Líder. El mundo despidió con honores a Nelsón Mandela, uno de los más emblemáticos luchadores sociales de la historia.
Aquejado por una infección pulmonar que lo mantuvo en cama durante meses, Nelson Mandela, el líder que puso fin al sistema de segregación racial en Sudáfrica y llevó al país a la democracia, falleció a los 95 años de edad en su casa de Johannesburgo, el 5 de diciembre pasado.
La triste noticia que no quería escuchar el pueblo sudafricano fue dada por el presidente Jacob Zuma, en un mensaje transmitido por televisión. "Nuestra nación ha perdido a su mayor hijo. Nelson Mandela nos unió y juntos nos despedimos de él", dijo Zuma, quien calificó al icono de la lucha contra el apartheid como un "padre" para la nación. "Siempre te amaremos Madiba", agregó en su mensaje televisivo, en referencia al nombre del clan del exlíder sudafricano.
La muerte de "Madiba" generó un duelo inmediato en muchos países, pero la reacción más emotiva fue la de sus conciudadanos, que se reunieron por centenares frente a su casa del barrio de Hougton. En algunos lugares de Sudáfrica, la gente despedía a su amado líder bailando y cantando.
El presidente estadounidense Barack Obama alabó a Mandela como "uno de los hombres más influyentes, valerosos y profundamente buenos" del mundo. "Él ya no nos pertenece, pertenece a la historia", dijo Obama en la Casa Blanca. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, destacó la vida "ejemplar" que tuvo el expresidente sudafricano. La Asamblea General de la ONU guardó un minuto de silencio.
Los funerales oficiales de Mandela tuvieron lugar el día 10, en el estadio de Johannesburgo. Uno de los principales oradores fue Obama, quien llegó a Sudáfrica acompañado por sus precedesores George W. Bush y Bill Clinton.
Obama describió a Mandela como un "gigante"de la historia, cuya lucha, dijo, lo inspiró a él de manera personal. En un gesto de gran simbolismo, el mandatario estadounidense tendió la mano a su homólogo de Cuba, Raúl Castro, en un saludo histórico que fue visto como un homenaje al espíritu de reconciliación que encarnaba Mandela. El funeral, sin embargo, tuvo un aspecto ingrato, pues el traductor al lenguaje de los sordos de los mensajes pronunciados en la ceremonia, Thamsanqa Jantjie, perdió la coherencia y utilizó signos incomprensibles. De hecho, el director nacional de la Federación de Sordos de Sudáfrica, Bruno Druchen, denunció que Jantjie era un intérprete falso, que no conocía el lenguaje de los sordos y que se estaba inventando los signos.
Celebrada en un día lluvioso, a la ceremonia fúnebre asistieron 90 jefes de Estado, entre ellos el presidente de México, Enrique Peña Nieto, y miles de sudafricanos que desde tempranas horas se formaron para tener un lugar en el estadio de Johannesburgo. El cuerpo de Mandela fue llevado luego a Pretoria, recibió el último adiós de miles. Finalmente, el día 15, los restos de Mandela fueron llevados a Qunu, su aldea natal.
