"Crónica de una muerte anunciada", nada original es cierto, titular así la situación del equipo profesional de beisbol Vaqueros del Unión Laguna en la actualidad, pero nada más cierto. Al reconocer Erick Arellano Hernández (que junto con su hermano Juan José son los todavía propietarios del equipo) que su proyecto a largo plazo en La Laguna ha fracasado rotundamente, "no podemos con dos equipos" así de simple y así de doloroso para los que no concebimos un verano sin béisbol en nuestra región. Vaqueros tiene el letrero de se vende todo el año 2017, los hermanos Arellano Hernández no han podido convencer a ningún empresario ni local ni foráneo, a pesar de que se trata prácticamente de una "venta de cochera"
Los hermanos de plano han tirado la toalla, primero han desmantelado el equipo y ahora lo hacen con sus activos en el Estadio de la Revolución, desde la pantalla (ya retirada para ser llevada a Mazatlán) hasta jaulas de bateo, lavadoras y todo lo que este a su nombre. Erick Arellano amenaza o advierte ya no sabemos cómo tomarlo: "De no vender el equipo para la próxima temporada, jugaríamos con puros chavos". Imagínense en una Liga donde jugar con exclusivamente nacidos en México le costó a los Diablos Rojos una racha de 33 años consecutivos clasificándose a los playoffs y ahora liga dos años sin estar en la postemporada. Los Diablos en estas dos últimas temporadas se la jugaron con solo elementos nacionales entre veteranos y jóvenes y fracasaron, ahora para las próximas dos temporadas del 2018 ya anunciaron que regresaran a la contratación de extranjeros.
Ahora imagínense a los Vaqueros de Unión Laguna jugando con solo "chavos" obvio para convertirse en el equipo con la menor nómina de la Liga, el mensaje de los Arellano Hernández es claro, Vaqueros significan para ellos en este momento un lastre, un estorbo, una calamidad de la cual quieren deshacerse lo antes posible.
En su momento los hermanos hicieron una jugada arriesgada donde apostaron todas sus fichas, el triunfo de Guillermo Anaya en las elecciones para gobernador de Coahuila, su apoyo fue patente al invitar a la madre del candidato panista (reconocida aficionada al Unión Laguna) a lanzar la primera bola en plenas campañas políticas, el resultado ya lo conocemos y las consecuencias las fueron pagando poco a poco tanto ellos como la novena guinda.
Actualmente el caos es tal que han detenido la venta de abonos y las contrataciones de peloteros para dejarles a los nuevos dueños (que según ellos todavía no existen) esas decisiones, ¿o sea no lo has vendido para ya te llevas tus cosas y esperas instrucciones de los nuevos dueños?
Por las premuras del tiempo todo parece indicar qué si habrá béisbol en el 2018 en La Laguna y al menos que suceda una hazaña de proporciones bíblicas, la despedida será amarga e indigna de esta tradicional y llena de pergaminos franquicia, jugar contra Sultanes, Diablos, Tijuana, Monclova, Yucatán y Tigres plagados de extranjeros y pochos solo por poner un ejemplo, contra un equipo lleno de inexpertos jóvenes, augura un año de entre 80 a 90 derrotas y entre 40 o 50 juegos de distancia del líder, insisto hablamos de un standing global, es decir de todo el año 2018, esa es la terrible proyección.
Al parecer solo un milagro puede salvar esta añeja y prestigiosa franquicia, que surjan de repente un grupo de empresarios laguneros o bosnios o de donde sean, pero que tengan como prioridad absoluta dejar el equipo en su casa de donde nunca debe salir, una tradición, una novena de elite en la Liga Mexicana, donde peloteros del calibre de Pedro Orta, Guillermo Garibay, Moi Camacho, Leo Rodríguez, Zacatillo Guerrero, Antonio Pollorena entre muchos legendarios beisbolistas y claro, sobre todos ellos el más grande pelotero que haya visto la Liga, el fenomenal Martín Dihigo Llanos, capaz de lanzar juego completo y ganarlo una a cero con jonrón conectado por él. En nombre de estos inmortales Dios guarde a nuestro querido equipo y nos haga el milagrito de tener un equipo competitivo y como siempre jugando a un lado del Bosque.
