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¿Es posible un aprendizaje integral?

ROLANDO CRUZ GARCÍA
“Obedeced más a los que enseñan, que a los que mandan” — San Agustín

En la actualidad nos damos cuenta que las personas necesitamos aprender de forma permanente y diferente a como nos enseñan en la escuela; ya que allí se sigue promoviendo un aprendizaje memorístico, repetitivo, mecánico, desfasado, inservible, descontextualizado, aburrido y sin sentido para el que aprende.

Por esta razón debemos voltear hacia una nueva forma de aprender, es decir de una forma integral, convergente, heterogénea, diversa, alegre, comprensiva, contextualizada y ampliamente aplicativa; se refiere entonces a propiciar el aprendizaje de los diversos contenidos curriculares bajo nuevos enfoques más actuales y creativos.

Los contenidos que se enseñan en los planes y programas de estudio de todos los niveles educativos, pueden agruparse de manera general, en: conocimiento conceptual (también llamado declarativo), el saber procedimental (que se traduce en poder hacer algo con aquello que aprendemos) y el ser actitudinal (que se refleja en la persona a nivel ontológico y valoral).

En el aprendizaje de contenidos conceptuales, nos estamos refiriendo al "saber qué" y puede definirse como aquella competencia referida al conocimiento de datos, hechos, conceptos y principios. Algunos han preferido denominarlo conocimiento declarativo, porque es un saber que se dice, que se declara o que se manifiesta por medio del lenguaje.

Dentro del conocimiento declarativo puede hacerse una importante distinción taxonómica, con claras consecuencias pedagógicas: El conocimiento factual, es el que se refiere a datos y hechos que proporcionan información verbal y que los alumnos deben aprender en forma literal o "al pie de la letra". Algunos ejemplos de este tipo de conocimiento son: el nombre de las capitales de los distintos países, la fórmula química del ácido sulfúrico, las diversas etapas históricas de un pueblo, etc.

El conocimiento conceptual, es más complejo que el factual. Se construye a partir del aprendizaje de conceptos, principios y explicaciones, los cuales no tienen que ser aprendidos en forma literal, y son por lo tanto más comprensivos.

El aprendizaje de los contenidos procedimentales, es el saber hacer o saber a partir de procedimientos; es aquel conocimiento que se refiere a la ejecución de estrategias, técnicas, habilidades, destrezas, métodos, etc. Se puede decir que a diferencia del saber qué, es el "saber cómo". Es de tipo práctico, porque está basado en la realización de acciones u operaciones.

Los procedimientos, nombre que se puede utilizar como genérico de los distintos tipos de habilidades y destrezas mencionadas, pueden ser definidos como un conjunto de acciones ordenadas y dirigidas hacia la consecución de una meta determinada. En tal sentido, algunos ejemplos de procedimientos pueden ser: elaboración de resúmenes, ensayos o gráficas estadísticas, el uso de algoritmos u operaciones matemáticas, la elaboración de mapas conceptuales, el uso correcto de algún instrumento.

El aprendizaje de contenidos actitudinales y valorales, se refiere primeramente a la actitud, que se sostiene como un constructo que media nuestras acciones y que se encuentra compuesta por elementos básicos: lo conductual, que son experiencias cognitivas que implican juicios evaluativos y que son un reflejo de los valores que posee una persona.

El valor, que es una cualidad por la cual una persona, un objeto o un hecho despiertan mayor o menor aprecio, admiración o estima.

En las instituciones escolares el aprendizaje y la enseñanza de las actitudes y los valores, han sido poco estudiados y menos difundidos, en comparación con los otros contenidos, antes mencionados. Sin embargo, a la luz de investigaciones recientes, realizadas sobre los mecanismos y procesos de influencia en el cambio de actitudes y en la construcción de valores, se aprecia que el aprendizaje de las actitudes es un proceso lento y gradual, donde influyen distintos factores como las experiencias personales previas, las actitudes de otras personas significativas, la información y las experiencias novedosas, así como el contexto sociocultural.

Hay muchas actitudes que las escuelas deben intentar desarrollar y fortalecer y otras que debe procurar erradicar o relativizar. Las aportaciones del constructivismo en este aspecto es más que evidente, ya que la escuela no puede centrarse en la recepción repetitiva de información factual o declarativa, sino que se requieren experiencias de aprendizaje significativas, que permitan no sólo adquirir información valiosa, sino que incidan realmente en el comportamiento de los alumnos, en la manifestación del afecto o emoción moral, en su capacidad de comprensión crítica de la realidad que los circunda, además en el desarrollo de habilidades específicas para el diálogo, la auto-dirección, la participación activa, la cooperación o la tolerancia.

Podemos apreciar que el acto de aprender, tiene una enorme complejidad desde los distintos tipos de aprendizaje. Los profesores estamos llamados a revisar profundamente las estrategias y las técnicas para lograr que los alumnos se apropien de los mencionados saberes de una forma integral, unificando los distintos tipos de conocimientos, en un mismo acto educativo, por lo que la encomienda es de enormes dimensiones.

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