Columnas Deportes

La Columna de Brizio

ARTURO BRIZIO CARTER

Los Pumas de la Universidad cayeron en casa ante el América en uno de esos duelos que no se deben perder. Los yerros auriazules, la contundencia azulcrema y las fallas de los de negro le dieron forma a una derrota dolorosa que para acabarla de amolar, les quitó el invicto en casa.

Lo mejor de la mañana fue el sencillo pero emotivo homenaje que la directiva del cuadro del Pedregal le rindió a uno de sus más emblemáticos jugadores: Aarón Padilla Gutiérrez.

Le he contado a usted, amable lector, en más de una docena de ocasiones que mi asistencia a los estadios data desde que tengo uso de razón. Don Arturo, mi padre, nos llevaba a Eduardo y a mí a Ciudad Universitaria que era la casa de los equipos capitalinos previo a la construcción del majestuoso estadio Azteca. Por esa cancha desfilaban las grandes figuras nacionales y extranjeras, permitiendo a nuestra asidua concurrencia mirar, a lo largo del torneo, a todos los equipos de la primera división.

Por esos años ascendió al máximo circuito el equipo representativo de la máxima casa de estudios. Obviamente en un principio se trataba de un cuadro modesto que no tenía más remedio que echar mano de la cantera y explotar al máximo sus fuerzas básicas.

Trajeron a un entrenador llamado Renato Cesarini quién a decir de los que lo trataron, era un verdadero docente en el tema táctico y trabajaba todos los días en dotar a sus pupilos de una depurada técnica individual.

Aunque nosotros le íbamos a las "Chivas", error del cual nunca terminaré de arrepentirme, vimos el desarrollo de jugadores que vestían la camiseta de los Pumas y que se convirtieron en consentidos de la afición por ser puntales de la selección nacional.

Muy pronto, en la cascarita callejera, muchos pedían ser Enrique Borja, carismático goleador, pero solo los conocedores como mi papá entendían que quién alimentaba al letal delantero era aquel que corría por la banda izquierda y que respondía al apodo de el "gansito".

Ese era Aarón Padilla. A sus variadas gambetas, incorporó lo que se conocía como la "bicicleta" que consistía en, a toda velocidad, conducir el balón pasándolo entre sus piernas. Obvio que eso volvía loco al lateral rival y le permitía servir eficientes centros que el delantero en turno podía convertir en anotaciones.

El "ganso" vistió en innumerables ocasiones la casaca verde de la selección, jugando en los mundiales de Inglaterra 66 y México 70.

Una vez retirado tras militar en el Atlante, trabajó en la FEMEXFUT como presidente de las comisiones disciplinaria y de arbitraje y fue presidente de los Pumas.

Particularmente le profeso un gran afecto y me duele su enfermedad que lo mantiene alejado de la realidad. Pumas cumplió el adagio, escrito por Ana María Rabatté: "En vida hermano, en vida".

[email protected]

Leer más de Columnas Deportes

Escrito en:

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Columnas Deportes

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1323480

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx