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Ortorexia: obsesión por la dieta perfecta

Alimentación saludable hasta el extremo

Ortorexia: obsesión por la dieta perfecta

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Roberto Iturriaga

La mercadotecnia y los medios de comunicación han promovido una tendencia por «ser más saludables» y evitar la obesidad. Sin embargo, existen personas que llevan esta consigna hasta el extremo e invierten casi todo su tiempo en idear una «correcta» alimentación.

A sus 35 años, Mariana tomó la decisión de comer sólo lo más saludable, es por eso que desde hace un año revisa minuciosamente las etiquetas de todos los empaques de comida, hace operaciones matemáticas sobre la cantidad de calorías que ha consumido a lo largo del día, tiene definidos sus horarios de ingesta y no se permite pensar en otra cosa que no sea la dieta «adecuada». Ha caído en la ortorexia y ni siquiera se ha dado cuenta.

Algunos especialistas aseguran que casos como el de Mariana, comienzan con una búsqueda normal por mejorar los hábitos alimenticios, misma que bajo ningún parámetro puede ser clasificada como negativa.

La ortorexia aparece cuando la persona invierte la mayor parte de su tiempo pensando en la «comida ideal», la necesidad de «comer bien» se vuelve obsesión, y las relaciones familiares, laborales y amorosas comienzan a verse afectadas por este hecho.

Cualquier alimento en conserva, con químicos o producido industrialmente, se vuelve negativo para quienes tienen este trastorno, y aquellas comidas de origen natural representan la principal fuente de nutrientes. Además, se tiene una obsesión por las cantidades exactas de comida que se ingieren, por ejemplo, si van a un restaurante piden su cena en gramos y no como aparece en el menú.

Ciertos institutos de salud pública en el mundo separan la ortorexia de otros trastornos alimenticios como la bulimia, vigorexia o anorexia, pero en la mayoría de los casos se le define como un trastorno de origen nervioso que debe ser tratado como tal, con efectos negativos mayormente en lo social que en el plano de lo físico.

Algunas veces, los pacientes con otros desórdenes aceptan haber comenzado sus alteraciones con la ortorexia, pues precisamente el deseo de verse «bien» o los sentimientos de culpa, se encuentran relacionados con el tema de la «correcta» alimentación. No obstante, la ortorexia ya cuenta con tratamientos específicos y, en muchos casos, este trastorno sólo se identifica de forma individual.

OBSESIÓN POR LAS CANTIDADES

El ortoréxico comienza con un deseo positivo de mejorar su estado físico a través de una correcta alimentación. En su mente, se crea una serie de reglas sobre lo que tiene permitido comer y lo que no, incluso define sus horarios de ingesta en base a lo que «se requiere» y no, y en el hambre que tenga, alejándose cada vez de los aspectos instintivos y provocando un régimen nutricional totalmente estricto.

La rigidez de su alimentación lleva a los pacientes a sufrir una presión psicológica por cumplir con horarios y una ingesta de cierta cantidad de agua y productos. En caso de no hacerlo, viene un sentimiento de enojo o frustración que los lleva al estrés, la depresión y otras emociones negativas.

Hay otros comportamientos obsesivos que también acompañan a este trastorno, por ejemplo, cepillarse los dientes en cierta forma o tiempo, tomar agua de determinada marca y en cantidades previamente establecidas, lavarse las manos frecuentemente, llevar gel antibacterial a todos lados, e investigar a través de revistas o publicaciones todo lo relacionado a «la buena salud».

ILUSIÓN DE BIENESTAR

Generalmente, la ortorexia aparece en personas mayores de 35 años, etapa en la que se desea recuperar cierto aspecto físico o en la que se comienza a tener una mayor preocupación por el estado de salud. No obstante, también pueden darse casos en personas menores de treinta años.

“Los que padecen de ortorexia, se encuentran relativamente bien en el plano físico. El problema no es que coman mal, el problema es que esa necesidad enfermiza por tener una dieta perfecta, los lleva a tener choques en sus círculos sociales”, indica el psicólogo Javier Rodríguez. “Son personas que dejan de ir a restaurantes, difícilmente acuden a una cena y en las fiestas llevan su propia comida. Terminan aislándose para estar en su mundo de salud y con la ilusión de bienestar”.

Los casos de ortorexia a nivel mundial ocurren en un setenta por ciento en países industrializados, sin embargo, existen algunas excepciones, pues naciones en desarrollo han llegado a contabilizar un alza de este trastorno debido a diversos factores, principalmente la mercadotecnia de productos orgánicos, así como las campañas de moda.

EN AUMENTO

La Organización Mundial de la Salud (OMS), ha dado a conocer que alrededor del veinticinco por ciento de la población total padece algún grado de ortorexia, cifra que va en aumento año con año.

En México no existen cifras confiables sobre esta problemática, pues las instituciones públicas de salud no la han clasificado como un asunto clínico, sino como un tema de conducta que se trata en las oficinas de los terapeutas.

Los mismos psicólogos aseguran que este padecimiento no siempre es sencillo de diagnosticar y tratar, pues el hecho de «comer bien» sirve como justificación para que los pacientes tengan un grado de negación más elevado. Sin embargo, una vez que aceptan que tienen un problema, se les ofrecen alternativas para encontrar una solución.

El apoyo que se brinda a los ortoréxicos consiste en atender el desorden compulsivo como alteración en la conducta, además de que pueden integrarse otros aspectos como la asesoría nutricional, a fin de brindarle una mayor confianza a los pacientes.

“Es difícil identificar los casos de ortorexia, sobre todo en México y América Latina. Los gobiernos todavía no están preparados para hacerle frente a este tipo de trastornos; desgraciadamente, urgen más otras cuestiones como la obesidad o la desnutrición. Casi siempre los tratamientos a seguir tendrán que ser particulares”, asegura Javier Rodríguez.

Asimismo, el psicólogo recomienda que antes de realizar algún cambio drástico en la dieta o en los hábitos de salud, se acuda con un especialista, para que sea él quien indique lo que se debe comer y lo que no. También sugiere evitar los programas de nutrición que no se encuentran avalados por las instituciones de salud, además de evitar la información que se divulga en internet.

¿CÓMO IDENTIFICAR LA ORTOREXIA?

A continuación, se presenta una lista con aspectos que ayudarán a identificar de forma rápida y acertada los síntomas básicos de este trastorno:

• Sentir preocupación extrema por la cantidad de grasas o lípidos que contiene un alimento.

• Contar calorías en todas las ingestas que se llevan a cabo durante el día.

• Invertir más de dos horas al día en pensar lo que se va a comer durante el día, o pensar de forma detallada en lo que se comerá al día siguiente.

• Evitar restaurantes por temor a consumir alimentos que «no sean nutritivos».

• Tener preferencia por alguna marca de comida por su origen, casi siempre orgánico.

• Consumir agua en exceso con la justificación de «mejorar la hidratación o el metabolismo».

• Sentir preocupación o estrés al no cumplir con los horarios programados para las comidas.

• Dejar de ver el alimento como algo instintivo o placentero.

Twitter: @betoiturria

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