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Solo y Sin Marca

Alex Rodríguez

Una de las causas por las que gusta tanto el futbol, durante tantas décadas, a tanta gente, de tan diversas razas y de tan distintas culturas, es porque el futbol da revanchas. La vida también, y es ahí en donde convergen de forma tan mágica la vida y el futbol: porque en ambas hay derrotas, victorias, caídas, triunfos. Y aunque se tarden en llegar, tanto en la vida como en el deporte, la revancha llega y la posibilidad de redención existe, por eso nos apasiona.

Santos regresa a Argentina diez años después de haber sufrido una de las grandes injusticias que la historia del futbol mexicano y sudamericano registra. Aquella eliminación sufrida en octavos de final ente el River Plate, en penales, donde los laguneros simplemente habían sido mejores, habían ganado en el tiempo regular y el empate global obligó a los penales. Como es sabido por todos los que tienen herida la memoria, el portero del Santos, Christian Lucchetti, atajó de forma extraordinaria un segundo penal que prácticamente eliminaba a los argentinos, en su pleno estadio, en plena Copa Libertadores, por un casi desconocido equipo mexicano. Santos tumbaba de su pedestal a un arrogante, mítico e histórico River Plate, cosa impensable. Y claro, la Conmebol no dejaría que eso pasara, prohibido, había que utilizar la mano negra, la mano sucia, la mano corrupta, la mano del tercer mundo de ese árbitro paraguayo de cuyo nombre no quiero acordarme, que de la nada, porque sí, de la manga, con descaro, con perjurio, con oprobio, con descrédito, anuló el penal atajado por Lucchetti y lo repitió para desmoronar la moral santista. La historia la sabemos, la hemos recordado una y otra vez y nos hemos retorcido en nuestras entrañas con coraje y desesperación. Aquel Santos mágico de Vuoso, Pony y Jared, vencido por la injuria.

Ahora los Guerreros, tras diez años de ausencia de la Libertadores, regresa a territorio argentino, otra vez en octavos de final y de nueva cuenta ante un equipo de prestigio, como lo es Lanús. Es cierto que no se trata de River, pero los ingredientes son parecidos, y aunque es apenas el partido de Ida, este Santos de Oswaldo, Darwin y Oribe bien puede vengar con una digna actuación y un maravilloso resultado lo que en esa tierra robaron a los mexicanos, lo que la Conmebol más teme, que es al final lo que realmente está pasando, que los equipos nacionales sean mejores que los chilenos, paraguayos, uruguayos y argentinos. El sol no se tapa con un dedo, aunque a veces sí con un manipulado arbitraje. Que viva el futbol este día en Argentina y disfrutemos a Santos como protagonista de este importante torneo internacional.

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