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Westworld

¿Una distopía improbable?

Foto: John P. Johnson/HBO

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JESSICA AYALA BARBOSA

La serie de ciencia ficción creada por Jonathan Nolan y Lisa Joy para HBO se convirtió en uno de los grandes éxitos de 2016. Basada en una película setentera de mismo nombre, Westworld explora los alcances de la tecnología y la inteligencia artificial, así como los límites de lo humano.

Con la culminación de la sexta temporada de la exitosa Game of Thrones, transmitida por HBO entre abril y junio de este agonizante 2016, los llamados 'seriófilos' (adictos a las series) vivieron momentos de gran euforia que se extendieron durante varios días y semanas, pero que fueron extinguiéndose poco a poco debido a la creciente ansiedad generada por la larga espera que tendrían que afrontar hasta la llegada de nuevos capítulos. Las interrogantes comenzaban a surgir: ¿con qué se saciarían ahora? ¿Qué series valían la pena? ¿Con cuáles se podrían enganchar? La llegada de la sorprendente Stranger Things sirvió para paliar el apetito de los devoradores de series, pero por más buenos que hayan sido, ocho capítulos se antojan insuficientes cuando se es un seriófilo consolidado, más si pueden verse de un jalón, pues como es sabido Netflix acostumbra subir las temporadas completas de sus series en un solo día. Pronto los seriófilos estaban otra vez en las mismas condiciones, viendo un poco de esto y un poco de aquello.“¿Qué series has visto?” se vuelve una pregunta recurrente entre ellos en tiempos de sequía. Sería hasta el 2 de octubre cuando aparecería, también en HBO, un nuevo producto con gran potencial de satisfacer las necesidades de este hambriento grupo; su nombre, Westworld.

LA MESA ESTÁ SERVIDA

Con una extensión de 10 capítulos distribuidos en igual número de domingos; un elenco de lujo encabezado por Anthony Hopkins y que incluye a Evan Rachel Wood, Jeffrey Wright, Ed Harris, Thandie Newton, James Marsden y Jimmi Smpson; y una alucinante trama creada por Jonathan Nolan y Lisa Joy y que mezcla la ciencia ficción con el western, Westworld tiene todo para convertirse en una serie de culto.

La serie se desarrolla en un peculiar parque de diversiones denominado precisamente Westworld, un lugar que recrea la esencia del Viejo Oeste y que está lleno de anfitriones (robots con apariencia humana) puestos a la entera disposición de los huéspedes (clientes, millonarios generalmente) para satisfacer todos sus deseos y hacerlos vivir un sinfín de aventuras sin ningún tipo de restricción. Los anfitriones están programados para enrolar a los huéspedes un gran número de tramas en los que pueden desempeñar el papel que quieran, forajido o sheriff, damisela en peligro o prostituta, en Westworld se puede ser todo, el bueno, el malo o el feo. Robar bancos, enfrentarse a los indios, trasnochar en las cantinas con borrachos, tahúres y prostitutas, raptar a inocentes doncellas o convertirse en el héroe que salva a todo un pueblo de un temible bandido; la imaginación es el límite a la hora de elegir en qué gastar el tiempo en el parque. Lo mejor de todo es que los huéspedes tienen la seguridad de que sin importar lo que hagan o a dónde vayan siempre estarán a salvo, pues los anfitriones no pueden lastimarlos (claro que pueden oponer cierta resistencia, pero esta sólo servirá para dotar de mayor realismo a la experiencia y nunca se saldrá de control), además de que ningún comportamiento suyo dentro del parque tendrá consecuencias fuera de él, en la vida real.

Pero pronto este ambiente perfectamente controlado se verá trastocado por el errático comportamiento de algunos anfitriones. Tras ver una fotografía que un huésped descuidado tira en el parque, y que muestra una realidad muy diferente a la del Viejo Oeste, un anfitrión colapsa y tiene que ser retirado del juego, sin embargo, los ecos de lo que pareció ser una crisis existencial llegan hasta su hija Dolores, una anfitriona que de pronto comienza a cuestionar la realidad en que vive y a dar indicios de estar desarrollando una especie de consciencia artificial. Algo parecido le sucede a Maeve, una anfitriona que regentea un prostíbulo y que de pronto comienza a tener recuerdos en los que se ve a sí misma siendo víctima de espantosas crueldades. ¿Qué o quién está detrás de estos repentinos cambios? ¿Se trata efectivamente de un error de los programadores o es que en realidad asistimos el amanecer de la consciencia artificial? El misterio, las ambiciones y las intrigas le van dando forma a una trama en la que el espectador no deja nunca de intentar atar cabos.

ENSAYO DE UN FUTURO DISTÓPICO

Pero más allá de las emociones que suscitan en sí los enredos de la trama, una de las cosas más atractivas de Westworld es el carácter reflexivo que subyace en toda la producción. Cuestiones como la ética, la libertad, la consciencia, el papel de la memoria en la conformación del ser, el principio y fin de lo que se considera humano, la venganza, la degradación humana, entre muchas otras, son planteadas de manera sutil en cada capítulo.

El hecho de que vivamos en una época en que no dejan de sorprendernos los avances en materia de inteligencia artificial provoca que veamos Westworld de un modo diametralmente distinto al que se vio en 1973 la película homónima en que está basada. Por aquel entonces la preocupación giraba en torno a los virus informáticos, hoy en día la atención está puesta en la posibilidad o imposibilidad de que las máquinas desarrollen consciencia. ¿Qué pasaría si esto sucede? ¿Cómo sería la relación entre humanos y robots? Otras películas que han indagado en estos temas y que reafirman que existe esta preocupación son Chappie y Ex Machina (ambas de 2015). La serie ya de culto Black Mirror es otro ejemplo de lo interesante que resultan para el público las distopías que exploran los alcances de la tecnología y la inteligencia artificial.

FUTURO PROMETEDOR

Los primeros diez capítulos de Westworld les dejaron un muy buen sabor de boca a los seriófilos, quienes ya lamentan que la segunda temporada llegará hasta 2018. Gracias a su éxito ha sido catalogada como la nueva Game of Thrones, incluso competirá con esta por el galardón de mejor serie en los Globos de Oro y los premios del Sindicato de Actores (SAG Awards). HBO la publicita como la primera temporada más vista de su historia (cuenta con un aproximado de 12 millones de espectadores en todas sus plataformas) y se dice que le ha ayudado al canal a ganar suscriptores.

La realidad es que con con todo y sus aciertos es difícil que Westworld se convierta en el fenómeno que es Game of Thrones, sin embargo HBO necesita prepararse para mantener cautivos a los suscriptores que ha obtenido gracias a la serie inspirada en la saga de George R. R. Martin, a la cual ya sólo le restan dos temporadas, que por cierto serán más cortas que las anteriores, según se ha dicho.

El último capítulo de la primera temporada de Westworld entreabrió la puerta para diversas líneas argumentales que se adivinan emocionantes.

Los escritores quieren tomarse su tiempo para entregar una segunda temporada a la altura de la primera, algunos ajustes en cuanto a la verborrea, muy característica de Nolan, así como no abusar de las vueltas de tuerca, son quizá los únicos puntos que algunos críticos opinan que se deberán cuidar en los siguientes episodios.

“Están tratando de hacerlo bien. Jonathan Nolan y Lisa Joy no quieren hacer lo que hicieron la última vez, cuando estaban entre la espada y la pared todo el tiempo. Quieren entrar en ello con un plan claro, de la A a la Z y todo lo demás, como mínimo teniendo los borradores en su sitio”, declaró el actor Luke Hemsworth recientemente.

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