Abono a la impunidad
Nada es más peligroso que un inepto en un cargo público. ¿Peligroso para quién? No para un homicida que queda libre por integrar mal un expediente y presentar el crimen por emoción violenta en lugar de homicidio doloso. Me refiero al ministerio público y al juez que tras un procedimiento abreviado otorgaron libertad a Jesús Valdés Martínez, homicida del sacerdote Joaquín Hernández Sifuentes, esto en Saltillo, Coah. (Donde quiera se cuecen habas). Solamente que haya habido soborno puede un ministerio público hacer lo que hizo. Si no, ¿cómo se explica que la acción de matar sea considerada como delito no grave? Este hecho abona al campo fértil de la impunidad, cuando debería ser al contrario.
La presunción de inocencia es un axioma del nuevo sistema de justicia, pero creo que los encargados de impartirla no han entendido que, así como la inocencia debe demostrarse, también la culpabilidad debe ser comprobada; y en este caso la confesión del delito fue prueba de culpabilidad, con el “sin embargo” de que el motivo fue emoción violenta. Entonces, ¿si usted se pone furioso por equis o por ye, puede matar a quien lo hizo rabiar y la ira en sí misma justifica su acción? ¿Pues qué clase de justicia es ésa? Vamos como los cangrejos. O los impartidores de justicia son ineptos o son corruptos. Cualquiera que sea su condición, es lamentable para todos, excepto para los criminales.
Hoy más que nunca, necesitamos gente preparada y honesta en los puestos de poder, de cualquiera de los tres poderes, el ejecutivo, el legislativo y el judicial; pues de otra forma seguiremos siendo un México agraviado viviendo en el oprobio, con la justicia cuyo significado real se desdibuja bajo el escritorio de magistrados y jueces vendidos al mejor postor. Pareciera que la mujer que representa la justicia, se ha quitado la venda de los ojos para ver quién pone más dinero en la balanza. Esperemos que el nuevo fiscal anticorrupción sea una persona íntegra y ponga orden en las huestes de la justicia. Esperar, esperar y esperar, sólo eso podemos hacer los mexicanos de a pie.
Héctor García Pérez
Comarca Lagunera
***
Aprendamos a quejarnos
Hace poco leí que un funcionario municipal nos pedía a los ciudadanos no quejarnos por los contratiempos de las obras porque eso era normal y que las críticas no se pueden sostener cuando esté terminado el proyecto. Le voy a compra la sugerencia al señor burócrata, debemos saber que es realmente por lo que tenemos que quejarnos y sobre todo que la queja lleve una consecuencia, si no será puro ‘argüende’.
Que ojalá nos quejemos y pidamos cuentas a los burócratas que han usado el poder para llenarse las bolsas con los recursos de algunos proyectos y que luego tienen que inflar para salir al paso.
Algunas personas me han dicho que la bi-administración actual ha hecho obras y que no deberíamos de criticar. Sin embargo creo que es necesario aclarar que la función del servidor público es como su nombre lo dice, “servir” y no “servirse”. Viene un relevo en la administración local, veremos si realmente nuestras quejas son cambiadas por comentarios buenos para quienes planearon estas obras. De lo contrario solo le diríamos al funcionario que nos pidió no quejarnos, que rindan cuentas y sepamos en donde cometieron errores o faltas que ameriten sean sancionadas. Así aprendemos todos juntos.
Armando Solorzano
Torreón, Coah.
