Tradición. Una parte de los González que acudió al Cerro de las Noas posan para la foto. Esta fue la tradición que les heredaron.
Por fe y tradición cada año durante el Viernes Santo los González acuden al Cristo de las Noas para presenciar la representación del Viacrucis.
La tradición la heredaron de su tío Rubén González, quien murió desde hace dos años y su abuelo Arturo González fallecido hace un año.
Rubén González era originario de La Durangueña, pero se fue a residir a Ciudad Juárez, en donde estuvo 30 años. Pese a la distancia nunca olvidó su lugar de origen y mucho menos la tradición de visitar el Santuario de Cristo Rey en Semana Santa.
"Él venía cada Semana Santa al Cerro y junto con mi abuelo nos traía desde chiquillos, pero hace dos años se fue él y luego mi abuelo y ahora nosotros seguimos viniendo en su memoria", dice Enrique González.
Comparten que antes del Viacrucis Don Rubén González iba a la Alianza a comprar naranjas, una de sus frutas favoritas y en el camino las repartía entre todos sus sobrinos, hermanos y demás familiares que lo acompañaban. El recorrido lo hacían desde la Segunda Rinconada por un camino que está paralelo a un canal y que conduce al Cerro. Dicen que es el mismo que siguen y que piensan recorrer mientras puedan.
En los años de mayor violencia en el sector, comentan no dejaron de asistir, "sabíamos que no iba a pasar nada, que no veníamos a nada malo y que Dios nos estaba cuidando y así fue", comenta Brenda González.
Ayer fueron 32 integrantes de la familia los que acudieron al Viacrucis y que resaltaban entre el resto de los feligreses, ya que portaban playeras en color morado, con su apellido plasmado, la figura de un puma y los nombres de quienes ya no los acompañan físicamente.
"Cada año nos mandamos a hacer playeras para identificarnos entre la gente, a mi tío le decían 'El Puma' y a algunos de nosotros nos dicen 'los pumitas', por eso siempre traemos en la playera a un puma, pero ahora además pusimos el nombre de mi tío y mi abuelo", dice César González.
La familia cargó también fotografías de los fallecidos, para sentir su presencia en el recorrido que hicieron a lo largo de su vida y que ahora harán con la misma devoción para recordar la muerte de Cristo y además mantener viva esta tradición familiar.
