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Presente, regalo de la vida

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Presente, regalo de la vida

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MARCELA PÁMANES

Gran parte de nuestras preocupaciones tienen que ver con lo que todavía no vivimos; muchas cosas sólo pasan en nuestra mente y no acaban por formar parte de la realidad.

¿Cuántas veces no hemos escuchado la frase “El futuro está en la juventud” ? Yo misma la he repetido sin cesar aunque la verdad, hay que decirlo, el presente también es de los jóvenes. Siendo estricta, debería usar “nos pertenece”, a todos los que nos toca compartir un momento y un espacio en este mundo.

Los jóvenes provocan, disienten, reclaman, hablan claro, son irreverentes, son irruptores, desencadenadores y transformadores, energía y entusiasmo.

Los que correspondemos a otras generaciones cedemos la estafeta con modos como: ya no tenemos fuerza, el cuerpo no es el mismo, ya no me da la vida para hacer o deshacer, que sean los jóvenes los que tomen nuestro lugar. No estoy de acuerdo, no del todo.

El lugar de cada quien nadie lo puede tomar. Somos seres insustituibles, valiosos, creativos, poderosos hasta el último minuto de nuestras vidas, aun con la enfermedad a cuestas, con los dolores del cuerpo envejecido o las heridas emocionales.

Por un lado, la juventud que gana terreno y, por el otro, los mayores que nos comprometemos con la vida hasta el último suspiro.

Casos emblemáticos de uno y otro bando los podemos encontrar do quiera que volteemos. Les comparto un par. Hace días, Lucía Olivares presentó su primera novela, Señora Bruja. En la medianía de sus veintes Lucía ha descubierto lo que le apasiona, lo que da sentido a su vida, ha decidido sanar en su juventud las heridas que reconoce como tales. No está dispuesta a dejar que se pudran en silencio, por eso, su mejor medicina es escribir. Su reto más grande fue superar el miedo a publicar sus escritos. Lo hizo y hoy está fortalecida, satisfecha, alegre, goza la sensación de plenitud que genera alcanzar una meta en su presente.

Luego está el caso de don Luis que, con 70 y más, no ceja ni un instante en su esfuerzo por contribuir a la transformación del entorno social y político. Lee, comparte, analiza, aporta recursos, promueve el diálogo, se arriesga a ser enjuiciado, etiquetado y a veces hasta calumniado, mas es feliz y está convencido de que tales riesgos son inherentes a su ejercicio cotidiano, a su misión de vida.

Si volteamos a nuestro alrededor encontraremos ejemplos emblemáticos de lo que es vivir en el presente sin distinción de edad o sexo. Vivir lo que te toca con ánimo y entusiasmo a pesar de los pesares. Bien sabido es que no hay felicidad completa, pero sí aceptación -que no resignación-, también hay amor que no da espacio al miedo provocado por la incertidumbre del futuro.

Es importante reconocer lo siguiente: gran parte de nuestras preocupaciones tienen que ver con lo que todavía no vivimos; muchas cosas sólo pasan en nuestra mente y no acaban por formar parte de la realidad. Por eso digo que lo único cierto que ocurre en la vida es el hoy.

En verdad cada decisión construye el presente y, a su vez, el conjunto de presentes edifica el futuro. Tenemos a nuestro alcance métodos diversos para hacernos presentes, expresión que utilizamos cuando visitamos a alguien o le obsequiamos algo. Algunas opciones, como la meditación, el yoga o el mindfulness, me parecen muy valiosas. El Instituto Mindfulness define a esta práctica como una cualidad de la mente, la capacidad intrínseca para estar presente y consciente, un momento donde cuerpo y mente se sincronizan en la realidad del instante. Por cierto, en Harvard hay una asignatura para ésta “consciencia plena”, considerada la “llave de oro de la felicidad”, epíteto fundamentado en las tradiciones milenarias del budismo.

Me queda claro que Navidad no es el 24 de diciembre, es hoy. No necesito que pasen 365 días para cumplir años, todos los días sucede. Gocemos el presente como el gran regalo que nos da la vida. Abracemos lo que sucede con amor y sin juicio. Practiquemos la compasión a nosotros mismos y ella se encargará de enseñarnos el camino a la compasión por los demás. Abramos el corazón. Alertemos a nuestra sabiduría: el presente es el gran regalo de la vida.

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