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TLCAN: ¿amenazas reales o armas de negociación?

FRANCISCO JAIME

De acuerdo con el análisis publicado en días pasados por la consultora ARegional, con Coahuila son catorce las entidades federativas más vulnerables ante la posible salida de Estados Unidos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Los estados son Aguascalientes, Baja California, Coahuila, Chihuahua, estado de México, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Nuevo León, Puebla, San Luis Potosí, Querétaro, Sonora y Tamaulipas. Todos resentirían de manera inmediata una baja de al menos 8.0% en sus exportaciones y de 5.0% en su Producto Interno Bruto (PIB) porque la caída de las exportaciones arrastrará también otros indicadores como la inversión extranjera y la creación de empleos en diversos sectores.

Lo anterior puede ser real, ya que el caso de Coahuila por ejemplo, es ilustrativo de la vulnerabilidad de las catorce entidades federativas mencionadas arriba: ocupa el octavo lugar en importancia dentro de la economía mexicana; el crecimiento económico alcanzado de 2003-2015 lo ubica en el lugar 15, y en PIB real por habitante ocupa el quinto. La fuerza del estado radica en la participación de tres actividades económicas líderes: maquinaria y equipo, servicios inmobiliarios y metálicas básicas. La dinámica de crecimiento se fundamenta también en tres: servicios financieros y de seguros, información en medios masivos, y bebidas y tabaco. Coahuila es altamente sensible al ciclo económico de Estados Unidos. Si observamos la crisis inmobiliaria de 2008-2009 en ese país, nos percatamos de un impacto negativo sobre el PIB significativamente mayor en Coahuila (-12.8%) que en México en general (-4.7%). Si la crisis se debe a factores internos, como la crisis financiera de 1994-1995, entonces sucede lo contrario: afecta más al país en general (-6.2%) que a Coahuila en lo particular (-0.6%).

Por otra parte, con datos del IMCO, Coahuila registra en 2014 el séptimo lugar en competitividad en nuestro país; y dentro de los diez estados más competitivos, se encuentran seis de los de mayor riesgo ante un eventual abandono del TLCAN por parte de Estados Unidos: Aguascalientes, Nuevo León, Querétaro, Sonora, Coahuila y Jalisco. No es suficiente pues, ser competitivo para evitar riesgos comerciales ante factores externos negativos. Existen, como sabemos, una amplia gama de políticas económicas para enfrentar la enorme dependencia de nuestro país del mercado estadounidense, en especial la vulnerabilidad de los seis estados mencionados. Desafortunadamente, la mayoría de estas políticas son de mediano y largo plazos. Son de mediano plazo: aumentar el stock de bienes de capital, elevar el nivel de tecnología y el tamaño de la fuerza de trabajo; y de largo plazo: fortalecer el sistema educativo, impulsar la innovación, promover el ahorro, y garantizar la calidad del gobierno.

Para nuestro país, resulta evidente la necesidad de orientar los esfuerzos en diseñar una estrategia comercial de corto plazo, buscando diversificar sus exportaciones y mercados a través del desarrollo de nuevas cadenas de valor que minimicen la enorme dependencia del sector automotriz de los Estados Unidos. Es igualmente necesario conquistar nuevos mercados en Europa, Asia y Latinoamérica. Hace décadas se ha sugerido una estrategia similar sin observar hasta ahora algún resultado significativo.

Está empíricamente demostrado los beneficios que el TLCAN ha traído para nuestro país, cito sólo dos: nos ha permitido modernizar nuestra economía y nos ha hecho más competitivos. Ahora nos enfrentamos a un socio comercial, el cual, a diferencia de hace unos pocos meses, continuamente cuestiona las bondades del libre comercio. Se olvida de los beneficios del comercio internacional en general, y de los tratados de libre comercio en particular. Se olvida que el libre comercio a todos beneficia. Los opositores al libre comercio en Estados Unidos argumentan también que el comercio con México destruye los empleos en su país, que las nuevas industrias solicitan restricciones temporales al comercio que les ayuden a iniciar operaciones; también se argumenta que la competencia mexicana es desleal. De todo eso y más se argumenta contra el TLCAN. Existe consenso universal sobre las ventajas de la liberación comercial, y más de doscientos años de sabiduría económica lo respaldan- como bien señaló hace unos meses en México Lawrence Summers prestigiado economista estadounidense, antiguo Secretario del Tesoro- entonces, y habiendo observado lo errático y voluble del presidente Trump, intuyo que sus argumentos a favor del proteccionismo son, más que amenazas reales, argumentos de negociación. Desafortunadamente, apreciable lector, es sólo una intuición.

(Economista)

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