Identidad. El puente es un símbolo de la unión entre los laguneros y una imagen emblemática que ha traspasado generaciones. (EL SIGLO DE TORREÓN)
El puente plateado (que en sus orígenes fue naranja) cumplió 85 años de su inauguración. La estructura que ha soportado violentas avenidas del río Nazas se mantiene como un ejemplo de la calidad en el trabajo de los laguneros y su unión, lo que le ha valido ser símbolo de identidad en la región.
La obra fue diseñada y dirigida por el ingeniero Francisco J. Allen y en menos de un año, en septiembre de 1932, se enfrentó a su primera avenida del río Nazas, sin contratiempos.
"Hablamos de la sociedad civil que se adelantó al gobierno", refirió el historiador, Carlos Castañón Cuadros, pues no fueron las autoridades, sino los propios ciudadanos quienes se unieron y plantearon la necesidad de unir a ambos municipios mediante un puente que, además de cubrir las necesidades de tránsito vehicular, también permitiera el paso seguro de los peatones.
Explicó que este puente es uno de los símbolos laguneros más emblemáticos y queridos por la gente, por lo que aparece en el imaginario colectivo de la región e incluso las nuevas generaciones retoman su imagen, histórica o actual.
"Es un pedazo de identidad hecho fotografía, al mismo tiempo es un vía funcional y de uso cotidiano", manifestó.
IDENTIDAD
En 1926, se conformó la Sociedad Puente Nazas, donde participaban Antonio de Juambelz y Bracho, Julio Castrillón, Antonio Orvañanos, Agustín Zarzosa y Francisco Dingler. Con el lema "coopere usted y habrá puente", buscaban recaudar recursos, desde la Iniciativa Privada, para la construcción de la obra.
Aunque la sociedad se disolvió, surgió otra en 1928, que tampoco trascendió, pero en 1931 se creó el Automóvil Club de La Laguna, que presidía Carlos González Fariño y tenía a Agustín Zarzosa como secretario. El 11 de abril de ese mismo año comenzaron las excavaciones en el lecho del río Nazas y en octubre ya se contaba con la estructura.
En su texto La historia escrita, El Puente Nazas, María Luisa Dingler señaló que en un principio, se pensó en un puente de concreto y la cimentación se construyó de acuerdo con esas previsiones, por lo que tiene más pilastras de las necesarias. Sin embargo, el alto costo no lo permitió y se acordó emplear una estructura metálica que se encomendó a la Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey.
"Se usaron, entre otros materiales, 360 toneladas de fierro estructural, 370 de cemento, → 244 de cal, 3 mil 866 metros cúbicos de piedra, mil 930 de cascajo. El costo total del puente se calculó en 234 mil pesos", manifestó.
El 12 de diciembre de 1931, la Cámara Nacional de Comercio (Canaco) de Torreón ofrecía una cena con agricultores y empresarios para reconocer a quienes impulsaron la obra, que una semana después sería abierta a la circulación vial, con la presencia de autoridades estatales y municipales, que apludían el esfuerzo de la Iniciativa Privada por empujar la competitividad de la región.
Castañón Cuadros señaló que la petición hizo tal eco entre los ciudadanos, que el gobernador de Durango, Pastor Rouaix, y de Coahuila, Nazario Ortiz Garza, se sumaron al proyecto.
"El día de la inauguración hubo fiesta en La Laguna. De un lado y de otro las poblaciones quedaron hermanadas por el puente. Ante todo, ese puente representa la unión, el esfuerzo y la asociación de laguneros que fincaron el bien de la región. 85 años después, el puente del Nazas está en pie y sigue funcionando. Es símbolo de identidad y patrimonio cultural lagunero", expresó el historiador.
COMO LAGUNEROS
El puente plateado no sólo fue una obra que optimizó el transporte en la zona metropolitana, sino que desde el inicio fue motivo de unión e identidad, donde se dejaba de ser de Torreón, de Gómez Palacio o de Lerdo, para ser todos laguneros.
"Con gran entusiasmo ayer se inauguró el puente del Nazas", decía el encabezado publicado por El Siglo de Torreón el 21 de diciembre de 1931. Decía que "nunca se ha visto en la Comarca Lagunera una animación tan grande y espontánea como la que ayer dejaron de manifiesto los habitantes de las tres ciudades, que deseosos de asistir y presenciar la inauguración del puente Nazas, desde muy temprana hora se agolparon arriba y abajo del puente para presenciar las ceremonias".
Desde las primeras horas el regocijo popular empezó a subir y tanto en Gómez Palacio como en Torreón la gente salía presurosa para dirigirse al lugar donde iba a ser la inauguración, pudiendo asegurar que jamás los medios de transporte conocidos en la Comarca Lagunera habían transportado mayor cantidad de personas, pues quienes esperaban automóviles dieceros para dirigirse al puente tuvieron que aguardar hasta media hora, y los autobuses iban repletos de pasajeros.
En el centro del puente estaba un listón tricolor, desde el estribo de la margen derecha estaban apostados los miembros de la gendarmería, trajeados de uniformes nuevos hasta llegar al estribo.
Isauro Martínez, en representación del Automóvil Club, pronunció un discurso donde detalló todas las gestiones que hicieron para la construcción del camino.
Tras la inauguración, subieron a automóviles que circularon por el puente a Lerdo, donde dieron vuelta en el jardín principal y regresaron a Gómez Palacio y luego a Torreón.
DESCUIDO
El puente hoy presenta una imagen de deterioro por la falta de mantenimiento. La pintura plateada se ha borrado en varias zonas, como si el naranja reclamara su color original, ya que en febrero de 2000, el entonces alcalde de Gómez Palacio, Carlos Herrera, mandó pintarlo plateado, lo que obligó al Municipio de Torreón a unificar el color.
Dingler señaló que, históricamente, cuando las aguas broncas del río Nazas arribaban a la zona metropolitana, crecía la preocupación por construir el puente, que perdía importancia cuando disminuía el caudal, de ahí que había un desaliento periódico en el tema.
A detalle
Los materiales:
⇒ Para la construcción del puente se utilizaron 360 toneladas de fierro estructural
⇒ 370 toneladas de cemento
⇒ 244 de cal
⇒ 3 mil 866 metros cúbicos de piedra
⇒ mil 930 de cascajo
⇒ El costo total fue de 234 mil pesos.
FUENTE: TEXTO LA HISTORIA ESCRITA, DE MARÍA LUISA DINGLER
