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Realismo

Diana Miriam Alcántara Meléndez

El realismo como expresión artística surgió en el siglo XIX y su intención de captar la realidad, representarla de la manera más natural posible. La base filosófica realista se opone a las interferencias interpretativas, en forma o contenido, por tanto, se opone a los lineamientos del romanticismo, emocional e interpretativo por excelencia.

El realismo comienza con la observación y a partir de ese punto procede a dar estilo y composición a la obra, es decir, el artista observa y luego refleja con su trabajo lo que ha observado, el espejo entre realidad y obra debe ser cristalino, exacto, semejante, parecido. Esto se logra  a través de una narración concreta o con la presencia de imágenes evocativas, por ejemplo.

La naturaleza factual del realismo puede notarse en la literatura y la cinematografía, cuando el trabajo logra que el lector o el espectador sienta que está en la historia, que la viva. Para lograrlo existen diferentes técnicas de construcción de relatos. En el realismo es esencial que se narre lo que el narrador cree que se tiene que narrar. Los intereses del desarrollo de la historia se plantean de acuerdo con la perspectiva narrativa, en este sentido las historias deben tener lógica propia para validarse a sí mismas, pero también deben tener un fundamento concreto con la realidad.

La ficción se entromete con la realidad pero sólo de manera técnica; en ambas literatura y cinematografía la ficción es un formato narrativo que no se entromete con el proceso de imitación, la forma y el contenido son tratados de maneras diferentes. La realidad y el realismo no son lo mismo, la realidad es veracidad mientras que el realismo es verosimilitud, dejando con ello  que la obra cumpla con su cometido mimético (mímesis = imitación de la realidad).

El cine realista, por su parte, no trata de historias basadas en hechos reales, trata de historias plasmadas de manera fidedigna. La realidad sirve como un simulacro de hechos (“reales”), pero el contenido es la forma de expresión, el realismo en acción.

El Cinema Verite (cine de realidad), por ejemplo, es un tipo de película o documental donde el realizador se limita a observar con su cámara el objeto, captarlo en su entorno sin entrometerse en él; por otra parte, el Neorrealismo Italiano se preocupaba por reflejar la realidad cotidiana de las clases, las condiciones de la vida diaria de las personas, capturar la desesperación y opresión  vivida en la Italia subsecuente a la Segunda Guerra Mundial.

El realismo se propone presentar las cosas como son, su forma natural, sin más ni menos, sin exageraciones u omisiones. La ficción dentro de la narrativa ya es una limitante para el cine realista, mientras la literatura puede hacer uso de formas poéticas y otras características de la palabra escrita para recuperar el eje del reflejo de la realidad, la cinematografía se enfrenta ante otras limitantes, pero también cuenta con otras ventajas.

El cine neorrealista italiano, como muchas otras películas contemporáneas también hacen, filma sus historias utilizando escenarios reales en lugar de reconstruirlos en estudios de grabación; de igual manera los personajes son interpretados por personas que han vivido historias similares a las que se cuentan, personas que regularmente no son actores profesionales. Como ejemplos de este estilo se encuentran: Roma, ciudad abierta (Italia, 1945) o Ladrón de bicicletas (Italia, 1948).

Al contrario de la narrativa de ficción tradicional, en donde cada acción tiene una reacción y cada secuencia construye una trama planteada, el Cinema verite intenta un acercamiento menos elaborado a la forma de contar historias, menos predeterminado, dejando que los personajes y las historias se desarrollen de manera propia, limitando el uso de la cámara a captar tal progresión narrativa. Véase Shadows (EUA, 1959) de John Cassavetes, por ejemplo.

Este tipo de cine no da respuestas a todas las preguntas que sugiere, porque no se estructura de manera tradicional. Las situaciones, las historias mismas, son parte de una representación simbólica y real a la cual no se le dan explicaciones explícitas. El realizador no interpreta la realidad, sino que deja al espectador hacerlo por sí mismo, resultando en un cine a veces ambiguo y contemplativo.

El cinema verite también recupera otras técnicas, principalmente características del cine documental, la cámara en mano o el capturar sonidos y escenarios de manera directa durante la filmación, sin utilizar filtros en posproducción.

Los lineamientos del movimiento realista siguen siendo pieza fundamental en la construcción artística actual. Muchas obras parten de entender la forma básica de la historia para luego darle un tratamiento determinado; la creación cinematográfica encuentra en el realismo una forma de expresión que refleja en sus imágenes y en sus historias, incluso si la película en sí es un relato puramente de ficción.

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