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Jales sobre habla lagunera

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CARLOS CASTAÑÓN CUADROS

Entre guaripas, jales, chantes y moyotes, Arcelia Ayup y un servidor presentamos el nuevo libro del maestro Saúl Rosales. Jales sobre habla lagunera (2014, 115 páginas). Se trata de un pequeño, pero sustancioso libro sobre la historia e identidad de los laguneros. A diferencia de la historia tradicional donde abundan fechas, cronologías, héroes y en ocasiones, archivos históricos, Rosales hace de las palabras el objeto mismo de la historia. ¿Qué nos dicen las palabras sobre nuestro pasado? ¿Qué historia muestran ciertas expresiones? Para el filósofo alemán, Martin Heidegger, "el lenguaje es la casa del ser. En su morada habita el hombre". En ese sentido, Rosales explora el ser de los laguneros a través de las palabras. Así, profundiza en las raíces, los significados, y sobre todo, en ciertas particularidades bien arraigadas en la región. Menciono algunas: moyote, soda, achis, zacate, pica, cascarita, agüitado, lonches.

Con su nuevo libro, Rosales se propone "llamar la atención sobre nuestras peculiaridades para revalorarlas y con ello contribuir a un proceso de revaloración de la identidad de los laguneros". Jales sobre habla lagunera es una defensa apasionada del español, por eso, sus diálogos van y vienen entre los clásicos del español: Cervantes, Quevedo, Ruiz de Alarcón, Rojas, Lope de Vega. Pero igualmente retoma de grandes cronistas de la conquista como fray Bernardino de Sahagún o Jerómimo de Mendieta, un rico diálogo sobre el uso y significados de las palabras en el tiempo. De esa manera, Rosales conduce al lector hacia las profundidades del idioma, ya sea en palabras de uso de cotidiano, o en otras, que ya casi se han perdido.

Tomo una cita del autor sobre el uso de las palabras en La Laguna: "Del habla lagunera no pocas expresiones tienden a desaparecer, unas, por sus connotaciones ahora consideradas peyorativas u obscenas; otras, luchan por no quedar soterradas bajo el peso de nuevas realidades que imponen nuevos términos; otras más ceden ante las que clavan en la mente del hablante la televisión y la prensa; en fin, otras quedan sólo para la comunicación interpersonal íntima. Como los seres humanos, las expresiones del habla disfrutan la vigencia, son condenadas al olvido, padecen ostracismo, sufren deformaciones, gozan transformaciones, emergen decididas, se suman a los cambios, etcétera".

Lo mismo palabras "pochas", arcaísmos y nahuatlismos, Rosales recorre usos y significados, épocas y tradiciones, pero sobre todo, explica aquellas palabras o regionalismos que nos caracterizan. En especial, dedica puntuales explicaciones sobre la herencia de la colonización hispano tlaxcalteca en La Laguna. Si hay una historia heroica y que merece ser contada, es la migración de 400 familias tlaxcaltecas en el XVI, para formar las principales poblaciones del noreste. Saltillo y Parras, por mencionar dos ejemplos, son hijas de esa migración.

De acuerdo con Saúl Rosales, "Las palabras nahuas o de origen náhuatl que acompañaban a los colonizadores no tuvieron necesidad de imponerse en la comarca (La Laguna) que veía pasar el nomadismo chichimeca, al no existir un habla consistente ni mucho menos una grafía que retuviera los balbuceos de un incipiente sistema lingüístico. Vocablos y mecanismos nahuas simplemente se instalaron a bordo de los inmigrantes hispanos y sus aliados tlaxcaltecas. Se acuñaron en el habla cotidiana para el intercambio coloquial y se asentaron también como topónimos. De éstos, la época colonial heredó muy pocos a la comarca lagunera, quizá por la ausencia de núcleos poblacionales que requirieran ser bautizados. Pero de unos y otros, nahuatlismos toponímicos y no toponímicos, se encuentran sobrevivientes-agonizantes en el habla regional de La Laguna". Coahuila, Jimulco, Coyote, Tlahualilo, son nombres de lugares habitados por el náhuatl.

El libro no carece de humor e ironía, lo cual, siempre se agradece en un escritor, cuando nos habla de la gramática de traileros y colonizados, de ahí el "eufemismo a la cola". Por eso, como explica el también miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, "El eufemismo se impone para salvaguardar la castidad de los oídos. En fin, no me alargo más, sobre este libro destino a convertirse en una referencia obligada sobre la historia y el uso de las palabras en La Laguna. Me comenta el maestro Saúl Rosales que nuevos ejemplares de su libro ya están a la venta en el Teatro Isauro Martínez.

MÁS SOBRE TLAXCALTECAS

Aprovecho el tema, y los invito a que visiten la sala de interpretación del Museo Arocena, sobre historia e identidad regional. Con mi investigación y guión museográfico, la semana pasada se inauguró la exposición: Cuahuitl, presencia tlaxcalteca en La Laguna.

Twitter/uncuadros

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