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“De corazón… 12ª PARTE!!!”

German de la Cruz Carrizales

Continuación…

Mi viejo amigo, llave de mil puertas: ¿A quién creíste que engañabas cuando depositaron las ultimas flores sobre tu tumba? Entre cuerdas de guitarra y aplausos entusiastas, tus hijos y tus amigos entonamos aquella mañana un adiós muy sentido pero muy poco convencido. Ninguno creía verdaderamente que te hubieras ido... La sonrisa de Don Roque el zapatero; el rostro radiante de los dueños de la panadería de la esquina; las palabras sencillas en la voz quebrada de tus amigos que te sobrevivieron, parecían todos ellos seguir festejando los días posteriores a la Navidad y tan próximos ya al Año Nuevo. Tu muerte fue un aplauso, un himno, un abrazo. Un amanecer violeta de diciembre ilumino el lápiz labial que dejó  tu esposa como beso de buenas noches en tu frente, ahora, al parecer sin vida. De no haber sido por el piano que reclamaba tus manos fuertes y cariñosas, por tu sillón ahora vacío, por las fiestas llenas de globos pero ausentes de tus chistes, no nos habría asaltado la duda de que verdaderamente te habías ido. Hoy hace diez años que he querido dejarte partir pero la calidez de tu abrazo, tu ingenio para unirnos, tus anécdotas en los talleres del Ferrocarril, la verticalidad en tus juicios y la devoción que tuviste para mi mamá se empeñan en quedarse aquí. Y es inútil despedirte porque no te fuiste... Porque no te vas... Porque estas decidido a nunca partir... Papá. Con profundo amor, tu hijo Ricardo.

MUCHOS DÍAS DE ESTOS Mamá: ¿Cómo reclamarte tantos días sin sentirme culpable? De tu mundo color de rosa. Enamorada y al lado de un hombre forjado entre las maquinas, emprendiste, no sé si lo meditaste, la tarea de alcanzar una talla humana mas allá, muchas veces más allá del promedio que yo conozco. Guardaste silencio cuando muy bien te pudiste haber quejado: “No hay dinero”, “tenemos ocho años de casados y no tenemos hijos”, “este vestido ya lo he modificado seis o siete veces”, “tenemos que irnos a lugares inhóspitos por una miseria de sueldo...” Hubiera sido muy válido... Sin embargo, preferiste convertir en un canto alegre tu despertar junto a los montones de ropa para planchar, en un canto valiente tu salir a buscar trabajo y en canto de cuna tu compañía, tus tés, tus fomentos para tus hijos en cama. Tu vida fue un poema cantado en torno a una palabra. Tu palabra preferida que fue también tu filosofía: “VAMOS”. Y “vamos” es; vamos a pasear, vamos a  aprender, vamos a convivir. Siempre has dicho que “vamos” implica una meta, un camino y una compañía. Y así es tu vida, llena de sabiduría porque has elegido un “a donde”, un “como” y un “con quien”...  y nunca te he visto defraudada. Recuerdo cuando buscando en el ropero unas fotos descubrimos una boleta tuya de calificaciones de sexto de primaria y solo vimos “seises”. Te reíste despreocupada al verte descubierta... No me importa, mamá. Hay gente que pasa su vida aprendiendo y no aprende a vivir. Tú aprendiste de la vida y la vida te puso un “diez” de amor y alegría. Lo que te reclamo, mamá es ¿por qué nunca te quejaste? Así habría aprendido a ser asertivo y manifestar mis molestias. ¿Por qué fuiste tan valiente? Así no tendría vergüenza de acobardarme; ¿Por qué no me enseñaste que las personas que se aman también pueden enojarse? Así podría aclarar mis diferencias con las personas que amo; ¿Por qué no me enseñaste que en el mundo existían personas malintencionadas? Así hubiera sido prudente. Pero ¿cómo reclamarte sin sentirme culpable? Es más ¿cómo reclamarte el no haber aprendido tu categoría moral? Viviste 31,592 días de risas cristalinas, de notas de piano, Chopin, Beethoven, de voces de ópera, Verdi, Puccini, de ratitos frente a la tele, de tus amigas que te cuentan chistes, de los abrazos y el cariño de tu esposo, de la gratitud de tus hijos, del azul de la tarde, de tu enervante recorrido por Sudamérica, de tus clases de tejido, de Blanca Inés, de las Chapa, de las Anchondo, del saludo sincero y afectuoso de tus vecinas, del grato y perfumado recuerdo de tus amigas que se te adelantaron. Mamá, a tu lado viví y recordaré MUCHOS DÍAS DE ESTOS. Con profundo amor y un beso, agradeciendo a Dios por todo lo que me ha dado en la vida, tu hijo Ricardo.  Con cariño infinito para ti Ricardo, de tu amigo. Germán de la Cruz Carrizales         

 

¿Y usted que opina?

 

 (Le comparto este  tema “Ray Conniff I've Got You Under My Skin”)  haga clic en la dirección de abajo:

 

http://www.youtube.com/watch?v=LL38j3ivr9Y&feature=related

 

Si aun no ha leído el artículo “De corazón… 11ª PARTE” se la recomiendo en: 

 

http://blogsiglo.com/archivo/912.de-coraz-n-11-parte.html

 

 

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“QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR”

Germán de la Cruz Carrizales

  Torreón, Coahuila. México

                 MMX

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