Las obras de un centenar de fotógrafos, entre ellos cinco ganadores de premios World Press Photo, serán subastadas en México para ayudar a la familia del periodista Gregorio Jiménez, asesinado en Veracruz, y denunciar la situación de violencia que viven algunos informadores en este país.
"Queremos visualizar el problema de la violencia contra la prensa, pero de otra manera. Es una forma de ayudar a la familia de Gregorio Jiménez, hacer visible su caso y hacer un llamado para que se esclarezca el asesinato", explicó Mónica González, una de las organizadoras de la subasta.
El periodista mexicano fue secuestrado por hombres armados el 5 de febrero en Coatzacoalcos, en el estado de Veracruz, tras dejar a sus hijos en la escuela esa mañana, y su cuerpo fue localizado días después en una fosa clandestina junto con los cadáveres de otras dos personas.
Pese a que las autoridades aseguraron que el móvil del crimen fue una venganza personal, sus compañeros nunca se creyeron esta versión ya que en la investigación no se tuvo en cuenta el hecho de que Jiménez cubría información policial.
En sus últimos días había estado informando de una ola de secuestros en la localidad de Allende, que está muy cerca del puerto de Coatzacoalcos.
Jiménez tenía siete hijos que, como explicó González, quedaron desamparados tras su muerte, por lo que necesitan este dinero para poder seguir estudiando.
A lo largo de varias semanas, los organizadores de la subasta se han dedicado a hacer un llamamiento a los fotógrafos mexicanos para que donaran algunas de sus obras, que serán subastadas este sábado.
En total se han logrado 106 obras de 101 fotógrafos, tanto jóvenes como de "otra generación" como Rogelio Cuéllar, Ricardo Garibay o Daniel Mendoza.
Además, se han logrado instantáneas de fotógrafos ganadores de algún premio World Press Photo, como son Eduardo Verdugo, Tomás Munita, Guillermo Arias, Fernando Brito y Pedro Pardo.
Con más de ocho decenas de periodistas asesinados desde 2000, según cifras de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), México es el país más peligroso de América Latina para ejercer esta profesión.
