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¡NO!.. ÉL TAMPOCO VA A IR AL MÍO

El Filósofo de Güémez

RAMÓN DURÓN RUIZ

El domingo pasado en la Ciudad de México, tuve un doble regalo de mi Padre Dios; el primero, recibir el grado de Doctor en Tanatología por el Instituto Mexicano de Psicooncología, reconocido por la SEP y el segundo, ser invitado a participar como ponente por el IMPO en el V Congreso Internacional "Tanatología una experiencia Transpersonal".

"La nuevaTanatología, desarrolla holísticamente el potencial del ser humano para transformar la cultura de la muerte" y para ayudar a la familia -o deudos- a aceptar la pérdida, para encontrarse con la verdadera riqueza y trascendencia de la vida."Para mi querido maestro el Dr. Marco Antonio Polo Scott, en la Tanatología del Siglo XXI existen cinco campos:

1.- Tanatología médica. 2.-Tanatología de la intervención, Psicotanatológica, (integral con un enfoque humanista).3.- Tanatología legal.4.- Tanatología pedagógica. 5.- Tanatología social (tanatoantropología).

En este campo de la Tanatología Social, ante prestigiados ponentes y participantes de varios países, expuse mi conferencia: La muerte, sus ritos, mitos, símbolos y sincretismo religioso. Los sabios de los pueblos, que son los abuelos, enseñan los principios de la tanatología que anidad en su rica tradición oral, que se sintetiza en la frase: "Aprender a bien vivir nos ayuda, a aprender a bien morir."

Cuando se es capaz de ver a la muerte desde una visión ontológica, se es capaz de ver más allá de la culminación material de la existencia. Al nacer principiamos a morir. Heidegger decía: "Somos uno para la muerte".

La ontología trata del ser, y la muerte el no ser. Morir es algo ante lo cual el ser humano carece de poder; vivir para trascender si, en la ontología de la muerte, entendemos que lo que muere es la parte física, se trasciende los entretelones del tiempo por la fuerza espiritual que posee el poder del amor.

La paradoja eterna de que vivimos para la muerte, presupone una visión filosófica que nos lleva a enfocarla desde diferentes visiones del saber humano. La muerte tiene un profundo enfoque holístico, en el que el todo determina el comportamiento de las partes.

En torno a ella converge la vida y con ella todas las profesiones y ocupaciones, en la que cada una tiene una visión, una perspectiva diferente, que es reunido en una sola voz: la tanatoantropología.

La tanatoantropología, sirve para que ante el acto indisoluble de la muerte, se analicen los ritos y los mitos, el simbolismo y sincretismo religioso, desde la complejidad y visión cosmogónica de cada pueblo, apoyado en su rico sistema de credos, para enfrentarse al misterio de la muerte.

A la muerte se le tiene miedo, por eso se habla de ella como un acontecimiento ajeno, en la persona del de a lado, en el vecino; hablar de nuestra muerte está prohibido por nuestro ser interior.

Las prácticas tanatoantropológicas están estructuradas para que tengamos un "diálogo fecundo entre la muerte y la vida", para atenuar el duelo y evitar el sufrimiento de quienes sobrevivimos. En conjunto le dan sentido a la vida y ayudan a procesar el duelo, hacen que la experiencia no se racionalice: ¡se viva!, contactan con la muerte, enfrentan la emoción, no la evitan, atenúan lo insufrible que representa la partida y hacen que pase a ser parte de la vida.

En las sociedades tradicionales mientras las mujeres rezan en donde está el féretro y preparan la comida, los hombres afuera charlan, fuman, toman café, vino y ríen, porque el humor desmitifica el poder de la muerte, le quita lo dramático.

El humor tiene una tendencia proyectiva ante el miedo a la muerte, enriquece la parte sabia del cuerpo, trabajando a favor del afligido y de sus acompañantes. El humor ayuda a acomodar el rompecabezas de la vida, suaviza la resistencia al duelo, es una terapia natural que sana los procesos intrapsíquicos.

Reírse es una forma psicológica de desdramatizar la muerte, es un camino para tomar una sana distancia respecto a ella y darse seguridad. "Si no eres capaz de reír con la muerte, no tienes derecho a reír con la vida".

Resulta que el campesino de allá mesmo trabajaba en su parcela, cuando llega su compadre "El Pipo" y le dice:

-Supiste que murió "El Cotico"

-¡Sí, un pela'o muy querido por mí!

-Oye Filósofo ¿y vas a ir a su funeral?

-¡No!.. él tampoco va a ir al mío.

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