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The jazz singer

Diana Miriam Alcántara Meléndez
Diana Miriam Alcántara Meléndez

The jazz singer [El cantante de jazz], dirigida por Alan Crosland, cuenta la historia de Jakie Rabinowitz, un niño judío quien rechaza convertirse en cantor de la sinagoga, como su padre, a cambio de perseguir una carrera como cantante de jazz, lo que conduce a un distanciamiento con su familia; años después, tras un camino inconsistente, al cantante le ofrecen un número en Broadway (recomendado por una joven que le escuchó cantar), pero su padre enferma y su madre insiste que el gran deseo de éste es escuchar a su hijo interpretar de nueva cuenta cánticos judíos.

La película es un relato sobre paciencia, tolerancia y aceptación. ¿Qué tanto está dispuesta una persona a cambiar por perseguir una meta? o, ¿qué tanto cambian las personas en el proceso? La conocida pregunta decisiva <<¿Qué tanto estás dispuesto a hacer por conseguir “esto”?>> Y también, ¿cuál es el peso/importancia que tiene la identidad de una persona (familia, valores, religión, creencias, fe, cultura) en el proceso de adaptación profesional, social, familiar?

Una historia sobre lo que se deja atrás cuando una persona toma decisiones que cambian su vida, una historia sobre la identidad, las raíces (culturales y familiares) y el ser fiel a uno mismo. [Recordando el debate sobre “blackface”. El protagonista pinta su cara de color obscuro para interpretar sus canciones de jazz en Broadway. La práctica era común como una forma teatral, pero las connotaciones respecto a esta práctica han cambiando con el tiempo e incluso hay quien pueda entenderlas como una forma racista. No lo es, y la razón es su contexto histórico. Algunos  hablan de esta forma simbólica como una negación del ser por parte del protagonista, de acuerdo con la aceptación que persigue, un acto que le disfraza y le otorga (aparentemente) las mismas oportunidades que a cualquier otro; por otra parte, también se cree que es todo lo contrario, que esta acción es un estandarte que proclama una reflexión sobre el cambio cultural que los inmigrantes, de cualquier tipo, traen a la escena histórica de EEUU y, con ello, el cambio generacional (de acción y pensamiento) que tal proceso reclama, generado por la aceptación que cada uno de este tipo de individuos reconoce de sí mismos, una unión étnica de la que se proclaman a favor. En ambos casos, cabe señalar, el eje reflexivo habla de la identidad de una persona que es (o se percibe) diferente entre sus “semejantes”].

Aunque la historia puede resultar predecible para el espectador moderno, además de contar con varios saltos temporales al vacío (probablemente por la forma narrativa sencilla), en especial en su resolución donde inexplicablemente se da una prolepsis (flashforward o salto temporal al futuro) al estilo “pero al final todo salió bien” (muy “convenientemente”, aunque certeramente en respuesta a aquella conocida línea “el show debe continuar”), el relato cuenta con una historia interesante y pone en un reflexivo predicamento ético-personal al protagonista y, por ende, al espectador.

La sencillez del relato no limita su capacidad para cuestionar las decisiones del protagonista y de aquellos que le rodean, trayendo con ello la forma reflexiva inmersa en la película. El espectador puede ponerse en los zapatos de cada personaje y entender las razones de por qué hacen o dicen algo; la relación de cada uno de ellos con el cantante de jazz y cómo les afecta, en un nivel personal, profesional o social, según sea el caso, es parte de la buena construcción de la historia y de la variedad de perspectiva que permite un buen debate sobre la temática de la misma. ¿Tiene razón el padre al insistir que su hijo continúe con la tradición familiar de ser cantor? La tiene y no la tiene, pero en su lógica (como personaje) la respuesta es entendible, el padre se aferra a sus creencias y sus expectativas, a lo que cree mejor para su hijo según su perspectiva. ¿Eso interfiere directamente con los deseos de su hijo? Lo hace, y de ahí el conflicto dentro de la historia y el conflicto interno que lleva con ello cada personaje en relación directa con el protagonista a lo largo de la trama. Los mismos cuestionamientos se presentan para el resto de los personajes (la madre del cantante o la joven que lo recomienda para el trabajo en Broadway, por ejemplo), una serie de relaciones a veces cooperativas, a veces conflictivas, a veces contradictorias, a veces de apoyo, y lo mismo sucede, a mayor grado, con Jakie, el cantante de jazz, cuyo sueño está a punto de hacerse realidad, arrastrando en el proceso una serie de descontentos con quienes le rodean.

Al Jolson interpreta el papel principal, con ello, la película se estructura como un musical cuyos momentos de jazz permiten adentrarse a la naturaleza emocional de Jakie (o Jack Robin, nombre artístico que adopta el protagonista). La voz de Jack es peculiar porque refleja su estado anímico, la emoción que trasmite es lo que lo hace un cantante especial y Jolson logra capturar ello con su interpretación.

Una combinación entre cine mudo y cine sonoro que queda para la posteridad dentro de la historia de la cinematografía. The jazz singer cuenta con interpretaciones musicales sonoras y algunos elementos de diálogo audible, pero en su mayoría está constituida por líneas de parlamento que se leen en formato escrito en pantalla. La presencia de ambos elementos demuestra la forma evolutiva que el cine fue desarrollando para sí mismo, la película evidencia de manera significativa la inclusión y armonía sonoro-visual, elementos que ya se comenzaban a combinar desde inicios de la década de 1920 y cuya experimentación continuaría revolucionando la forma artística cinematográfica.

Ficha técnica: The Jazz Singer

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