El joven comenta que sus padres le enseñaron a ser constante y perseverante.
"Desde muy pequeño, mis padres me llevaban a recitales y conciertos de pianistas locales y me empezó a llamar mucho la atención el piano. Empecé a tomar clases de este instrumento a los siete años, y un año después, me di cuenta que no era tan fácil como yo creía, yo sólo quería sentarme y tocar como un profesional, pero para eso necesitaba mucha disciplina y años de práctica. Además de leer partituras y notas musicales, noté que tenía un gran oído musical, que me permite, con tan sólo escuchar una melodía, sacarla en el piano sin mucho esfuerzo y casi al momento".