Columnas Deportes

La Columna de Brizio

EL PARAÍSO

Arturo Brizio Carter

El maestro Luis Nicolín Martínez, catedrático universitario que impartía la clase de Derecho Internacional cuando este humilde servidor cursaba la carrera para convertirse en abogado en la gloriosa Universidad Nacional Autónoma de México, decía que en nuestro país ser extranjero no era una calidad migratoria sino una profesión.

No faltará quien piense que el doctor era un xenófobo contumaz pero la realidad demuestra que así es. En México, con sólo escuchar a alguien que habla "cantadito" o "mocho", le ponemos especial atención, buscamos ayudarle y hasta a la casa lo llevamos con el argumento de "mira mamá, te presentó a fulanito. Es de Colombia", sólo por mencionar a este país hermano.

Nadie investiga a qué se dedica o cuáles son sus credenciales; ser extranjero lo autoriza hasta para salir con la hermana.

El gremio artístico está plagado de ejemplos de personas que han llegado al estrellato en México cuando en su tierra nadie los conocía. Por supuesto que el talento verdadero será siempre bienvenido pero, volvemos a lo mismo, muchas veces es el origen lo que les permite una oportunidad que se escatima o de plano se niega a los paisanos.

Si asiste usted a una exposición, convención o convivencia deportiva organizada por una empresa mexicana, podrá corroborar que las edecanes, algunas francamente espectaculares, son nacidas en Sudamérica y, bueno, en algunas empresas de entretenimiento, conocidas como bar contable, (con table-dance), es imposible que usted se tope con una vecina, amiga o conocida, ya que el talento nacional no es requerido más que para vender los cigarros o cuidar el baño.

Pero donde esta acogida cortesana y servil adquiere tintes patéticos es en el futbol. El futbolista extranjero es recibido con los brazos abiertos y se le tiene la paciencia del santo Job, aunque sea un verdadero bultazo. México es un paraíso para el jugador, independientemente de su calidad o rendimiento.

Para empezar, el elemento foráneo tiene asegurada la titularidad. Luego viene el argumento de la "adaptación", lo que le garantiza ser visto con benevolencia por su directiva y la prensa aunque sea raquítica su producción y, finalmente, si logra trascender, puede solicitar su carta de naturalización, lo que lo llevará a no ocupar plaza de extranjero y, en determinado momento, ser parte de la Selección Nacional.

¡Qué bonito! Además, en momentos de apremio logrará que toda la maquinaria azteca, es decir, los contactos, los favores, los círculos del poder, los cochupos, las transas y las trampas legaloides, abrevien los tiempos y la nacionalidad mexicana se otorgue al chasquido de un dedo, que caray, si lo que está en juego es la majestad de la patria.

Si usted cree que hablo de un futbolista argentino de las Águilas del América, permítame decirle que es un malpensado.

[email protected]

Leer más de Columnas Deportes

Escrito en:

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Columnas Deportes

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 927971

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx