Pequeños devotos de la Guadalupana

Ángeles Melissa Leyva Jara tiene once años, va en sexto de primaria y asegura sentir una gran devoción por la virgen morena. Ella es danzante desde que tenía 3 años en el Grupo Guadalupana, "la virgen cumple milagros, le pides algo y tarde o temprano te lo hace", asegura.

A la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe en Torreón llegó Ángeles Melissa junto a su madre, fue ella quien le compró el traje y asegura sentirse muy orgullosa de hija. Ambas peregrinaron y le pidieron a la virgen por la salud de toda su familia.

Para la joven danzante hacer el recorrido es una sensación inexplicable, es tal su devoción que cuando entra al templo dice que no puede dejar de sonreír. Ella sueña con que toda su familia sienta lo mismo que ella experimenta al mover sus pies y hacer sonar el guaje.

"Quiero que mis hijos también sean danzantes porque quiero que crean en la virgen y no anden de cholos y así en la delincuencia".

Hace unos meses la madre de Ángeles Melissa fue diagnosticada con una enfermedad en la cara, lo primero que vino a la mente de la niña fue pedirle a la Virgen de Guadalupe.

"Le pedía a la Virgen que si por favor podía curar a mi mamá de su enfermedad de la cara y la curó, era una enfermedad facial".

Apenas tenía 3 años se inició como danzante, se ubicaba en una de las filas, pero a ella no le gustaba y se aferró a ser capitana del Grupo Guadalupana.

"Se siente muy bonito cuando toda la gente te está viendo, ya tengo práctica y no me equivoco. Lo que más me gusta es ser capitana".

Ángeles Melissa es una de las capitanas del grupo, explica que conoce a la perfección casi todos los pasos.

"El paso más fácil es cuando haces el de uno y el más largo que trae varios pasos, es el más difícil, pero si lo practicas mucho te lo aprendes".

 TAREAS PENDIENTES

Como los ensayos del Grupo Guadalupana son toda la semana, Ángeles Melissa, no pudo ir, justo una semana antes de la peregrinación.

"Me retrasé en algunas tareas, le dije a mi profesor que fue por la danza y me dijo que estaba bien y me dio chanza para hacer la tarea. Me faltó de Matemáticas y Ciencias Naturales".

A Ángeles Melissa lo que más le gustan son los experimentos de la clase de Ciencias Naturales, le encantan las plantas y sobre todo los perros.

"Cuando sea grande quiero ser veterinaria, me gustan mucho los perros porque se me hacen bonitos. Tenía una perrita que se enfermó y luego se murió, por eso quiero ser veterinaria".

Gonzalo Castañeda Silva no había estudiado para su examen de Matemáticas, lo presentó y al día siguiente sacó diez. Para él fue un claro milagro de la Virgen de Guadalupe.

"Lo mejor de danzar es que le danzas a la virgen", dice Gonzalo, quien va en tercer año de primaria en el Colegio América.

Tenía siete años cuando su madre lo llevó a danzar por primera vez. Pero el inicio no fue fácil, al cabo de varios meses de ensayos logró memorizar algunos pasos.

"Es difícil aprenderlos", explica Gonzalo, al principio fue complicado coordinar los pies y José Alejandro Rivas parecía hacerlo muy rápido. Él enseñó a Gonzalo y a un grupo de hombres y mujeres que practican en la calle Morelos.

A sus 8 años Gonzalo ya tiene en su haber dos peregrinaciones, ambas fueron concluidas exitosamente. Y es que este año, pese al aire frío que se mezcló con la intensidad de los rayos del Sol, terminó la peregrinación.

ENSAYOS

Él ensaya lunes, martes y viernes de 8:00 a 9:00 de la noche, según Gonzalo hasta ahora no ha faltado con sus tareas en el colegio.

"En la escuela no saben que voy a danzar", explica que nadie le ha preguntado y por eso no ha dado detalles de su gusto por ser danzante.

Luego de los ensayos a Gonzalo le gusta ver las caricaturas, en general los programas de televisión, aunque su madre lo manda temprano a dormir.

El traje completo se lo compró su mamá, a él y sus otros dos hermanos que también pertenecen al grupo de danza. El traje completo está compuesto de: Penacho, mantos, nagüilla, huaraches, camisa, arco y guaje.

 DANZA CON SUS HERMANOS

Su madre lo acompañó durante la peregrinación. Ella estuvo atenta a que no se le cayera el penacho o tuviera algún malestar durante su danza.

A Gonzalo le da mucha comezón el penacho, le pica en la cabeza y siente ganas de rascarse. Al final de la peregrinación ya no podía usarlo. Tampoco los huaraches de cuero que le apretaban arriba del talón.

"Me lo quito y me rasco, es que ahorita ya caminé desde el Bosque. Nada más me lo levanto y me rasco".

Tal vez Gonzalo sea danzante profesional, al menos es lo que le gustaría hacer cuando crezca, además de combinarlo con la Ingeniería en Sistemas.

A sus 10 años Gerardo Galván Loera aprendió a danzar. Fue apenas hace cinco meses cuando planeó con su hermano mayor entrar a la danza del Fraccionamiento Ana y asegura que ha sido una gran experiencia para él.

"La danza estaba cerca de mi casa. Me gustó como danzaban y que iban a diferentes partes a danzarle a la Virgen de Guadalupe y a San Judas".

Con sólo mirar, Gerardo aprendió los pasos, relató que antes de entrar al Grupo San Diego los veía como se movían y cuando llegaba a casa buscaba imitar los pasos, "casi no fue difícil, nomás viendo aprendes".

Cuando Gerardo y su hermano de 13 años fueron aceptados al grupo, les pidieron cumplir con todo lo necesario. Desde la vestimenta, hasta asistir puntualmente a todos los ensayos, "nosotros ensayamos de lunes a viernes, pero si hago las tareas de la escuela".

Gerardo que no ha fallado a ningún ensayo y tampoco con las tareas de la escuela, dice con seguridad. Él estudia el quinto grado en la Escuela Primaria situada en en el Internado Ciudad de los Niños A. C.

 NERVIOS AL DANZAR

Gerardo danza en una de las columnas, mira con detenimiento los pasos de los capitanes, se trata de los jóvenes mayores que les dicen como danzar y les dan consejos para hacerlo bien.

Todos los integrantes del Grupo San Diego usan un manto amarillo en la cabeza, camisa color café y la nagüilla del mismo color del manto. Su nagüilla está delicadamente bordada de lentejuelas de colores en la cintura, en la parte baja llevan a la Virgen de Guadalupe y junto a la imagen dos grandes rosas.

El día que de acuerdo a la calendarización de la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe en Torreón les tocó peregrinar, Gerardo y su hermano se levantaron muy temprano. Según relató su madre estaba muy emocionado porque sería la primera vez que peregrinarían como danzantes.

"Se sienten muchos nervios, cosas y también cansancio. Es que te da miedo que te puedas equivocar y que la gente te vea".

 VIRGEN MILAGROSA

Para Gerardo el mayor milagro que le ha cumplido la virgen es poder tener a su familia unida y siempre feliz.

"Yo le pedí a la virgen de que los cuide mucho", dice que por eso le ofreció sus pasos y su cansancio a la virgen morena. La madre de Gerardo les ha explicado que deben danzar con fe y a la Virgen de Guadalupe y a San Judas Tadeo porque ellos pueden cumplirles cualquier milagro.

Al final de la peregrinación en lo único que piensa Gerardo es en comer, su recorrido fue exhaustivo, pues asegura "marcó" muy bien los pasos y los pies le duelen. "Ya quiero comer, porque nada más desayunamos", aseguró el joven creyente.