ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A. C. (PSILAC).
CAPÍTULO ESTATAL COAHUILA DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA
ADOLESCENCIA EN EL SIGLO XXI
OCTÁGÉSIMA QUINTA PARTE
El conflicto con los sueños y las ilusiones de estos chicos y chicas, tal vez no estriba exclusivamente en el tipo de personalidad que los caracterice, sea más impulsiva o más pasiva, según el estilo de educación y de vida que han desarrollado para sobrevivir y para moverse más vertiginosa y ambiciosamente los unos o más apática y perezosamente los otros, sino que también debemos de tomar en cuenta el mundo que les estamos heredando los adultos de hoy, un ambiente no necesariamente fértil o estimulante para anidar sueños, al cual se tienen que enfrentar y chocar como un reto de lucha de supervivencia, en un mundo que se torna cada vez más álgido, cerrado y egoísta hacia las nuevas generaciones, lo que tampoco facilita su desarrollo, ni mucho menos la conformación de sus sueños y de sus objetivos.
"Dreamers" aparece en el ahora como un vocablo extranjero que suena un tanto mágico, nostálgico, romántico y adecuado, con el que se define en Estados Unidos a esa enorme multitud de jóvenes con educación universitaria casi la mayoría, que pelean incansablemente por lo que se conocía anteriormente como "el sueño americano", en el que parecen cifrar sus esperanzas y su espacio, al intentar forjarse y reforzar una identidad firme de acuerdo precisamente a tales ideales e ilusiones, pero que por desgracia chocan en esta época contra un muro de ignorancia, ineptitud y arrogancia, que está poniendo a riesgo sus planes y ambiciones. Sin embargo, un fenómeno semejante no parece ser exclusivo de los vecinos, ya que igualmente en México existe una enorme muchedumbre de dreamers, esos miles o quizás millones de jóvenes millenials recién egresados que se mueven en diferentes estilos y direcciones, pero que también enfrentan otros muros nacionales igualmente rígidos e insensibles, burocráticos y frustrantes, discretamente silenciosos y sin tanta publicidad, construidos con materiales de desecho a base de egoísmo, arrogancia, despotismo, ignorancia, discriminación, malos manejos, mentiras, fraudes y corrupción, donde se tienden a perder los valores humanos más básicos, en pos de fortunas amasadas por millones que de todos modos nunca llegarán a satisfacer a sus dueños, representados por un conjunto de modelos adultos que seguramente ya perdieron sus sueños juveniles hace muchos lustros, si es que los tuvieron y los dejaron abandonados en las laderas de un camino cenagoso que los ha llevado a ser el tipo de individuos que son en la actualidad.
Se trata de modelos bastante frágiles, elevados a un nicho y admirados temporalmente, que pueden proporcionar una fachada pública sumamente popular y hasta reverenciada, pero altamente negativa y con tintes enfermizos e inhumanos en el fondo. ¿Cómo se pueden integrar entonces ambos tipos de modelos, aquellos de los de jóvenes que empuñan como estandarte esos sueños e ideales tempranos, mantenidos en la fe, el idealismo, la candidez, la esperanza y la confianza, frente a quienes ya han envejecido y se desgastaron dejando atrás esos valores humanos, para envolverse en corazas de billetes, tras máscaras de honestidad, honorabilidad, integridad y pureza, disfrazados entonces como el ciudadano ideal? Y podríamos preguntarnos: ¿Qué sucederá pues con los sueños de los chicos del ayer, del hoy y tal vez con los del mañana en este mundo cada vez más fríamente consumista, egocéntrico y deshumanizado? (Continuará)
Por: Víctor Albores García
