Entiendo bien que Santos Laguna y Pedro Caixinha hayan optado por dar preferencia al partido ante Lanús, que al juego de liga ante Jaguares. Lo entiendo y lo aplaudo, es una decisión acertada, pues torneos locales siempre habrá, equipos grises a los que enfrentar, con entrenadores aún más grises, los tendremos prácticamente cada año. Y lo de Lanús es una experiencia nueva, no siempre Santos podrá estar en Libertadores y sobretodo se va perdiendo en el marcador y eso hay que revertirlo.
También comprendo que era momento de debutar en la liga a Julio González, hay que darle la confianza y llegará un día, tarde o temprano, en que Oswaldo simplemente no podrá más. De modo que el joven tiene que ir acumulando minutos, experiencia y vencer los miedos escénicos que puede provocar los inicios de una carrera.
Lo que no entiendo es por qué si un cambio es obligado, y éste es en la portería, se realizan seis. ¿Cuál hubiera sido el debut de Julio González si juega con la defensa que ha venido alineando todo el torneo (que tampoco es la gran cosa, es la más goleada, dicho sea de paso) pero sobretodo si en la media están Juan Pablo Rodríguez con Ceballos o Ribair para proteger muchísimo más al nobel arquero?
Es decir, se juega con un portero nuevo, pero también con una central nueva que no es la titular (Araujo y Lacerda), pero también con el lateral izquierdo suplente (Osmar), pero también con una contención banca (Crosas y Salinas) y eso por supuesto que se vio reflejado en el primer tiempo. Jaguares llegó fácil, rápido, los jugadores suplentes no estaban en ritmo y dieron todas las ventajas para poner a Julio en el paredón y ser fusilado. Ahora sí que no lo ayudes, compadre.
De verdad que entiendo que también Juan Pablo Rodríguez merece descanso y es mejor tenerlo al cien contra Lanús, pero vaya problema para Santos el depender tanto de Oswaldo y Juan Pablo, tan acostumbrados estamos a ellos, a que nunca faltan, a que siempre están, que cuando son ausentes el equipo más bien se cae. Rentería Darwin y Oribe corrían y corrían y corrían, defendiendo y atacando, más con voluntad que con estrategia. Al final, claro, no alcanzó.
Y ante tanta ausencia y tanto experimento, por supuesto que era la gran oportunidad que los extranjeros que no juegan levanten la mano y peleen por un lugar, pero no lo hacen. Y luego la regañada es la afición. Total, el partido del sábado fue más bien surrealista en decisiones, cambios y estrategias.
Twitter: @AlexRodriguezSa
