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Riquelme, 100 días y contando

Civitas

CARLOS CASTAÑÓN CUADROS

Esta semana se cumplen los primeros 100 días del alcalde Miguel Ángel Riquelme a cargo del gobierno municipal de Torreón. Un período altamente simbólico donde la mayoría de los gobernantes busca mostrar la hechura de sus gobiernos. Algunos echan todas las ganas para un gran arranque y otros nomás ahí se quedan. En poco más de tres mes ya tenemos un pulso del gobierno de Riquelme. En principio se notan las diferencias con su antecesor en el cargo. Se pasó de una línea de mando difusa, a una línea clara y casi exclusiva del alcalde. Por lo mismo, antes que las obras, el alcalde empezó por la comunicación. Él y nadie más comunica en un medio donde la percepción lo es todo. De esa manera, insiste una y otra vez en las acciones de su gobierno, principalmente dirigidas a mejorar los servicios públicos de Torreón. Ahí está paulatinamente el nuevo alumbrado por colonias y bulevares. El barrido de calles por la llamada "marea roja". El mantenimiento de camellones y la pintura en cordones, puentes y principales avenidas de la ciudad. Igualmente es visible el programa de bacheo y hasta la infaltable pavimentación en una concurrida vialidad. Sin duda acciones que se palpan de la administración.

Bajo ese sello, Riquelme ha demostrado eficiencia y atención para mejorar la decaída imagen del gobierno municipal y la ciudad. De acuerdo con la evaluación del Barómetro de México Avanza (marzo 2014), los ciudadanos otorgaron una calificación aprobatoria de 6.5 al alcalde. Al ritmo actual de la administración, es factible reconocer un cambio positivo en los próximos meses. ¿Pero por qué los cambios ahora sí se notan?

Salvo dos o tres directores con perfil ciudadano o externos al PRI, el resto del equipo de trabajo es el mismo de la tan criticada administración anterior. ¿Cambiaron porque el liderazgo cambió, o sólo guardan las apariencias? Incluso ahí donde se provocaron graves problemas financieros como en el Simas, no sólo se recicló, sino se premió a los responsables del desastre en la paramunicipal. ¿Corrupción tolerada?

Mas a largo plazo, la aprobación del Instituto Municipal de Planeación, dirigido por el excrítico y buen amigo Eduardo Holguín, podría ser una de las áreas estratégicas más relevantes para mejorar sensiblemente la ciudad. Por supuesto no en los próximos 100 días, sino en los siguientes quince años. Hago votos para que así sea, porque si algo ha caracterizado la planeación urbana y la obra pública en Torreón, es una larga serie de despropósitos y disfuncionalidades. ¿Ya se nos olvidó el DVR?

En el área de la Tesorería, es destacable el manejo prudente y discreto del tesorero Enrique Mota. En verdad, después de venir de los disparates y las ocurrencias pasadas, se agradece la personalidad adecuada y seria que amerita el cargo. Ojalá pronto informe sobre el avance de la Ley de contabilidad gubernamental en las finanzas municipales.

¿Y qué decir del Cabildo? Muy lejos estamos de la dura oposición de los panistas Natalia Virgil y Rodolfo Walss. Pienso que la ciudad pierde al tener un Cabildo tan pasivo y complaciente como el actual. Aunque en lo político, se nota claramente el control de Riquelme, acaso con la excepción del primer regidor, Miguel Mery Ayup, que ya hace todo por aparecer y ser el próximo alcalde.

Comenté que la comunicación es fundamental, pero también hay mucho de vacua escenografía. Presumir por aquí y por allá consejos ciudadanos irrelevantes aporta muy poco, y para prueba, el consejo de Simas fue la cumbre del fracaso. No veo por qué ahora sería diferente. Hablar del teleférico suena más mediático, que rentable para la ciudad. O presumir un edificio libre de humo como la presidencia, sólo se trata de pleonasmo legal. Ni qué decir de la sesión solemne del Congreso en la Plaza Mayor con un lleno de burócratas y funcionarios.

En su primeros 100 días Riquelme ha hecho un gobierno razonable, sobre todo en atender los rezagos inmediatos de la ciudad. Además, tiene el poderoso incentivo de ser el próximo candidato a gobernador. Casi no hay evento donde el actual gobernador de Coahuila, Rubén Moreira, lo elogie públicamente. Pero todavía falta mucho para caer en la tentación del futurismo y sobre todo, falta librar el previsible recelo de los priistas de Saltillo hacia Riquelme. Más, cuando Moreira II está muy cargado en promoverlo.

Pero dejemos ese tema de Riquelme gobernador. Ante todo, el alcalde tiene la obligación de levantar Torreón, más allá de las muy próximas elecciones de diputados locales. Entonces sí, después de las elecciones conoceremos la consistencia de su gobierno. Pero sobre todo, sabremos si Riquelme como político, superó al antiguo líder electoral en las colonias. 100 días y contando.

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