El Instituto Nacional de las Mujeres llamó a la Cámara de Diputados a aprobar la reforma al Artículo 41 de la Constitución, para establecer la paridad en candidaturas a senadurías, diputaciones federales y locales, como la aprobada en el Senado de la República, luego de una lucha de más de 160 años.
“Se trata de un avance fundamental y tenemos que hacerlo realidad en otros ámbitos”, expresó la secretaria Ejecutiva de Inmujeres, Marcela Eternod Arámburu, luego de coincidir con expertas en el tema.
En este sentido, las mujeres están aún muy lejos de la equidad en todos los ámbitos de la vida a que tienen derecho. “No menos ni más, lo mismo”, señaló durante el evento Una mirada a la ciencia, tecnología e innovación con perspectiva de género: Hacia un diseño de políticas públicas.
En la Universidad del Claustro de Sor Juana, donde se realiza este evento, la coordinadora general del Foro Consultivo Científico y Tecnológico, Gabriela Dutrénit, destacó los avances legislativos que ponen a México a la vanguardia en el continente americano.
“Pero para observar resultados en la vida cotidiana se requiere atender ahora el diseño de políticas públicas y su implementación, así como sentar las bases para poder evaluar logros a corto, mediano y largo plazos”, expuso.
Asentó que las mujeres se han introducido paulatinamente en campos masculinos, como medicina e ingenierías, pero están concentradas en carreras asociadas a los roles sociales que se les asignan por su sexo, lo que significa que tengan poca presencia en varias de las carreras relevantes al sector ciencia, tecnología e innovación.
En su oportunidad, Carmen López-Portillo, rectora de la Universidad del Claustro de Sor Juana, recordó que el Global Gender Gap Index introducido por el Foro Económico Mundial es el marco de referencia para dimensionar la magnitud de las disparidades de género y se sostiene en cuatro categorías.
Detalló que las categorías corresponden a la participación y oportunidades económicas; acceso a la educación; Salud y sobrevivencia y empoderamiento.
De los 135 países considerados en este índice, mencionó, México se encuentra en el 113 en cuanto a participación y oportunidades económicas para las mujeres, por debajo de El Salvador, Honduras, Ecuador y Etiopía.
En cuanto al acceso a la educación en el 69, debajo de Venezuela y Colombia; en salud en un buen lugar y en participación política en el 48, indicó.
En términos generales y a nivel mundial en este ranking México se encuentra en el lugar 84 y de los 26 países de América Latina y el Caribe estamos en el 20. “Es evidente que todavía nos falta mucho, muchísimo, para revertir esta tendencia”, aseveró.
Iris Santacruz, directora general académica de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, sostuvo que la equidad de género es una condición necesaria para el desarrollo científico y tecnológico de toda sociedad moderna.
Mencionó que datos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología del 2012 señalaron que la distribución de miembros del Sistema Nacional de Investigadores en el área de Humanidades y Ciencias de la Conducta era prácticamente igual entre hombres y mujeres.
Ligeramente con mayor presencia masculina, 55 por ciento, en el área de medicina y ciencias de la salud. Pero en áreas como ingeniería o ciencias físico-matemáticas y de la Tierra la proporción era de una mujer por cada cuatro hombres.
Si se analiza más a detalle, en el nivel III del Sistema Nacional de Investigadores, las brechas se ensanchan, pues en estas mismas áreas de ingeniería y física la relación es de uno a 20 para la primera y de una a 10 para la segunda entre hombres.
La rectora de la Universidad Autónoma Metropolitana campus Xochimilco, dijo que en este momento urge atender la violencia hacia la mujer, que se arrastra a lo largo de la historia y que permanece incluso en grupos universitarios.
Advirtió que sabe de la experiencia cotidiana que todavía las alumnas son agredidas por sus parejas o sus novios. “Y ruegan a la autoridad para que no se les apliquen sanciones cuando ellas son golpeadas o violentadas, porque tal vez, ellas tuvieron la culpa de provocarlo”.
En las universidades, estableció, hay la necesidad de no abandonar los rezagos de la perspectiva de género, especialmente en lo relacionado con la desigualdad y la violencia, y atendamos los de la era del conocimiento.
