'Contagia' Santa el espíritu navideño

Santa Clós no pude ocultar su felicidad cuando se le acercan los niños. Disfruta escucharlos y hasta regañarlos. Detrás de la barba blanca y los lentes sin espejuelos, está Javier Martínez Villegas quien cada año disfruta usar el traje rojo y las botas negras.

En la calle Cepeda de Torreón, justo frente a un negocio de bisutería, está la silla dorada del imponente Santa. El "Jo jo jo" se escucha por toda la calle, los transeúntes se detienen a verlo y algunos niños buscan sentarse en su regazo.

Javier y su primo diseñaron el traje que aunque pica un poco le satisface usarlo. Ellos tienen un ingreso extra en Navidad gracias a los niños que se toman fotografías por sólo 40 pesos.

 JUGUETES TECNOLÓGICOS

Tiene más de tres años que se disfraza de Santa Clós, en ese tiempo ha escuchado todo tipo de peticiones. Últimamente todos los niños piden celulares, computadoras, tablets y consolas. Pocos son los que desean tener muñecas o juguetes tradicionales.

"Si el papá puede o no puede comprarles el juguete, cuando es muy caro, pues para no quitarles su ilusión yo simplemente les digo que tal vez puede que se las lleve porque tienen que acordarse de que hay muchos niños en el mundo y también necesitan regalo".

Cuando el Santa Clós lagunero tiene a los niños en su regazo les pide que tengan un buen comportamiento, sobre todo con sus padres, aunque él recuerda que cuando era niño era igual de travieso.

"Lo primero que les digo cuando vienen es que se porten bien, que le hagan caso a sus padres y se porten bien en la escuela para yo poderles llevar sus regalos. Si no se portan bien pues no habrá nada".

Los adultos también piden regalos y no precisamente celulares o computadoras, cuenta Javier que llegan las muchachas a pedirle novio.

"Hay señoras que vienen y piden muchachotes muy buenotes, les digo que sí se los voy a mandar pero con un kilo de jabón para que les lave toda la ropa".

Javier dice que para usar el traje de Santa se necesita entrar en personaje. Asegura que no cualquiera puede portarlo.

"Tenemos hijos y ya sabemos cómo recibir a los niños y cómo hablarles. Cuando uno es padre es más fácil atenderlos. También tenemos compañeros que usan el traje y no tienen hijos, entonces nos piden consejo".

Para ser Santa hay que volver a ser niño. Confesa que él se divierte tanto o más que los niños.

"Que aprendan a tratar a un niño, que se acuerden cuando eran niño y qué era lo que quería. Así él va a saber tratar a los niños que más quieren a Santa".

TRAVESURAS A SANTA

Pero no todo son peticiones, fotografías y sonrisas. Hay niños que llegan a jalarle las barbas, patearlo y hasta a insultarlo.

"Pues son niños, nosotros comprendemos. Les hablamos bonito y les explicamos que hacer eso está mal y tienen que respetar a Santa. Hay niños que ya están más grandecitos y andan diciendo hasta maldiciones".

El problema, dice Javier, es que cuando regaña a los niños por decir groserías, ellos justifican que todos los adultos también lo hacen.

"Es lo malo que los grandes le enseñan a los chicos y no debe ser así. Porque los niños luego luego dicen que los adultos dicen groserías. Los grandes deben portarse bien para que los niños crezcan con la inteligencia y sabiduría".

Para calmar a los más traviesos, Javier, toca una campana plateada. Asegura que de inmediato los niños responden al sonido.

"Mi campanita manda felicidad a todo mundo, nomás les toco la campana y empiezan a sonreír".

Los hijos de Javier Martínez presumen que su papá es Santa Clós.

"Todos los días llego a mi casa disfrazado, mis hijos son muy felices. Les platican a sus amigos".

Pero cuando no es Navidad y Javier tiene que salir por el sustento, trabaja como vendedor en los estadios.