Estrenarán obra que cuestiona los roles

Después de haber celebrado su quinto Aniversario, la compañía lagunera de teatro Hoja en Blanco estrenará nuevo proyecto; la puesta en escena de la obra Ojos para verte, los días jueves 30 de noviembre y viernes 1 de diciembre, en horario de 8:30 de la noche en el teatro Alfonso Garibay.

Un interesante montaje que tiene como ingredientes: un texto original escrito por el lagunero Jacobo Tafoya; al director invitado Alejandro Alvarado, quien fusionó su conocimiento con el talento de los actores de la compañía; un proceso diferente, pero muy enriquecedor, todo bajo la producción general de Cecy Guerrero.

Ojos para verte, de Jacobo Tafoya, es una historia que cuestiona las nociones aprendidas y repetidas de los roles masculinos y femeninos, vistos desde la perspectiva del siglo XX y desde la poesía de Sor Juana, enfrentando las ideas de las últimas décadas a las de los roles amorosos y de género en el barroco.

Percepciones que se toman por románticas, maravillosas y amorosas, sin ver lo nocivo que resultan el cortejo, la heteronormatividad, el amor idílico.

El amor parece ser lo que cada época dicta según sus normas sociales y morales; ¿existe pues realmente fuera de esos parámetros?, ¿o sólo es una convivencia con reglas? ¿no estamos realmente sólo ejerciendo relaciones de poder cuando decimos que amamos?

Un montaje que además cuenta con la actuación de los integrantes de la compañía lagunera Sofía Perales, Marlene Cobos, César Zárate, Laura Urbina, y Melissa Cobos, en está ocasión dirigidos por Alejandro Alvarado, como invitado.

Los boletos para la puesta en escena tendrán un costo de cien pesos y podrán ser adquiridos previo a cada función en la taquilla del teatro Garibay.

Una apuesta original

Ojos para verte se sitúa en México, en la década de 1970. Leonor Ocampo, escritora, ahora es viuda. Ha muerto su esposo, el reconocido escritor mexicano Pablo Secunza, que como molestia póstuma encarga a Leonor la publicación de su última novela, sin saber que para ella ni ésa ni las anteriores eran publicables. Su hermana, la poeta Adela Ocampo, le sugiere reescribir la novela del marido difunto y aprovechar la inmediata atención posmortem para sembrar el ideario del movimiento feminista en esa década, pero Leonor no está tan convencida, pues más bien disfruta el alivio de vislumbrar su propia carrera literaria, ya libre de la sombra de su esposo.