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En corto

Diana Miriam Alcántara Meléndez

Los cortometrajes significan un medio de difusión de ideas, un canal de comunicación que promueve el trabajo del guionista, director o equipo artístico y técnico, fuera del círculo habitual de quienes lo conforman. Para muchos el cortometraje no es más que un camino a seguir que, a manera de ensayo, ponga en práctica los conocimientos y técnicas aprendidos. La opinión respecto a los cortometrajes obedece, como es de suponer, a las experiencias y usanzas de quienes emiten su punto de vista en relación con este formato del guion.

En realidad, un cortometraje significa todo lo anterior. Lo llamativo de este formato consiste en poder contar una historia en breve, en corto, por redundante que suene; es decir, contar en pocas palabras, en instantes, un relato que enganche, sorprenda, conmueva e impacte al espectador. Su presupuesto por lo general es reducido gracias a su tiempo de duración (menor a 30 minutos), lo que permite poner a prueba las aptitudes y habilidades de todos sus participantes. Así, podría decirse que el resultado final se convierte en una demostración, un esbozo, un ejemplo, de la capacidad, alcance y limitaciones de quienes los realizan.

Los cortometrajes abren camino para quienes en ellos participan pues, por ejemplo, cuando un director demuestra su capacidad detrás de la cámara a partir de su labor realizada en un “corto” (apócope de cortometraje), las oportunidades que se le abren al tener una muestra de su trabajo pueden ser diversas, desde participar en festivales, ganar galardones, o construir una reputación, hasta establecer contactos con otras personalidades del cine, la televisión y demás medios audiovisuales.

Ahora bien, la finalidad, el propósito por el que los cortometrajes son hechos, es precisamente lo que más importa, y de allí que difiera la opinión de los expertos pues, un corto no es garantía de éxito, fracaso, oportunidades o dificultades.

Existen aquellos que opinan que en efecto una de las vías por las que se puede llegar a un proyecto cinematográfico es a través de la realización de cortometrajes y la participación de éstos en festivales de diversas magnitudes; otros, sin embargo, difieren y consideran que si lo que se desea es realizar una película, la opción más accesible es la de decidirse a realizar sus propios proyectos. Ambas son posibilidades reales, elecciones e iniciativas contundentes y precisas, factibles, sin más ni menos. Corresponde a cada realizador seleccionar el tipo de trabajo que mas le acomode, que considere más viable para expresar lo que en su mente está construyendo y desea expresar.
Aquello en lo que no cabe duda es en coincidir que como tal el cortometraje es un medio de expresión y comunicación al que muchos se acercan con el mayor interés y dedicación; valorado, querido y constante entre los cineastas y no pocos cinéfilos, así como a través del tiempo.

Los cortometrajes siempre presentes en festivales y premiaciones han sido el inicio de muchos artistas, muchos quienes por cierto después han tenido la oportunidad de incursionar en otras áreas como la televisión y el cine, en gran parte como resultado de aquellos trabajos realizados con anterioridad.

Es pertinente precisar que realizar cortometrajes no obedece en todos los casos al punto inicial de una carrera; si bien muchas personas los realizan cuando comienzan a experimentar y a conocer el mundo audiovisual, es común que artistas y directores ya consagrados, o por lo menos con larga carrera profesional, dediquen su labor constantemente a los cortometrajes y/o en diferentes puntos de su profesión o trayectoria.

Así bien, los cortometrajes son, como muchos los llaman, películas cortas, siempre presentes y de la mano del mundo del cine, eso sí, a la par del crecimiento y desarrollo del arte cinematográfico desde su nacimiento, como lo pueden ejemplificar Un perro andaluz (Francia, 1929) de Buñuel y Dalí o Viaje a la Luna (Francia, 1902) de Georges Méliès.

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