Ahora es común ver globos aerostáticos volando por el cielo en magnos festivales o concursos. (ARCHIVO)
A algunos les aterroriza, mientras que a otros les apasiona y no dejan de soñar con la idea de viajar en uno de ellos; su majestuosidad volando por el cielo es sumamente admirada y por eso esta ocasión se cuenta su historia.
Son los Globos Aerostáticos, de los cuales todavía hay algunas incertidumbres en sus orígenes en lo que respecta a la fecha de su primera demostración.
Algunos registros indican que fue en el año 1709 cuando B. de Gusmao, un sacerdote radicado en Brasil, mostró por primera vez cómo volaba un globo de aire caliente, aunque este no fue tripulado.
Pese a tales registros, a quienes la historia reconoce como los inventores de este vehículo es a los hermanos Montgolfier.
Ellos, se dice, dieron con la idea al observar como el humo de una fogata se elevaba, lo que derivaría en el entendimiento del principio de que el aire caliente es más liviano que el frío, y en el desarrollo de una máquina que bajo esta premisa pudiera volar.
Cuenta la historia que fue 1783 el año de gloria para los Montgolfier y los Globos Aerostáticos, pues en esa fecha pusieron a prueba un primer diseño construido con tela y papel, maravillando a miles de personas y a los reyes Luis XVI y María Antonieta.
Por seguridad, esa ocasión no hubo tripulantes humanos y quienes experimentaron el primer viaje fueron una oveja, un gallo y un pato.
Esos globos pioneros fueron el origen de los ahora tan modernos vehículos, de los cuales una de las principales variaciones es la relativa a la seguridad, para permitir contar con seres humanos en su tripulación.