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Réquiem por las reformas

Carlos Castañon

 

En la boca del lobo

Envidia me causó hace unos días ver un debate, que para nuestras costumbres en México, acá resultaría imposible. El presidente Barack Obama se metió a la boca de lobo por decir de una manera. Fue hasta la casa de sus opositores, de sus detractores en el Congreso y en las calles para dar la cara y defender la Reforma de Salud, además de otros temas de la agenda que impulsa el gobierno a su cargo. Los temas debatidos por el presidente norteamericano no fueron menores, ni tampoco sencillos, sobre todo, en momentos en que la crisis y el desempleo han afectado el país vecino y de paso, a la economía mundial.


Obama se presentó a una reunión del caucus republicano celebrado en Baltimore. Ahí habló fuerte y claro, expuso sus argumentos e incluso aceptó ante los republicanos que retomaría sus propuestas a fin mejorar la conducción del país. Serio, pero sin perder la compostura, aguantó fuertes reclamos, críticas. Incluso se dio tiempo para intercalar algunas bromas a fin de suavizar el debate. En la discusión se expresaron dos visiones distintas del país en torno a temas como la seguridad social, el crecimiento del déficit público, los impuestos, el desempleo y la generación de energía. Asumiendo su rol como Jefe de Estado, Obama escuchó las diferencias y mostró apertura con respecto a la reforma de salud: "Si ustedes me enseñan propuestas que expertos independientes puedan respaldar como benéficas para la reforma que necesitamos, pueden estar seguros de que las voy a incluir".
Contundente, no dudó en declarar  que “el pueblo no quiere que nos ocupemos de salvar nuestros puestos de trabajo, sino sus puestos de trabajo”.


Paralelo a esto, el debate abierto por el presidente Felipe Calderón con respecto a la Reforma Política, parece destinado al fracaso. De entrada, nuestro presidente ni siquiera puede pararse en el Congreso a debatir o defender sus propuestas. Cuando lo hacen los Secretarios, aquello se convierte en una retahíla de descalificaciones e insultos en el mejor de los casos.


Por otro lado, la defensa de la Reforma Política fue abandonada durante semanas por el Presidente. La lanzó en diciembre del año pasado, y justo esta semana, la semana de los terribles crímenes de Juárez y Torreón, decide retomar el tema. Así, el pasado tres de febrero Calderón publicó en dos diarios de circulación nacional, El Universal y el Excélsior, un texto titulado: “Reforma en favor de los ciudadanos: del sufragio efectivo a la democracia efectiva”. En el texto retomó una modesta defensa de su propuesta, la cual nos dice, es “perfectible”. Leyendo los más de 171 comentarios que acumuló el sitio del Universal, se muestran más que argumentos, duras críticas y descalificaciones. ¿Será acaso una muestra del nivel argumentativo de los mexicanos que acceden a Internet? No le fue bien en los comentarios, como tampoco le ha ido bien con el Congreso, más apurado en las próximas elecciones, que el futuro del país.


En donde sí he visto mejor recepción en cuanto a crítica y discusión, es en el nuevo sitio que abrió la Secretaría de Gobernación para el tema de la reforma del poder: reformapolitica.gob.mx. Ahí se presentan diversas actividades y foros abiertos para opinar y escribir al blog del Secretario Fernando Gómez Mont. De hecho es el más activo promotor de las reformas en diferentes círculos académicos, intelectuales y medios de comunicación.


Sería una verdadera pérdida de oportunidad, si es que algo nos “dice” el año del Bicentenario, que ese debate no llegue a ningún lado.  No obstante, es significativo de la cultura política en México, que poco podamos discutir, a fin de avanzar en la tan gastada relación entre políticos y ciudadanos. Desde hace varios años los ciudadanos estamos acotados por el problema de la inseguridad, desgastados también por la falta de credibilidad y confianza en las instituciones. Por eso no es extraño que las tres principales encuestas de valores, el Latinobarómetro, la Encup, y la Encuesta Mundial de Valores, registren la insatisfacción de los mexicanos con la democracia. Esos estudios empíricos muestran una creciente decepción con la democracia. En consecuencia, tampoco debe extrañarnos que un sector de la población mexicana esté dispuesto a abandonar libertades propias de la democracia, a fin de abrazar un régimen duro y autoritario que garantice la seguridad y el crecimiento económico.

¿Acaso estamos ante el retorno autoritario? No lo creo, pero hay en el ambiente manifestaciones preocupantes.


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