El gran problema
Ante los graves hechos violentos que se desarrollan en distintas partes del mundo, lo que se percibe en todos los ambientes es preocupación y hasta cierto grado de angustia ¿Qué le pasa al mundo? Es la pregunta que todos nos hacemos. Tal parece que la humanidad, considerada en su conjunto, se ha ido deshumanizando.
Los factores que han conducido a esta situación seguramente son múltiples y muy complejos, pero hay dos que parecen asomar por encima de los demás: 1.-Al ser humano de esta época no parece interesarle saber quién es él; no le importa, sólo le importa el tener. 2.- Sin advertirlo quizá, el ser humano se ha ido convirtiendo en esclavo de una tecnología que si bien ha permitido el progreso de la humanidad en lo material, poco ha aportado para atenuar el hambre, las angustias, las tristezas, la opresión, el abandono, de un cada día más amplio sector de la humanidad, que se aferra a la esperanza de un cambio que tarda ya en llegar.
Estas son las razones por las que muchos pensadores modernos promueven la idea de que el más inmediato quehacer de la humanidad es preocuparse por desarrollar seres humanos capaces de manejar, con principios humanistas, los grandes avances tecnológicos y científicos actuales y los que se visualizan para el futuro inmediato: clonación, ingeniería genética, trasplante de órganos, avances de la informática, globalización de la economía, viajes interplanetarios, ecología, etc., problemas todos que de no abordarse con criterios humanistas, en vez de servir para el bien del ser humano, lo serán para su degradación y destrucción.
En un estudio encargado por el club de Roma a dos sociólogos: M.D. Meseravic y E. Pestel, los investigadores concluyeron que una nueva sociedad será posible sólo si en el proceso de desarrollarla se forma un nuevo ser humano, o al menos si ocurren cambios fundamentales en sus valores y actitudes.
Si esto no ocurre, sea por apatía, egoísmo, pobreza intelectual, indiferencia a su destino, o otras causas, lo más probable es que la humanidad seguirá transitando hacia a una deshumanización cada vez más grave, con las consecuencias que ya se perciben en distintas partes del planeta.
Ante este desolador panorama salta a la vista la necesidad urgente de que cada ser humano asuma la responsabilidad de ser “humano”, con todo lo que eso pueda significar. La esperanza de que esto llegue a suceder tiene su fundamento en que somos los únicas creaturas que tenemos la capacidad y la posibilidad de elegir nuestra propia manera de ser; es decir, que está en nuestras manos ser egoístas o generosos, solidarios o indiferentes, violentos o mansos, libres o esclavos, humanos o inhumanos. Debemos decidir que queremos ser, jamás se podrá construir un mundo diferente con personas indiferentes.
Dr. Rodolfo Campuzano
Comarca Lagunera
