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Moral, ética y justicia

Diálogo

YAMIL DARWICH

Después de un año en el poder, el presidente Enrique Peña Nieto ha manifestado su interés por cambiar el rumbo de México a partir de insistir y lograr algunas reformas constitucionales, caso de la Educativa, Energética y Hacendaria, sin encontrar camino en cuestiones de seguridad para los mexicanos. Es una cuenta pendiente que deprecia sus esfuerzos.

Hace el intento de reformar los usos y costumbres de los mexicanos, entre otros el desapego a acatar normas y leyes, grave deficiencia humana que inicia en las autoridades responsables de cuidar el cumplimiento de lo legislado.

Ha advertido públicamente que debe venir el cambio y combatir la corrupción, apareciendo el caso del juez Luis Armando Jerezano Treviño, misteriosamente desaparecido a tiempo de poder evadir responsabilidades. Otra irregularidad que también demerita los esfuerzos presidenciales.

Tal vez sea posible lograr el cambio de actitud en México, cuando "se empiece a barrer la escalera de los peldaños de arriba hacia abajo".

Con permiso de los estudiosos de la filosofía y el derecho, recordemos algunos principios básicos a fin de entender un poco los porqués debemos tener éxito en tales intentos:

Dicen los teóricos que la moral proviene de las costumbres de las sociedades -moris: costumbre-; en tanto la ética-ethos- se refiere al carácter y modo de actuar.

A partir de la moral se crean las bases de comportamiento y los principios éticos de los individuos. Nuestra responsabilidad es atender las normas sociales; nuestros actos pueden ser buenos o malos, sancionados por la moral.

Sin conciencia de responsabilidad, bondad y libertad, como componentes básicos de la esencia humana, no puede haber moral y el comportamiento individual puede ser correcto o incorrecto: ético o no.

Pudiéramos preguntarnos: ¿sin principios éticos los mexicanos podremos atender el cumplimiento de lo moral?

La pregunta es en referencia a todos nosotros, no sólo por los politiqueros; piense que el juicio de valor depende de lo que consideremos bueno o malo, conforme al comportamiento ético. Desafortunadamente, la mayoría consideramos "normal" la corrupción, aunque se aleje de lo moral.

Lo inmoral particulariza la falta de ética de aquellos que pusimos a cargo de la responsabilidad de atender nuestros principios sociales. En el Derecho debe haber plena coincidencia entre la moral y lo legal-social, armonía que desgraciadamente hemos perdido, dando mayor peso a los procedimientos de ley por encima de lo que dicta la moral.

En México padecemos ignorancia, inseguridad, desempleo y otros males, porque la mayoría de nosotros no acatamos el principio ético del comportamiento. En el caso de la moral interviene la razón del individuo, que puede cumplirla o no, siempre y cuando no afecte a otros; las normas jurídicas son dictadas para que se cumplan, pero desgraciadamente no sucede así.

Adolfo Sánchez Vázquez, en su texto de Ética, enseña que: "la esfera de la moral es más amplia que la del derecho pues afecta a todos los tipos de relación entre los hombres y sus formas de comportamiento, las normas de derecho o jurídicas regulan las relaciones entre los hombres que son más vitales para el Estado, las clases dominantes o la sociedad en conjunto".

En México contravenimos el principio teórico para encontrar maneras de violentar a la comunidad interpretando las Leyes a nuestra conveniencia o buscando fallas de procedimiento para burlar a la sociedad. ¿No es así?

Según el propio Sánchez Vázquez, las reglas sociales pueden ser morales, religiosas o de derecho; así, reconocer la belleza y aceptarla como tal o no asistir al rito religioso semanal no es sancionado por una sociedad libre y democrática; incumplir una regla de tránsito es acción que debe ser penalizada.

La dificultad para ejercer los principios y tener orden social es porque la ética de los individuos se aleja del acatamiento de los principios morales, dando paso a la corrupción con todas sus variantes.

Hablar de bueno o malo es cuestión moral; definir lo justo o injusto es principio de derecho y en muchos casos los elegidos o designados no cumplen con los principios éticos que de ellos esperamos. En otros términos: los encargados de hacer prevalecer la Ley deberían cumplir con lo moral.

La otra punta del problema somos los ciudadanos que tomamos como "normal" que exista la corrupción y a través de ella podamos alcanzar nuestros fines particulares, aunque estemos violentando a la sociedad -lo moral- y rompiendo con los principios éticos -lo individualmente correcto- que nos dejan la real posibilidad de vivir en paz y concordia, inmersos en nuestra cotidianidad social con calidad de vida.

Se que este "Diálogo" es difícil de leer, pero consideré muy importante analizar el problema con Usted, pretendiendo encontrar un principio de aceptación y concientización de nuestra realidad nacional, para asumir el compromiso y participar en el cambio que tanto anhelamos. ¿Qué piensa?

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