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Activo y atareado

Muy activo y atareado anda el nuevo alcalde de Torreón pues el tiradero que le dejaron no era para menos.

Aquel tan trillado “rescate” y “de Torreón y trabajando” fue sólo letra muerta comparado con lo que en estos primeros noventa días Miguel Ángel Riquelme ha avanzado.

No hay día sin que sepamos de nuevas propuestas, obras y actividades en favor de la comunidad y no sólo con el intento de embellecer la ciudad sino con las nuevas ideas para transformar Torreón.

Como que éste sí ha aprendido en la política y además la aplica.

Pero como siempre sucede, cada día se suman nuevas solicitudes de colonias que hacen sus reclamos al ayuntamiento para garantizar el suministro de agua, pavimento, reparación de drenajes, pintura, barrido y toda una serie de anhelos que como torreonenses, confiando en su líder, le hacen llegar.

Al otro ya ni le pedían, al fin que ni les hacían caso. Hoy la ciudadanía se ha vuelto más exigente porque ven que sí hay respuesta y como lo que la Presidencia da no son trancazos, ¡pues todos quieren!

El ritmo que trae es muy fuerte y parece que está metiendo en cintura a varios que gozaban de la beca presupuestal para que ahora en verdad desquiten lo que cobran; incluso la actitud de algunos funcionarios hacia la gente, ha cambiado.

Los despidos de los pillos de Simas que aunque se van con la lana producto de sus juicios salen más baratos que seguirlos manteniendo en la institución con todas sus parentelas durante otros cuatro años.

Los ajustes de salarios y de personal, la aplicación de las normas y la ley municipal a todo que se precie de ser mortal ha redundado en una mayor captación de ingresos gracias a los cobros de sus infracciones, y muy sencillo, aplicando sólo la ley.

Su interés de sumar ha llegado hasta la intención de homologar reglamentos entre las cuatro ciudades hermanas a pesar de que en Gómez Palacio y Lerdo los munícipes antes de hacer algo tengan que ir a persignarse a Durango y pedir permiso porque allá son muy celosos de que La Laguna avance.

Ojalá que el alcalde sostenga ese ritmo, esa presencia y hasta cierto punto esa autonomía a la hora de tomar decisiones a favor de su municipio.

Que su trabajo se vea y se compare con lo hecho en el pasado porque es más difícil reconstruir que construir nuevo y en Torreón hacen mucha falta ambas cosas.

Pero el camino apenas empieza y son cuatro años.

El tiempo será el mejor juez.

Miguel Gerardo Rivera,

Gómez Palacio, Durango.

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