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'Fueron días de tensión'

ZAPATISTAS RECUERDAN LO QUE VIVIERON HACE 20 AñOS

Subcomandante. En la imagen se oberva al subcomandante Marcos, que siempre iba acompañado por los mayores Moisés y Tacho.

Subcomandante. En la imagen se oberva al subcomandante Marcos, que siempre iba acompañado por los mayores Moisés y Tacho.

AGENCIA REFORMA

Flor de María Pedrero recuerda que los días de enero de 1994, cuando el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) se alzó en armas contra el Gobierno, fueron de mucha tensión, incertidumbre y miedo.

Cuenta que desde la ventana de su casa ubicada en la avenida Guadalupe Victoria -ahora convertida en hotel- y a un par de cuadras de la emblemática Plaza de La Paz, vio pasar armados a hombres, mujeres y niños.

La mujer de más de 60 años dice que antes ya había recibido llamadas de familiares y amigos que la alertaron de la presencia de guerrilleros en esta ciudad. Pero no les creyó hasta ver a los encapuchados y escuchar en la radio los reportes.

En esa ocasión, los rebeldes tomaron la Alcaldía y saquearon algunos negocios, principalmente tiendas de abarrotes y farmacias, como también lo hicieron en los municipios de Ocosingo, Altamirano, Oxchuc, Huixtán y Las Margaritas.

Por dos semanas, junto a su esposo y sus tres hijas, se atrincheró en la casa que le heredó su madre, mientras que en las calles se enfrentaban los zapatistas con el Ejército.

La comida se racionó porque los negocios cerraron y los insumos no ingresaban a la ciudad debido a los bloqueos carreteros.

"No había forma de salir ni entrar a la ciudad. Todo mundo se encerró. Los negocios estaban cerrados, fueron días de tensión, de incertidumbre".

A partir de las 6 de la tarde de esos días, narra, la gente no salía de sus casas por el "toque de queda" que se había instaurado, y aunque sabían que los zapatistas no atacaban a los civiles el temor eran los enfrentamientos que se daban con el Ejército.

 CONSERVA UN ÁLBUM

En tanto, César Flores tiene ahora 50 años. En su buró guarda un álbum que para él vale oro molido.

En 14 fotografías recuerda el alzamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) hace 20 años.

En una de ellas tomó de cerca al subcomandante Marcos, en La Garrucha.

También, presume, saludó de mano a los brazos derechos del líder zapatista, los mayores Moisés y Tacho.

"Yo soy de aquí, de San Cristóbal, pero viví en Palenque porque allá me casé y me dediqué al traslado de turismo; luego me divorcié porque mi esposa tomaba mucho, así que me regresé a San Cristóbal. Apenas llegué en diciembre de 1993 y a los pocos días comenzó la guerra", platica.

César, conocido en esta ciudad como "El Coleto", pasó del traslado de turismo a llevar a periodistas internacionales y nacionales a la zona de conflicto.

"Yo vi como los aviones del Ejército bombardearon el cerro, duro, cada fregadazo partía los árboles en dos", recuerda al tiempo que señala parte de la montaña conocida como El Corralito.

Ocosingo trae su mente el peor recuerdo. Más en un lugar denominado Las Ruinas de Toniná.

"Un joven que se moría de cruda quería cruzar la calle para tumbarse una cerveza; su esposa, una joven muy bonita, le suplicaba que no cruzara porque estaba el tiroteo, pero éste se cruzó, y a media calle cayó de la ráfaga que le acomodó el Ejército. Me impactó mucho, se me enchina el cuero de recordarlo", dice.

"Los zapatistas, en cambio, invadieron ranchos y tomaron ganado. Ahí mismo vi como los destazaban, se llevaban la cabeza, las patas y el tronco, todo en pedazos aún sangrando".

Muchos de esos ranchos, asegura el hombre, ya no fueron devueltos a sus dueños y sí ocupado por los rebeldes.

A veinte años de ser testigo del alzamiento zapatista, "El Coleto" ya percibe a un EZLN disminuido.

"Está muy calmado (el zapatismo). Yo pensé que con las reformas que se aprobaron Marcos iba a reaccionar, pensé que iba a haber un golpe de Estado o un desmadre. No hay nada, sólo comunicados", lamenta el ahora taxista.

"En esos años yo estuve cerca de ellos, de los zapatistas, yo le vi la cara a Marcos, cuando comía. En La Realidad. A las mujeres y también, encapuchadas con sus uñas muy pintadas, ahora no se les puede ni ver".

El zapatismo trajo tragos amargos para otros.

Don Arturo, abarrotero del mercado de José Castillo, saqueado por zapatistas en 1994 para llevar alimentos a sus comunidades, no tiene buenos recuerdos del alzamiento rebelde.

"Soy antizapatista, no coincido con ese movimiento, a mi negocio no le pasó nada porque cerré apenas supimos de la guerra, pero a mucha gente afectaron.

"Ahora, todos los indígenas aprovecharon eso porque invadieron las calles de San Cristóbal para vender sus productos", manifiesta el comerciante, quien observa a decenas de chamulas afuera de su negocio.

"Ese año (1994) muchos ganaron y muchos perdieron", expresó el tendero.

Demandan reforma indígena

La vicepresidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, la perredista Aleida Alavez Ruiz, afirmó que una reforma constitucional en materia de los derechos indígenas, debe ser consensuada con dichas comunidades y representantes. Ante el anuncio de que el Ejecutivo federal presentará una iniciativa de reforma constitucional en esta materia, la legisladora convocó a los pueblos indígenas y a sus organizaciones a exigir una consulta libre e informada para que sus demandas sean incorporadas en cualquier reforma a la Ley Indígena .En un comunicado consideró que en la consulta deberán participar los involucrados, que incluye al Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y las diversas organizaciones nacionales indígenas que se mantienen en resistencia, porque nadie mejor que ellos conocen las verdaderas necesidades de los pueblos originarios. La diputada federal del Partido de la Revolución Democrática (PRD) explicó que el Convenio 169 de la OIT señala que ante cualquier decisión legislativa o de política pública debe abrirse un proceso de consulta previa, libre e informada con los pueblos indígenas, pues no hacerlo carece de legitimidad.

Movimiento cambió conductas

A casi 20 años de la aparición del Ejército Zapatista, los pueblos indígenas son una manifestación viva, el movimiento trascendió las fronteras del país, está vigente y es respetable, manifestó Juan Carlos Cal y Mayor Franco.

El director del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes (Coneculta) indicó en entrevista que desde entonces ha cambiado la visión y el respeto hacia los grupos indígenas, hacia las culturas.

El movimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), continuó, nos cimbró a los chiapanecos y nos obligó a cambiar conductas, a establecer una nueva relación de los gobiernos y la sociedad hacia los pueblos originarios. Consideró que evolucionó y revolucionó la conciencia de la sociedad, la visión y la atención de los organismos internacionales y los tratados internacionales, pues nos hizo volver a ver con respeto y valorizar a las culturas indígenas. Afirmó que el movimiento zapatista sirvió de mucho en el país y para mucho, puesto que generó un cambio de actitud, de conducta de la sociedad, exigió atención y su reclamo es que las comunidades siempre querían paz mediante la solución a sus demandas sociales.

Urge restaurar diálogo

El obispo Felipe Arizmendi Esquivel consideró que sería trascendental para el desarrollo de los indígenas que se reinicie el diálogo entre EZLN y las autoridades, suspendido hace más de 14 años.

En entrevista en la curia diocesana, planteó que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) no sólo subsiste, sino que existe y es una "fuerza viva" que lucha por consolidar sus autonomías para demostrar que es posible organizarse y salir adelante".

Indicó que el EZLN decidió consultar a la ciudadanía y se dio cuenta del rechazo a la violencia, razón por la que ya no usa las armas, pero el grito "¡ya basta!" sigue teniendo su valor porque aunque hay progresos en Chiapas, las condiciones de pobreza no se han superado.

"Llevó 23 años en Chiapas y he visto muchos avances en servicios; sin embargo, todavía tenemos muchas comunidades donde faltan los servicios de educación y salud, que son básicos", refirió. Arizmendi Esquivel hizo un balance de los logros de los indígenas y dijo que el movimiento despertó la conciencia del país y de la gente para que voltearan los ojos a esta zona marginada.

Alistan festejos bases zapatistas

Bafles, tambora, guitarrones, mesas, sillas y alimentos entran a la base zapatista de este municipio.

En la víspera del vigésimo aniversario de la irrupción del EZLN, en este sitio, donde oriundos aseguran que estará el subcomandante Marcos en los festejos, es una de las sedes de la denominada "escuelita", que recibe a decenas de interesados en entender autonomía indígena. Una mujer, con un pañuelo rojo que le cubre el rostro, es la vigilante principal de una de las Juntas de Buen Gobierno.

Abre las puertas a las camionetas cargadas de fruta, verduras y granos. También cables y luces, tablones para sentarse y más cobijas.

Mujeres mandan a hombres por leña para mantener vivo el fogón que mantiene el hervor de frijoles, lentejas y papa.

Cuatro hombres bajitos con pasamontañas, uno de ellos con las siglas EZLN en rojo en la frente y quien manda a los otros tres, controla el acceso a pueblo rebelde. Pregunta a los visitantes nacionalidad, grado de estudios, organización a que pertenece, nombre y número de veces que ha asistido a este lugar. "Para todos todo. Nada para nosotros. Municipio autónomo rebelde zapatista", se lee en la tabla colocada en el acceso a Oventic.

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Escrito en: EZLN

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