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Ser Humano / El estrés en la vida diaria

Psicólogo Ricardo Mercado Dávila

La tensión nerviosa, las constantes presiones a que se encuentra sometido diariamente el organismo, y como consecuencia de una respuesta inadecuada y desmesurada de nuestro sistema nervioso y endocrino, pueden surgir cuadros patológicos de los más variados.

El estrés puede ser agudo o crónico en el Ser Humano, y la reacción del organismo a un hecho que considera amenazador con la previa intervención del sistema nervioso y endocrino puede dar lugar al ataque o la huída, pudiendo llegar a la derrota, a la depresión total y a la muerte.

Frente a un agente agresor o estresante, una parte de nuestro sistema nervioso denominado hipotálamo y su correlación con la hipófisis, que son glándulas de secreción interna o endocrina, y su relación con otra glándula endocrina que es la médula adrenal, hace que en nuestro organismo se liberen unas hormonas; la adrenalina y la noradrenalina, que son las del estrés.

Las mencionadas hormonas aumentan la frecuencia cardiaca, incrementan la presión arterial, movilizan el glucógeno o azúcar del hígado llevándolo a los músculos. Asimismo, aumentan la capacidad del hígado en producir azúcar, todo lo cual moviliza a las defensas orgánicas; por lo cual el individuo está en mejores condiciones para el ataque o la huída.

Ello ocurre en situaciones particulares o de lucha. Pero en el hombre civilizado, sometido a un freno educativo, estas situaciones no pueden llevarlo permanentemente a la lucha física y entonces, el individuo aparentemente está controlado exteriormente, pero en su organismo se producen todos esos cambios mencionados, y que al organismo le cuesta llevarlo al equilibrio nuevamente.

Si las respuestas de nuestro organismo son adecuadas, el individuo podrá salir adelante ante estas situaciones tensionales, pero si la agresión o el estrés se prolonga ininterrumpidamente, se llega a la depresión, o el daño del organismo; y así surgen las llamadas enfermedades de adaptación o enfermedades del hombre moderno, o de estrés como el infarto del miocardio, la hipertensión arterial, se dan también el aumento de los lípidos o grasas sanguíneas llamadas hiperlipidemia, la úlcera péptica o duodenal, reumatismo de diversas índoles; además, las enfermedades del colágeno, el colon espasmódico, la diabetes, las jaquecas, las disfunciones o problemas sexuales, en las cuales el estrés ha jugado un papel etiológico o de causa, sino único, preponderante.

El estrés aparece como una de las causas más importantes y preponderantes de disfunciones sexuales. Digamos que el acto sexual depende de una compleja secuencia de procesos hormonales y neurofisiológicos que son muy vulnerables al estrés. El temor y la cólera producen profundas reacciones que interfieren en los fenómenos reflejos vasculares, que producen la erección y la eyaculación en el hombre y la excitación y el orgasmo en la mujer.

La adrenalina y la noradrenalina impiden que unos músculos que rodean a las arterias del pene se dilaten y se produzca con ella la erección; es por ello, que muchos confunden causas vasculares de los vasos con una gran dosis de estrés, que está impidiendo la dilatación de las arterias peneanas y por consiguiente, la erección.

La moderna concepción sexológica afirma categóricamente que para una adecuada respuesta sexual, es importante un equilibrio hormonal. El estrés deprime el sistema endocrino, siendo éste otro mecanismo que impide un buen desempeño sexual. Por todo ello, podemos decir que, así como en algunos casos la respuesta al estrés lo constituye en algunos individuos el corazón, o la presión arterial, en otros, es el sexo, o los órganos sexuales el o los afectados por el estrés.

Muchos especialistas comparan al estrés como si estiráramos o tensáramos una cadena. No se sabe cuál es el eslabón que se va a soltar. En algunos individuos el eslabón más débil es el corazón, en otros, la presión arterial, en otros, su sistema nervioso, y en otros, la sexualidad.

Para prevenirlo, es aconsejable realizar ejercicios diarios, caminatas al aire libre, llevar una alimentación sana y equilibrada; en lo posible evitar el alcohol; además dormir lo suficiente, para recuperar las fuerzas perdidas durante las horas laborales.

Manejar el estrés en la vida diaria, saberlo llevar a hechos productivos nos camina a Ser Humano.

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