Con la sede del Senado de la República blindada, el rechazo del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y en medio de protestas de simpatizantes de la izquierda, en la Cámara Alta se discutirá la Reforma Energética, conocida como "la madre de todas las reformas".
Senadores del PRI y el PAN trabajan desde ayer en la elaboración del dictamen de la reforma, con la que se pretende abrir el sector energético al capital privado. El documento podría ser aprobado a más tardar mañana viernes por las comisiones unidas.
El senador David Penchyna (PRI), presidente de la comisión de Energía, informó ayer que el dictamen estaba casi listo y que de aprobarse hoy o mañana en comisiones, la discusión en el pleno sería el domingo o el lunes.
En contraste, la bancada del PRD en el Senado anunció el envío de cartas a diversas empresas, legisladores y autoridades de otros países para advertirles sobre "los riesgos" de la Reforma Energética y de invertir en Petróleos Mexicanos.
En las misivas explican que "los hidrocarburos son propiedad de la nación y ella mantendrá en todo momento el dominio directo sobre ellos".
También, simpatizantes del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) que lidera Andrés Manuel López Obrador, actualmente hospitalizado, realizaron ayer un "cerco" en el Senado para protestar contra la "privatización del petróleo".
Por su parte, el coordinador de la bancada priista, Emilio Gamboa, aseguró que "nada detendrá a la Cámara Alta en su decisión de aprobar la Reforma Energética".
Alrededor de tres mil 500 policías de distintas corporaciones, más de mil 200 metros de vallas metálicas y un vehículo antimotines conforman el dispositivo de seguridad de la sede del Senado de la República en donde se discutirá el futuro del sector energético mexicano.
