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Embajador por acuerdos torcidos

MAITE AZUELA

Con la avalancha de reformas constitucionales suelen pasar desapercibidas algunas decisiones con las que el Poder Legislativo avala nombramientos del ejecutivo, sin atender los requisitos mínimos ni cubrir los protocolos correspondientes, a pesar de que resultan de altísima importancia para las relaciones internacionales de nuestro país. Reino Unido es el quinto socio comercial de México en Europa y nuestro país representa el cuadragésimo socio comercial global para Gran Bretaña. Empero, como representante de nuestro país se ha designado como embajador a un joven que no cumple con los requisitos establecidos en la Ley del Servicio Exterior.

Diego Gómez Pickering, quien a pesar de tener cierta experiencia en actividades diplomáticas y estudios en relaciones internacionales, ha realizado una carrera enfocada más bien al periodismo y a la comunicación social. De su nombramiento hay dos facetas en el proceso de decisión que vale la pena observar. Primero, resulta cuestionable que a pesar de que el perfil del nuevo embajador no cubría los requisitos señalados por la ley, el presidente Enrique Peña Nieto haya decidido presentarlo como propuesta ante el Senado de la República.

Una vez que revisamos su ficha curricular, llama la atención que haya sido su mano derecha desde su precampaña para coordinar su relación con los medios internacionales. Además, el hecho de que sea Gran Bretaña el destino en el que aterriza como diplomático no parece una simple coincidencia. Recordemos el azaroso trayecto que ha tenido el Presidente en su relación con el periódico "The Guardian". Las denuncias que el diario británico realizó evidenciando los contratos que el PRI había realizado con Televisa para impulsar su imagen y afectar la de Andrés Manuel López Obrador, tienen registro desde la precampaña. Fue en junio de 2012, cuando el diario británico presentó una serie de reportajes en los que señalaba que Televisa habría encargado la realización de videos para desacreditar a la oposición y promover la imagen de Peña Nieto. Derivado de archivos que presentó la periodista Jo Tuckman, en los que aseguraba que se existían contratos entre el PRI y la televisora, para promocionar a Peña Nieto desde que era gobernador del Estado de México. A estas alturas esto podría parecer un asunto olvidado. Pero fue justamente Gómez Pickering quien tras su nombramiento, recalcó que Londres era un centro nodal para la prensa mexicana. De modo que uno de los encargos de la embajada quizá vaya encaminado a limar asperezas y prevenir escándalos mediáticos a futuro.

Las razones del ejecutivo para colocar a su hombre de confianza en Gran Bretaña están a la vista. Su propuesta fue ilegal. Por otro lado, las motivaciones de los partidos de oposición para aprobar este nombramiento en el Senado, también generan suspicacia. Cada uno de los senadores sabía de antemano que el postulante no cubría los requisitos para ser embajador. Incluso había renunciado al servicio exterior porque no cubría ni el rango ni la edad. Así facilitaba el trámite para presentarse como candidato externo al servicio. Queda claro que en las prioridades de los senadores no está el cumplimiento de la ley. El Partido Acción Nacional coordinará el Instituto Gilberto Bosques que lógicamente tiene presupuesto y salidas libres para ejercerlo, lo cual quizá sea uno de los elementos que facilitó la negociación con el PRI. El Partido de la Revolución Democrática, no ha obtenido nada a cambio hasta ahora, pero no impidió el nombramiento. Habremos de estar atentos de qué beneficio obtiene tras su concesión. El intercambio de prebendas prevalece y nadie hace mayor escándalo pese a que se ha violado la Ley del Servicio Exterior mexicano. Es lamentable que ni siquiera se haya presentado algún voto razonado que recalcara la improcedencia de ese nombramiento. Los votos en contra fueron insuficientes. Esta, como muchas de las decisiones que se toman para hacer uso de los recursos públicos, resulta ilegal a todas luces. Para el Gobierno Británico que es exigente observador de protocolos, este nombramiento debe dejar malos precedentes. No perdamos de vista el papel que jugará nuestro nuevo embajador y sobre todo estemos pendientes de las notas que sobre México se generen desde la prensa británica.

(Analista política activista ciudadana)

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