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El rey león

Diana Miriam Alcántara Meléndez
Diana Miriam Alcántara Meléndez

Cualquier forma de organización social sirve para mantener armonía entre los ciudadanos, contribuyendo a la convivencia, sobrevivencia y reproducción de la especie, pero las diferentes filosofías, corrientes de pensamiento, manera de ver y entender el mundo, desembocan también en una variedad  amplia de estructuras sociales. No se trata de pensar cuál es la mejor o peor, es elegir cuál funciona mejor para la sociedad de que se trate, en su época, cultura, pensamiento y necesidades. El mundo animal, analizamos, se rige por el curso de la vida y la naturaleza, la cadena alimenticia, la evolución y la lucha por la sobrevivencia.

Bajo ese escenario inicia la historia de El rey león (EUA, 1994), un reino gobernado por los leones, por Mufasa, que enseña a su hijo Simba de lo correcto y lo incorrecto, la ayuda hacia los demás y su deber de responsabilidad como futuro rey, pero en especial de cómo cada eslabón del reino cumple un propósito, haciendo su trabajo, que es lo que conforma su estructura en armonía. Sin embargo, el hermano del rey, Scar, quiere convertirse en soberano y tomar control de todos los recursos; así que, ayudado por las hienas, mata a Mufasa y manipula a Simba para hacerlo sentirse culpable de la muerte de su padre, forzándolo a huir del reino, convirtiéndose, de esta manera, bajo una línea de derecho de sangre, en el nuevo Rey, una vez que Simba abandona el reino. El joven león fugitivo  llega a caer con dos animales que le enseñan una filosofía despreocupada, con quienes crece, hasta el día en que debe regresar a tomar su papel como rey y poner de nuevo en orden el funcionamiento del reino.

Emotiva, sentimental, animada y musical, con inspiración en el Hamlet de Shakespeare, la película fue escrita por Irene Mecchi, Linda Woolverton y Jonathan Roberts; dirigida por Roger Allers y Rob Minkoff. Nominada a cuatro premios Oscar y ganadora de dos de ellos, incluyendo el de mejor canción original, “Can you feel the love tonight”, con música de Elton John y letra de Tim Rice.

La historia está llena de simbolismos, sopesando de alguna forma ideologías, cómo una u otra pueden funcionar cuando así es necesario. Por ejemplo, para Simba es importante encontrarse en su destierro con Timón y Pumba, un suricato y un jabalí que viven bajo la idea de que lo importante es ser libre y tomar la vida con despreocupación, sin presión de responsabilidades y obligaciones; en efecto, no es que vivir así sea malo, porque la experiencia le sirve al joven león para crecer, para, eventualmente, entender que es momento de madurar, de reconocer su pasado e historia familiar y, por tanto, regresar, hacer valer sus derechos y luchar contra Scar.

El modo en que opera el sistema del reino también tiene sus pros y sus contras. No es un modelo en el que se pueda crecer fuera de la labor asignada; el modelo de estructura, bajo un mandato correcto, vela por el bienestar de todos los que lo conforman, siempre y cuando todos se mantengan alineados [¿y por tanto, enajenados?]. Un modelo que en la historia llega a caer cuando las hienas, principalmente, autoproclamadas el último eslabón de la cadena alimenticia, se dicen ignoradas por su ambiente. Su invasión no está justificada ante los ojos de la autoridad, pero su motivación, al verse percibidos como parias, es suficiente para entender su posición de acción subversiva. El marginado ejerciendo su derecho a la rebelión.

La llegada de Scar no cambia el sistema, al contrario, su personalidad autoritaria y soberbia simplemente saca lo peor de sí y del sistema. Es el mismo reino, el mismo sistema, la misma forma de organización social, el mismo ser único que reina sobre todos los demás; la diferencia es que Mufasa actuaba bajo la filosofía de lo correcto y el bienestar para todos, mientras Scar trabaja bajo la filosofía de lo incorrecto, el beneficio propio y no del de su grupo; misma filosofía pero diferente forma de vender/expresar sus ideas.

La película, sin embargo, nunca se adentra al verdadero análisis de cada sistema político-filosófico (película infantil, finalmente), sino que los representa convencional y superficialmente, aunque con un evidente simbolismo, gracias a los visuales del número musical “Be prepared” (Estén preparados), donde Scar se decide, con régimen militar hacia las hienas (una alusión directa al régimen Nazi), tomar el control del reino de Mufasa.

En cualquier caso, ¿quién es el rey? El león, pero, ¿por su intelecto o fuerza? Lo es por estar en la cima de la cadena alimenticia. Poder, control. La película habla de un salvador, el hijo de un rey. ¿Qué diferencia hay entre un tirano y un rey si ambos son un ente que se proclama superior, por encima de todos los demás? Son sus acciones, sus motivaciones y sus elecciones, pero no con respecto a ellos, sino hacia aquellos a quienes gobiernan, y, sin embargo, parece que cada Rey finalmente da prioridad al interés propio y de su familia.

Y exactamente, ¿por qué las leonas deben esperar a ser rescatadas cuando también tienen fuerza propia y agilidad felina? ¿Por qué los animales del reino deciden abandonarlo en lugar de pelear por él? ¿Es este sistema el más adecuado para quienes bajo él viven?

Parece que lo realmente importante entre uno u otro sistema, comparando lo que sucede cuando Mufasa reina a cuando Scar lo hace, y comparando con la formad de vida de Timón y Pumba, es que lo mejor para una organización es el trabajo en conjunto, encontrar el equilibrio entendiendo que cada ser está conectado con los otros, como le explica Mufasa a Simba al iniciar la historia. El régimen de Scar flaquea porque su control ahuyenta a los animales, dejándolos sin alimento. Y de igual manera se encuentran fallas en la forma de orden y convivencia de las diferentes formas de vida que presenta la historia, precisamente porque no hay un sistema de organización perfecto.

Al final, lo que sostiene el principal mensaje del relato es la idea de encontrarse a sí mismo; encuentra tu lugar y encuentra quién eres, le pide el simio Rafiki a Simba para reflexionar sobre el sentido de la vida, de su vida, que es lo mismo que madurar. Aceptar cuál es su responsabilidad y qué es lo que puede hacer para mejorar el lugar en el que vive, en el que viven aquellos quienes le importan. Finalmente “el ciclo de la vida” (como lo dicta una de las canciones principales de la película, la primera en escena), la vida y la muerte, la luz y la sombra, es inevitable. Cada quien tiene un lugar, aunque, a diferencia de lo que dice la historia, ese lugar sí puede cambiar, cada quien puede construir su historia y dar sentido y significado a sus acciones. Por lo menos ese actuar propio puede hacer la diferencia; y no estrictamente si se es rey, porque Rafiki, Timón o Pumba, por ejemplo, sin serlo, logran con sus acciones aportar al cambio. Este debería ser el mensaje: Define qué quieres ser y actúa en consecuencia, conduciéndote con rebeldía, pensando por ti mismo y con la mira puesta en el bienestar colectivo y personal.

Ficha técnica: El Rey León - The Lion King

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