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Emma

Diana Miriam Alcántara Meléndez
Diana Miriam Alcántara Meléndez

A veces lo más gratificante de una historia es ver crecer a su personaje principal hasta convertirse en una persona mejor, no forzosamente más amable o más loable, como un héroe perfecto al que se le puede considerar como un modelo idílico a seguir, pero sí como alguien más dedicado a aceptarse como es, consciente de sus fallas y aciertos,  de cómo su pensar y actuar ante los demás define su comportamiento y caracteriza sus relaciones, porque eso significa madurar.

Emma, personaje eje en la novela homónima escrita por Jane Austen, es el tipo de persona alegre pero descuidada que no siempre se da cuenta de este tipo de detalles; durante el desarrollo de su historia aprenderá el valor de la moderación, la sencillez, la gentileza y la fraternidad.

Luego de su triunfo al emparejar a su institutriz con un respetable caballero, Emma se convence de sus habilidades de cupido y decide hacer felices a los demás buscándoles una pareja con la quien compartir un futuro. Entre ellas, como su principal amiga y protegida, está Harriet Smith, una ingenua y confundida joven; además de otros amigos y conocidos de la familia, entre ellos la apreciable y llena de cualidades Jane Fairfax o el solemne y distinguido señor Knightley.

La joven tiene las mejores intenciones pero el peor tino y pertinencia; confundiendo su idea de felicidad y gusto con la de los demás, creyendo erróneamente que sus elecciones de correspondencia amorosa entre personas son, en efecto, lo que los otros quieren o eligen, Emma se adelanta a los hechos sin consideraciones a terceros, sin medir las consecuencias de sus actos, sin valorar sentimientos y afectos de los que la rodean; en su afán de ayudar lo único que hace es crear conflictos innecesarios, lastimar a personas cercanas a su corazón y generar confusión y tensión social.

Austen trata en su novela de las falsas impresiones, los secretos y los engaños, de lo importancia de revelarse como realmente uno es y de dejar de lado las pretensiones y las falsas aspiraciones, mismas que en la historia sólo crean confusión y falsedad. No se le pueden tener consideraciones a una persona si el sentimiento, y el respeto, no es mutuo.

Existen dos adaptaciones cinematográficas de Emma que demuestran cómo la interpretación de un mismo material literario puede traducirse en perspectivas a veces convergentes y a veces muy diferentes.

Emma - 1996

Douglas McGrath es director y guionista de esta adaptación que cuenta con las actuaciones de Gwyneth Paltrow como Emma Woodhouse, Toni Collette como Harriet Smith, Jeremy Northam como Mr. Knightley, Polly Walker como Jane Fairfax y Ewan McGregor como Frank Churchill.

La representación por parte de la actriz principal, en combinación con lo dispuesto en el guión y por parte de la dirección, hacen que esta versión de Emma sea guiada por una protagonista que se presenta más manipuladora, frívola, grosera y arrogante de lo que debería de ser. Según el libro, Emma es inteligente pero mimada, pero por lo general sus acciones (aunque siempre buscando que otros hagan lo que ella quiere) nunca son tan mal intencionadas como aquí se aparenta. En esta adaptación cinematográfica parece que ella lastima al otro a propósito en lugar de ayudarle. El desarrollo sigue de manera cercana la continuidad del libro, y aunque abarca momentos representativos de la novela literaria, la película carece de una profundización propia en algunos de sus personajes, haciéndola casi superficial y sosa. Aunque planteada con elementos que la hacen cómica y entretenida, la historia se centra esencialmente en las desventuras de una ocurrente Emma esforzándose por complacer (al intentar casar) a todos sus conocidos y divirtiéndose ella misma en el proceso, en lugar de enfocarse en el camino personal de crecimiento que la joven vive a través de sus aventuras diarias y relaciones amistosas.

Ficha técnica: https://www.imdb.com/title/tt0116191/?ref_=fn_al_tt_1

Emma - 1996 (película para la televisión)

Con un guión escrito por Andrew Davies y dirigida por Diarmuid Lawrence, cuenta con la participación de Kate Beckinsale como Emma Woodhouse, Samantha Morton como Harriet Smith, Mark Strong como Mr. Knightley, Olivia Williams como Jane Fairfax y Raymond Coulthard como Frank Churchill.

La producción se encarga de que los personajes sean interpretados con gracia, empatía y sensibilidad, incluso si la protagonista a veces es orgullosa y vanidosa. El guión se adentra en la mente inocente, idealista y a veces enfadada de Emma a través de representaciones vívidas de los sueños despiertos que hace la joven, añadiendo con ello un toque más honesto respecto a la forma, de otra manera consentida, con la que la protagonista suele desenvolverse. Aunque la película condensa y apresura, a veces demasiado y por tanto perdiendo detalle, el desarrollo que se presenta en el libro, la historia logra capturar la esencia de la novela. En este caso el desarrollo se centra en la relación de la joven con su amigo el Sr. Knightley, quien apunta con dureza los defectos que él encuentra en ella, constantemente insistiendo e intentando hacerlos notar para permitirle a ella cambiar como persona, madurar como ser humano.

Ambas películas son diferentes versiones de enfoque de un mismo libro, ambas con aciertos y con fallos, en interpretación, diálogo, desarrollo o realización. Adaptaciones válidas que retoman elementos de una novela que ya de entrada está abierta a interpretaciones dada su naturaleza de narrativa escrita, que describe paisajes sociales y carácter de personalidades, es decir, la habilidad de Austen por presentar personajes que pueden ser tanto apreciados como detestados, según interprete el lector que tome el material escrito en sus manos. Dos películas a las que vale la pena acercarse, se sea seguidor de Jane Austen o no.

Ficha técnica: https://www.imdb.com/title/tt0118308/?ref_=tt_rec_tt

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