El valor del tiempo
¡Qué extraña sensación esa de que el tiempo se nos escapa como arena entre los dedos!, ¡ya estamos en junio!, ¡casi la mitad del año! Y nos preguntamos: ¿en qué se nos han ido los días, las semanas, los meses? ¿Hemos hecho en este tiempo algo que realmente valga la pena contar a otros, o tan siquiera contarnos a nosotros mismos? ¿Somos viajeros en el tiempo y lo utilizamos a nuestro favor o esclavos del tiempo?
Para aminorar esa sensación de que el tiempo vuela sin apenas tener conciencia de lo que ha sucedido a nuestro alrededor necesitamos acudir a la memoria, a ese pasado inmediato en el que se ha ido tejiendo nuestra vida, para recordar y valorar de que nos hemos nutrido o desnutrido como personas. Se trata de hacer ese recorrido sin más objetivo que recogerlo tal cual ha sido, sin lamentar nuestros errores o llorar nuestras pérdidas, sin sentimientos de culpa ni triunfalismos, simplemente con el deseo honesto de descubrir nuestra realidad cotidiana, comprender nuestro hoy escudriñando en nuestro ayer tal vez para perdonar lo que necesite ser perdonado, o para festinar lo que deba ser festinado. Lo más importante es preguntarnos si nuestro inexorable caminar por el tiempo hacia el final, ha sido o es, sólo una simple acumulación de días sin huella, o un “pasar por la vida” como un fantasma que un día apareció y otro desaparece sin dejar huella de su paso.
¿Cuál ha sido el sentido de nuestra vida? ¿Qué es lo que nos ha ocupado o preocupado en el tiempo? ¿Ha valido la pena? ¿Qué ha sido de nuestro sueño, si es que alguna vez existió alguno? Tal vez detenernos un poco y vernos sin miedo en nuestra realidad cotidiana nos vuelva a colocar en una ruta de vida más trascendente, más “humana”, por decirlo de una manera que nos distinga de otras criaturas que viven el día a día sin más preocupación que la de sobrevivir atendiendo a las necesidades del cuerpo.
En la cultura en donde “tener más”, es el valor eje al que se someten todos los demás valores, la frase más popular es: “el tiempo es oro”, y el significado de oro se traduce sin sutilezas en dinero (“time is money”). Poco se piensa que si se da más valor al ser que al tener, ese oro puede significar salud física, emocional, social y espiritual, paz interior, felicidad auténtica ¿quién no ha escuchado (y en ocasiones vivido de cerca directa o indirectamente) la paradoja de que se pierde la salud por hacer dinero y luego se pierde el dinero para recuperar la salud?
Intentemos ver claro lo que en el tiempo ha acontecido y acontece en nosotros y en torno a nosotros y preguntémonos: ¿Hago del tiempo un aliado para ser un poco mejor persona cada día? ¿Soy realmente feliz como soy y con lo que hago? ¿He colaborado con mi “pequeño redondeo” de esfuerzo para hacer este mundo (o al menos mi pequeño mundo) un poco mejor?
Bien visto, ese extraño e incomprensible e indefinible fenómeno llamado “tiempo” en el que transcurre nuestra vida desde el nacimiento hasta la muerte, en realidad nunca se va, se queda en nosotros y nos cambia día a día, la mayor parte de las veces sin intervención de nuestra voluntad; lo único que en realidad se va son las hojas de un calendario que nos interroga: ¿qué has hecho con tu tiempo?, ¿qué has hecho con tu vida?
Rodolfo Campuzano S.,
Comarca Lagunera.
