Cientos de miles de peregrinos que caminaron horas para llegar y tuvieron que esperar formados entre dos y cuatro horas para poder ver aunque sea unos segundas a la Virgen del Tepeyac. (Notimex)
En el 482 Aniversario de las Apariciones de Santa María de Guadalupe, el rector de la Basílica de Guadalupe, Enrique Glenie Graue; pidió orar por la paz, perdón recíproco y unidad de todo el continente americano, en especial de México, que "está plagado de males".
Recalcó que este país requiere de unidad y misericordia; pues "está plagado de males, entre ello, el acoso del crimen organizado; la corrupción; miles de familias condenadas al hambre y a una pobreza degradantes,”
Así como “secuestros infames, divisiones entre los pueblos; asesinatos de niños en el seno de sus propias madres; extorsiones; y a ello se suman devastadoras catástrofes naturales".
Con ello, admitió el rector de la Basílica de Guadalupe, aparece un panorama demasiado negativo y hasta desolador; si además, le añadimos las carencias y enfermedades que aquejan a una grande porción de nuestro pueblo.
De acuerdo a Glennie, todo este sufrimiento provoca que numerosas personas vivan como si Dios no existiera, sobre llevando un inevitable vacío de sentido en su vida; a partir de ello, el hombre se deshumaniza, cuando se pierde la clemencia, la compasión, el altruismo y el perdón recíproco.
Ahí, acotó, "campean a sus anchas el egoísmo y la indiferencia ante el prójimo; y las relaciones humanas se convierten en mero intercambio económico; el dinero y el poder entonces, se vuelven los valores supremos".
Ante todo este panorama, la única respuesta viable es la misericordia, es decir, tener un corazón por los pobres, sentir afecto por los pobres; la misericordia es la actitud que supera el egoísmo y el egocentrismo; no poner solo el corazón en uno mismo, sino en los demás, en especial junto a los pobres y afligidos.
Contra toda lógica humana, los pobres, los afligidos, los no violentos, los misericordiosos y perseguidos son llamados bienaventurados; sin embargo la misericordia es confundida con frecuencia con debilidad y muchos prefieren rendirse.
Ante cientos de miles de peregrinos que caminaron horas para llegar y tuvieron que esperar formados entre dos y cuatro horas para poder ver aunque sea unos segundas a la Virgen del Tepeyac; el rector del santuario cuestionó “¿a dónde vamos a parar sino luchamos contra la injusticia; si no existiera el perdón, si de cada injusticia nos desquitáramos con una nueva injusticia y si a cada agresión respondiéramos con otra agresión?”.
Por ello, instó a los fieles a afrontar con valentía el reto de la misericordia. Se trata de empezar de cero a pesar de las heridas, es el único camino posible para un futuro nuevo en común para nuestra patria.
Refirió que María de Guadalupe desde el principio, reconcilió y unió a dos pueblos antagónicos y manifestó su misericordia con el pueblo derrotado; así María es signo de que el poder del mal y del pecado no pueden frustrar el plan divino de salvación para la humanidad.
Ante las circunstancias de nuestro pueblo, María se presenta como un nuevo modelo de una nueva cultura de la misericordia en la sociedad; esta misericordia como don divino es también tarea de nosotros los cristianos; lo que nos ha sido regalado por Dios nosotros lo debemos regalar a otros.
