porque tienen desaciertos o asociaciones en la trayectoria de su vida. Tenemos que razonar y decidir quién haría un mejor papel como presidente.
Otro aspecto al que a veces no le damos importancia, es el de evaluar e investigar a los candidatos a diputados y senadores. Como que todo nuestro énfasis de análisis lo hacemos alrededor de los candidatos a la presidencia, y nos olvidamos del balance que debe haber entre los tres poderes: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. Si elegimos senadores y diputados capaces, es más probable que las reformas y leyes que se autoricen sean de mejor calidad y que se dé el balance requerido con respecto al poder del ejecutivo. Y aquí quiero hacerles una sencilla pregunta: ¿Saben quiénes serán los próximos candidatos a ser senadores o diputados federales por tu estado? Estúdialos porque también tienes que seleccionarlos, y éstos formarán una parte importante en la dirección que tomará el país en los próximos años.
Por último, si una persona con la que tienes un diálogo tiene preferencia política por un determinado partido o candidato diferente a la tuya, no la tienes que insultar. Del debate civilizado podemos aprender todos, unos de los otros, con el fin de crear nuestro propio criterio. El debate es uno de los grandes pilares de una democracia.
Nuestro país tiene que seguir adelante y lo mejor que podemos hacer es ser propositivos sobre un futuro mejor, y esto comienza analizando cuidadosamente a los candidatos en esta próxima elección.
Te pido, pues, darte el tiempo para analizar objetivamente a los candidatos, y para ir formando tu criterio sobre ellos en los próximos meses, con el fin de que tu voto sea un voto razonado basado en un criterio que te fuiste creando con un análisis cuidadoso y con el diálogo y debate con diferentes personas. Tenemos que saber escuchar y aprender de los diferentes puntos de vistas de nuestros conciudadanos.
