General Domingo Arrieta León.
(Segunda y última parte)
Al llegar a la ciudad de Durango, el general Domingo Arrieta se preocupó por brindarles hospedaje y alimentación por espacio de cuatro meses, a los ocho mil evacuados de Torreón, con las dificultades que son de imaginarse. En el archivo del general Domingo Arrieta, se encuentra una hoja suelta color amarillo, con el estrujante corrido intitulado Tristes lamentos de los padres y madres con sus inocentes criaturas, que se refiere a aquella evacuación, compuesto por quien se firma Alerav Onemolif, que es un claro anagrama de Filomeno Varela, fechada en la ciudad de Durango en 1913.
El autor redactó como preámbulo o introducción, una explicación de los hechos. Su inspiración rimada se versifica en trece cuartetas:
Tristes lamentos de los padres y madres con sus inocentes criaturas
La pluma se resiste a describir la dolorosa peregrinación, de millares de familias que violentamente tuvieron que salir de Torreón donde se encontraban ya todas las familias de Parras de la Fuente, de Viesca, de Matamoros Laguna, de San Pedro de las Colonias, de Ciudad Lerdo, de Gómez Palacio, y además de todos los ranchos inmediatos, y todos tuvieron que salir al aproximarse los esbirros del traidor y asesino Victoriano Huerta, porque estos degenerados que no merecen ni el nombre de mexicanos roban cuanto encuentran a su paso y asesinan sin compasión, a indefensas mujeres, a débiles ancianos y a inocentes criaturas; por lo que aprovechando los elementos de salvación que los dignos Jefes del Ejército Constitucionalista les proporcionaron, los que sucesivamente al grandiosísimo número de gente fueron insuficientes pues ni las locomotoras de gran potencia pudieron mover el gran número de carros que venían cubiertos de gente tanto por dentro como por fuera por lo que tenían que dejar muchos carros en el camino para volver después por ellos; pero mientras, tuvieron que pasar estas familias días y noches enteras a la intemperie del crudo invierno, y las más familias, por la premura del tiempo dejaron todo lo que poseían y carecían de abrigos y al mismo tiempo de alimentos y de agua, por lo que los corazones más insensibles se conmovían al ver a las inocentes criaturas llorar de hambre, de sed y de frío y a sus afligidas madres derramando sus lágrimas al darles el pecho, lo que venía a hacer más triste la situación, porque las inocentes criaturas no encontraban ningún alimento, lloraban más y más, porque estas afligidas madres tampoco lo habían tomado. En medio de estas penalidades y sufrimientos, se pasaron varios días los que parecieron siglos interminables; pero eso es nada, comparado con lo que les pasó en Torreón a los que no pudieron salir, pues fueron asesinados cobardemente; primero por los científicos que al aproximarse los federales a la población empezaron a hacer fuego desde los balcones de sus casas sobre la gente pacífica sin contar los innumerables asesinatos que se cometieron después de la entrada de los esbirros y sanguinarios defensores del traidor Victoriano Huerta, los que recibieron de tres a cuatro millones de pesos por sus sanguinarios asesinatos, por lo que el numeroso convoy fue más feliz pues al llegar a Pedriceña allí encontró artículos de primera necesidad en gran abundancia, que tenía allí nuestro Gobierno los que fueron repartidos gratuitamente, lo mismo que al llegar a Durango, allí encontró un amplio comedor público donde todo el que se presentaba se le daba de comer, y al mismo tiempo un aviso en el lugar más visible de la estación invitando a todos los que carecieran de elementos para vivir que ocurrieran al Cuartel General para proporcionárselos lo mismo que domicilio; y aquí vemos la diferencia que hay de un Gobierno Democrático emanado del pueblo, que le da garantías al pueblo y le ayuda en sus urgentes necesidades; con un Gobierno autócrata emanado de los científicos que ultraja al pueblo, que roba al pueblo y que asesina cobardemente al pueblo. Para terminar, diremos que entre el mismo convoy se sorprendió a un infame criminal que entre las estaciones de Chocolate y Trinidad, colocaba bombas de dinamita sobre la vía para volar alguno o varios trenes, lo que habría ocasionado una horrorosa catástrofe, pues habrían muerto innumerables familias por lo que fue pasado por las armas inmediatamente.
ERA TRISTE Y DOLOROSO
VER A LOS NIÑOS LLORAR
Y A SUS AFLIGIDAS MADRES
QUERIÉNDOLOS CONSOLAR.
Porque lloraban de hambre
también por el fuerte frío
pues todos carecían:
de alimentos y abrigo.
Y también la ardiente sed,
cruelmente las devoraba,
pues ni una gota de agua
en el desierto se hallaba.
Los hombres desesperados
las quebradas recorrían,
y al no encontrar el líquido
sus lágrimas se bebían.
Y también los alimentos
que sus hijos les pedían,
por más que los rebuscaban
nada, nada conseguían.
Y volvían al triste llanto
alzando su vista al cielo,
y pidiéndole a Dios
que les mandara el consuelo.
Los corazones más duros
a compasión se movían
porque lamentos muy tristes
por doquiera se ollían.
También movía a compasión
ver muchos hijos cargando
a sus padres muy enfermos
y sus lágrimas derramando.
Sólo los malditos ricos
que todo esto han causado,
por su maldita ambición
mucho se han alegrado.
Son enemigos del pobre
después que se han hecho ricos
robándole su trabajo
Esos malditos científicos.
Compran infames traidores
como son Huerta y Orozco,
y de otros muchos infames,
como jefes los han puesto.
Pero Dios que es justiciero
los tiene que castigar
y los trabajos del pobre
también los ha de premiar.
Con su maldito dinero
parque y armas han comprado
y al Gobierno usurpador
todo se lo han entregado.
Ciérrese el telón, con el voto de gratitud, firmado por el Presidente Interino de Torreón Guadalupe Barrera, que obra en el Archivo del general Domingo Arrieta León:
Voto de Gratitud
En nombre del pueblo de Torreón, preferentemente en el de los emigrados de esta ciudad y en el mío propio, hago votos de Gratitud y de confianza para el C. Gobernador del Estado Ing. Pastor Rouiax, para el C. Jefe de las Armas Gral. Domingo Arrieta, para todas las honorables personas que ya en su carácter de autoridad, o bien como particulares, ayudaron de una manera eficaz y desinteresada y altruista, a proteger, de diversos modos, a la inmensa cantidad de personas que salidas de sus hogares, y encontrándose muchas de ellas en circunstancias aflictivas recibieron una protección decidida y franca por espacio de cuatro meses. Tal proceder es el resultado de sentimientos magnánimos y justicieros, y semejante actitud, sólo es recompensada fiel y dignamente por las innumerables y gratas palpitaciones de imperecedera gratitud que agitan y agitarán constantemente a todos los corazones al recuerdo de estos derrochamientos de humanitarismo.
Presidente Municipal Int. de Torreón
GUADALUPE BARRERA.
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